viernes, 23 de diciembre de 2011

FIN DE ETAPA


El 2011 llega a su fin, con todas aquellas cosas que suelen desearse y decirse para la ocasión.
La Navidad, el nuevo año, las vacaciones… ¡En fin!, estamos en lo inmediato ante momentos de descanso y reflexión. EL GUARDAFARO también.
Para agregar algo más sobre qué detenernos a meditar en  esos momentos, deposité unas líneas en el rincón de siempre. En ese que he llamado “PARA PENSAR…


¡¡¡ Chau a todos; hasta el 2012 !!! Nos reencontraremos renovados en febrero…
(Si Dios y ustedes así lo quieren)

martes, 20 de diciembre de 2011

LA TIERRA QUE ENTUSIASMA (Parte IV)


Mucho se ha hecho en materia educativa y mucho es lo que resta por hacer. No obstante su condición de incompleta, la enumeración de la (Parte III) indica lo primero. Y pese a lo hecho en los últimos años nuestro país todavía no escaparía a la realidad latinoamericana que, al parecer, de acuerdo a parámetros internacionales se encontraría encuadrada en lo que la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) considera estado de indigencia educativa. El dato no es oficial, surge del III Foro de Calidad Educativa, organizado recientemente en la Universidad Católica Argentina (UCA) por una Organización No Gubernamental abocada a la mejora de la educación en nuestro país. Y la calificación no es que refleje los desequilibrios socio-económicos; es generalizada.
La conclusión a la que se hizo referencia resulta tan dolorosa como comprensible. Las consecuencias de años de desatención no se superan fácil ni rápidamente. En este tipo de cuestiones se destruye rápido y se construye muy lento. Y se venía destruyendo desde hace tiempo...
Todo empezó con bastones largos. Finalizando los años ’60. Todavía recuerdo aquel Ministro de Educación de los ’70 que, en dictadura, justificando al terrorismo de Estado, dijo algo así como que la juventud sufría las consecuencias del exceso de pensamiento. Los jóvenes de hoy podrán imaginar qué políticas de educación pueden haber seguido tras conceptos de ese tenor…
Los tiempos cambiaron... Llegaron las reparaciones...
Es notable -y paradójico- la correlación entre problemas y soluciones. Los logros alcanzados en algunos aspectos acarrearon nuevos problemas. La dificultad que representa el incremento de la matrícula en la educación primaria para la infraestructura existente, a pesar de los nuevos establecimientos construidos, es uno de ellos. Desde la Asignación Universal por Hijo (AUH) la matrícula sumó 130.000 alumnos.
Adicionalmente, merece reconocerse que la AUH logró que alumnos nuevos y antiguos concurran a la escuela principalmente a estudiar y no exclusivamente para comer. Aunque esto último no constituye ningún problema; al contrario.
La mayor oferta laboral es otro de los nuevos problemas para la educación. En este último caso lo que está provocando es crecimiento de la población estudiantil de establecimientos secundarios nocturnos y/o mayor repitencia y/o, en el último de los casos, abandono. Y las becas han servido poco para contrarrestar el fenómeno porque van perdiendo terreno frente a los salarios.
Pero, por otra parte, el Censo de Evaluación de Aprendizajes del año 2010, del que participaron casi 280.000 estudiantes del último año, de todo el país, arrojó mejores resultados que los del anterior (2007).
Allende los problemas, viejos y nuevos, lo estimulante es el cambio de prioridades en las políticas públicas. Y la voluntad que se demuestra desde ese sector y desde organizaciones gremiales y civiles por impulsar mejoras educativas, en el entendimiento que resultan necesarias además de ampliar la cobertura, tanto para corregir falencias históricas como para adaptar las políticas y las instituciones a los requerimientos de nuestro tiempo; tiempo que implica conocimientos y valores que cambian constantemente y a velocidad creciente.
En suma, cosas que hacen de ésta una tierra que entusiasma. Y, en cuestiones que hacen a privilegiar el conocimiento, suman el impulso a la educación técnica, la proliferación de Universidades y de carreras terciarias no tradicionales, la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología,  la construcción del Centro de Investigaciones, el impulso a la investigación, la repatriación de 900 científicos, el apoyo al desarrollo local de alta tecnología, …

viernes, 16 de diciembre de 2011

LA TIERRA QUE ENTUSIASMA (Parte III)

Decir que hay cosas que hacen de ésta una tierra que entusiasma y no enunciarlas, sería retórica vacía. Una defensa sin sustento de la gestión de gobierno, como habladurías son su crítica sin argumentos. No sirve. Como tampoco negar la realidad ante los datos duros que la respaldan, cuando existen.
Ni charlatanería ni crítica y negación per se. Vayamos a lo real y concreto.
Respecto de Educación, el incremento de su presupuesto es el punto central; incremento que se dio en 2 sentidos: uno por revalorización y otro por crecimiento natural. El experimentado por revalorización no es un hecho menor porque indica la ubicación de la educación y el conocimiento en la escala de valores del Gobierno. Actualmente se le asigna casi el 6,5% del Producto Bruto Interno (PBI), garantizado por ley, cuando hasta el año 2003 la partida contemplaba sólo el 2%. Y el otro incremento es consecuencia del crecimiento sostenido y a tasas notables del PBI, haciendo que, en realidad, lo conviertan en natural los aciertos en política económica.
El presupuesto es un excelente principio. ¿En qué se aplica ese dinero? Entre lo más visible, lo palpable, por ejemplo, la inversión en educación se tradujo en la construcción de más de 1.500 escuelas públicas; la distribución de más de 40 millones de libros -número que irá incrementándose periódicamente, porque el emprendimiento así lo contempla-, divididos por niveles de enseñanza (inicial, primario y secundario) y programas específicos (escuelas rurales, especiales, etc.); la implementación del Plan “Conectar Igualdad”, a través del cual ya se entregaron 1,8 millones de netbooks a alumnos y docentes, de un total previsto que suma 3. Y ya está anunciada la digitalización de las aulas de 1.500 escuelas de nivel primario, como parte del mismo plan, que comprende: el equipamiento necesario para que cada alumno trabaje con su computadora, pizarra digital por medio de la cual los alumnos podrán interactuar con los temas que se desarrollen en el aula, impresora, pen drives, cámaras digitales y equipos de video.
El presupuesto se aplicó también en otras cuestiones que son intangibles, pero tan importantes como las anteriores. Cuestiones que hacen a la regulación de la actividad y al universo de educandos. Entre ellas, la Ley de Educación Nacional que reemplazó a la Ley Federal de Educación de 1993 y que consagró el tradicional sistema de primaria y secundaria, incrementó a 13 años el período de escolaridad obligatoria (primario y secundario), unificó el sistema educativo en el país y estableció nuevos contenidos obligatorios, entre sus puntos centrales. También la Ley de Educación Técnico Profesional, otra ley que aprobó el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, etc.
El impulso de una ley que garantiza el acceso al derecho de la educación a personas privadas de su libertad, también es ejemplo válido; una iniciativa que parte del respeto al ser humano, a su dignidad, y, además, haría su aporte a la reinserción social de esas personas. Y a la seguridad, a futuro. Un estudio indica que sólo el 5% de la población de internos ha finalizado sus estudios secundarios, por lo que esta ley puede considerarse asimismo una herramienta reparadora de las desigualdades sociales.
Y si de reparación de desigualdades sociales se trata, no pueden omitirse, por ejemplo, los proyectos de inclusión educativa para escuelas especiales de estudiantes con distintos niveles de discapacidad intelectual, sensorial y física. Otro tipo de desigualdad, pero desigualdad al fin.
Como puede apreciarse, el conjunto de iniciativas y concreciones es amplio y variado. Aquí se citaron algunas para ilustrar, sin intención de profundizar, sólo para dejar ver esa diversidad. Pero… ¿y los resultados? Por una cuestión de extensión, se tratarán en la Parte IV.

martes, 13 de diciembre de 2011

LA TIERRA QUE ENTUSIASMA (Parte II)

En América del Sur, hoy asistimos a coincidencias notables. Algunas antes impensables.
En algún caso, la forma de concebir la educación es una de ellas. Basta repasar estas palabras: “… amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y miren que es un puente largo y difícil de cruzar, porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo. Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas. Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos. Y hay que hacerlo ahora, …” /// "… necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente (en referencia a Internet). Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua” /// “Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada. Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.” /// “Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica. Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros”.
¡Brillante! ¡Sin desperdicio!
Los transcriptos son pasajes del discurso del presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe” Mujica, cuando se refirió al plan por el cual su gestión entregaría 400.000 netbooks a estudiantes de su país. Una iniciativa muy alabada en su momento por la corporación de los medios dominantes argentinos; momento aprovechado aquí para menoscabar una vez más la gestión local, en general y en particular.
Tan teatralmente celebrado fue el proyecto charrúa como luego indisimuladamente minimizado, por los mismos medios de desinformación, el lanzamiento a este lado del charco del programa nacional “Conectar Igualdad”.
Pero ni ese proceder ni sus por qué, que ya son costumbre, hace al núcleo del tema en esta ocasión.
Lo realmente destacable es la visión sintónica que tienen de la educación y el conocimiento los gobiernos nacionales, a ambas márgenes del Río de la Plata. Y aquí, más allá de las palabras, los hechos concretos. Aquellos que han hecho de ésta una tierra que entusiasma.
Si hoy asistimos a coincidencias notables en materia de política de educación, hay que reconocer también diferencias abismales en el continente. El caso más visible se encuentra al otro lado de la cordillera. Se llama: Chile, país donde la juventud decidió decir: ¡basta!
Dijo ¡basta! porque todavía persiste el sistema educativo, que fue uno de los mitos del modelo chileno, implementado durante la dictadura de Augusto Pinochet. Aquel sistema que destruyó la unidad de los sistemas escolares, privatizó todas sus instituciones, desjerarquizó a los docentes y retiró del Estado toda la responsabilidad.
Desde entonces toda la educación de ese país está librada al mercado y ordenada en torno de la lógica del lucro.
En el caso de los universitarios, es el ¡basta! a un dispositivo reproductor de desigualdad, donde los ricos estudian en los mejores claustros y los pobres en las peores condiciones; el ¡basta! a un sistema que motiva y permite que las universidades chilenas estén entre las más caras del mundo; el ¡basta! a un sistema de préstamos estudiantiles tal como está formulado, que provoca que al momento de graduarse cada estudiante cargue con una deuda promedio de 40.000 dólares; es decir, 20 salarios aproximadamente. Y si no termina sus estudios queda endeudado, aún sin título.
Los estudiantes piden que el derecho a la educación de calidad tenga rango constitucional, sea asegurada por el Estado. También reformular el sistema de becas y préstamos, de manera tal que se garantice igual acceso a la educación a todas las capas sociales. Y lo que piden lo piden para todos los niveles educativos, porque en ese país la educación primaria y secundaria también es paga, excepto un mínimo de educación gratuita de pésima calidad para los más pobres.
Aquella fea realidad en materia de educación también hace de ésta una tierra que entusiasma. De hecho aquí ya cobijamos a miles estudiantes chilenos, exiliados por la educación.

martes, 6 de diciembre de 2011

LA TIERRA QUE ENTUSIASMA (Parte I)

En el más estricto sentido de la palabra, el labrador siembra la tierra para obtener de ella sus mejores frutos. Pero sembrar, siembran todos. Hombres y mujeres, en la mayoría de sus actos.
Los padres siembran al educar sus hijos, para dotarlos de raíces y alas; los maestros, al instruir los niños, para proporcionarles conocimientos y herramientas para la vida; los jóvenes estudiantes, al capacitarse, para su buen desempeño futuro en la disciplina elegida. Y la cosecha será, se supone, ciudadanos útiles a la sociedad.
Con una tierra bien preparada para la siembra, los resultados dependerán de las semillas y de la calidad con que se siembre en cada etapa. ¿Qué es una tierra bien preparada? Aquella que cumple con las condiciones necesarias para que una buena semilla, bien sembrada, germine adecuadamente, se desarrolle y dé el mejor de los frutos que sea capaz de dar.
La elección de estos ejemplos no es casual ni imparcial. Apunta a la Asignación Universal por Hijo (AUH), una medida esencialmente estratégica; medida que, por innovadora, se analiza incluso fronteras afuera; medida con la que dos tercios (2/3) de la población está de acuerdo, según el sondeo realizado el pasado mes de octubre por el Centro de Estudios de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
La AUH es solidaridad pura con aquella porción del tejido social que hoy se encuentra más desprotegida, tiende a equilibrar desigualdades. Ayuda a quienes no tienen trabajo -o tienen trabajo informal- a cumplir con su responsabilidad de padres para -por los requisitos impuestos para su percepción- asegurar la salud y educación de los niños.
Asegurándoselas, esos hombres y mujeres de mañana accederán al umbral de la igualdad de oportunidades.
Pero si bien es el principal, la igualdad de oportunidades no es el único efecto que aporta la AUH. Se supone que una atención temprana de la salud disminuye la necesidad de tratamientos curativos a futuro. En ese aspecto la prevención aportaría salud, así como educación aportaría seguridad.
La AUH es un nodo al cual pueden concurrir otras medidas. De hecho, es lo que sucede. Su extensión a las embarazadas a partir del tercer mes de gestación, amplía la protección sanitaria a la criatura por venir.
También es el nodo desde el cual pueden partir medidas. En ese caso, el ejemplo lo constituye la política de inclusión digital implementada a través del Programa Conectar Igualdad; programa igualmente solidario que busca reducir las brechas digitales, educativas y sociales en todo el país, entendiendo que la escuela pública es el medio privilegiado para que el acceso al conocimiento pueda democratizarse. La entrega de 3 millones de netbooks a alumnos y docentes es su hecho más visible, pero para nada el único.
Los resultados de la medida se dejarán ver claramente en un futuro. Uno de los primeros efectos es el sensible incremento de la matrícula escolar. Prometedor.
Muy distinto a: “la AUH se va por la canaleta del juego y de la droga”, como en algún momento dijo el hasta ahora presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), Ernesto Sanz. Una expresión indigna para ese partido centenario, que supo contar entre sus filas con conductores más honorables y ser protagonista de hitos trascendentales de la vida institucional argentina -antes de los ’90, por supuesto-. Una expresión de la cual, cuando el senador advirtió el efecto causado, se disculpó -habría que ver si sinceramente-; pero hay lugares desde los cuales no se vuelve. Puntos de no retorno. Por lo menos, en este caso, políticamente hablando.

viernes, 2 de diciembre de 2011

PARA PENSAR EN DICIEMBRE

En ese rincón que he llamado “PARA PENSAR…”, desde el que convoco a meditar -sin la presión del tiempo- acerca de los temas que en él deposito aleatoriamente, como salpicaduras, hoy he incluido otro para el mes de diciembre.
Podría haberlo ubicado en “OTRAS VOCES” toda vez que es una reflexión del escritor Eduardo Galeano, cuyo remate se correlaciona con el planteo del mes de octubre (¿Quién es escritor?). Pero elegí el primero porque las dos últimas preguntas que hace el autor a partir de su cavilación agregan al tema anterior una nueva e interesante perspectiva al momento de ensayar una respuesta.

martes, 29 de noviembre de 2011

Amos Oz - LA MUJER DE LA VENTANA

Hoy he incorporado el discurso que pronunció el escritor Amos OZ al recibir el Premio Príncipe de Asturias de Letras, 2007. Se titula “LA MUJER DE LA VENTANA”. La encontrarán en la sección “OTRAS VOCES”, donde están alojadas todas aquellas que no me corresponden.
Me lo hizo llegar muy oportunamente una lectora: Virginia B., compañera de la infancia.
En el último subcapítulo tratado de la obra de José Ingenieros, el autor se pregunta: ¿por qué la solidaridad no estrechará algún día en un solo haz fraternal a todos los pueblos? Y agrega: “No neguemos a los corazones optimistas el hermoso privilegio de augurar el advenimiento de la paz y el amor entre los hombres”.
Anteriormente sostenía que la solidaridad se desarrolla paralelamente a la justicia, y que esta última puede alcanzarse si existe comprensión.
Comprensión…, precisamente el mensaje que Amos Oz se propone transmitir en el discurso transcripto. La comprensión a través de la literatura.

viernes, 25 de noviembre de 2011

TAREA DE TODOS (Parte II)

La siembra y la cosecha.
José Ingenieros, ya en su época, aventuró: “toda la historia contemporánea converge a predecir el acrecentamiento de la justicia social y la agrupación de los débiles Estados afines en comuniones poderosas”. Parecieran ser palabras escritas hoy y aquí, para este momento del subcontinente.
Fueron escritas aquí, pero cargan con casi un siglo de espera.
Especulo que al momento de hacerlo, el autor no imaginaba que uno de sus socios en la difusión del pensamiento socialista a través del periódico que fundaron, “La Montaña”, pocos años después apelaría al militarismo declarando: “ha llegado la hora de la espada”. Me refiero a Leopoldo Lugones, considerado uno de los grandes escritores que dio nuestra tierra -y progenitor de quien inventó la picana eléctrica-, que se inclinó por un periplo de cambios ideológicos al compás de las tendencias del momento y de lo que supuso su conveniencia personal. Aunque no le reportó ningún cargo. Y menos aún debe haber imaginado Ingenieros que Lugones terminaría convirtiéndose en ideólogo y propagandista de la revolución de septiembre de 1930. Primer golpe de Estado cívico-militar en el país. Primer eslabón de la cadena de subversiones al orden constitucional.
Sabemos a dónde condujo esa cadena. En lo económico, al hundimiento de la Argentina; hundimiento que terminó de concretarse en los ’90, hasta que tocamos fondo en diciembre de 2001. Fue un naufragio programado para todos, con balsas salvavidas previstas sólo para pocos, fastuosos cruceros para algunos y el resto a nado.
Demasiado distinto al pensamiento de José Ingenieros y de muchos otros notables bienintencionados. Pero hoy, a más de 70 años de ese primer eslabón, asistimos a un proceso transformación profunda que alcanza la puerta de su tercera etapa con un considerable puñado de logros para exhibir, con adhesión profusa y en crecimiento, sin que se le reclamen mayoritariamente virajes -al contrario- y sin ilegítimas interrupciones. Regresamos del abismo más profundo que podamos recordar desde lo económico y lo social -hubo otro, distinto; de vejaciones, apropiaciones y muerte-. Quienes estamos más cerca de la fecha de vencimiento que de la de elaboración y no somos hipócritas ni padecemos de fragilidad de memoria, no podemos dejar de reconocer que nunca antes vivimos algo así. Y entusiasma. Excepto que se esté en contra de la reparación a las mayorías populares y, en palabras de José Ingenieros, en contra de ”la magna obra de desenvolver la justicia social”.
La tierra está preparada y en parte sembrada; hasta ahora, bastante bien sembrada. Ya dio sus primeros frutos; buenos frutos. La calidad de las futuras cosechas dependerá de lo bien que se continúe sembrando.
Tarea de todos.
Defender lo logrado y lo que se logre en un futuro es y será tarea de todos.
No será tarea fácil. En realidad, sería más correcto y real, decir: “debería” ser tarea de todos. Para justificar / argumentar el condicional se me ocurre que podría construirse un diálogo ficticio jugando con frases reales, salidas de las respectivas plumas de los personajes; y se me ocurre así:
 -Puede lograrse y defenderse lo logrado (siembra y cosecha) desafiando el recrudecer de las resistencias inmorales que apuntalan el pasado; diría el siempre presente José Ingenieros.
-Desafiando a "las fuerzas ocultas inmanentes de la Argentina, que no van a entregar tan facilmente lo que siempre tuvieron"; intentaría aclarar Fito Páez.
-Pero también están los "tristes, resignados, escépticos, que acatan como una fatalidad el mal que los rodea, aprovechándolo si pueden”, “persiguiendo las satisfacciones inmediatas que son el premio de la domesticidad”; corregiría el primero.
-Sí, y aquel que "le gusta tener el bolsillo lleno, a costa de qué, no importa"; agregaría el segundo.
- Es que "con frecuencia subordinamos los valores del espíritu a los utilitarios”; aceptaría Alfredo Palacios, sentado en una esquina de la escena.
-Encima esaspatrullas mediáticas inmensas y todavía gravitantes”; advertiría secamente Eduardo Aliverti. Para luego descomprimir un poco, agregando: -“Pero seriamente deterioradas…”.
Y los "profetas del vacío disfrazados de entretenedores familiares televisivos"!; remataría el rosarino, con cara de asco, asomando apenas su cabeza en el escenario mientras es arrastrado por ciertas patrullas patrullas para su descuartizamiento mediático.
Extravagante, ¿no? Pero en el fondo pinta una verdad, a ese sector de nuestra sociedad integrado por los que se oponen y los indiferentes. Aunque ella duela y no adhiramos a él.
Para cambiar esa realidad, como sociedad hace falta seguir madurando. Madurar políticamente, crecer humanamente en términos de sensibilidad y responsabilidad social, combatir la colonización intelectual  y cultural, tirar a la basura el individualismo y poner a cada uno en su lugar. Sin hipocresías.

martes, 22 de noviembre de 2011

TAREA DE TODOS (Parte I)

La heterogeneidad del cuerpo social es una constante en nuestro país. En lo cultural, lo social y lo económico. Como en cualquier otro lugar del mundo. Y las diferencias fueron más marcadas en uno u otro aspecto, y más profundas o menos, según el momento histórico que se analice. Desde mucho antes que José Hernández recreara la realidad de su tiempo en el “Martín Fierro”.
Como manifiesta José Ingenieros, esa heterogeneidad, por natural, no puede suprimirse; incluso sostiene que ni conviene, porque “engendra las desigualdades necesarias para las múltiples funciones de la vida social”.
Pero sí pueden -y deben- equilibrarse esas desigualdades.
Haber trabajado en este sentido es una de las cartas de presentación que exhiben quienes iniciaron la etapa política que comenzó en el 2003. En los 8 años transcurridos abundan las medidas tendientes a equilibrar desigualdades. Y en las últimas elecciones la gran mayoría de nuestro pueblo dio muestras “de adherir a esa parcialidad solidaria (del kirchnerismo) hacia los que más necesitan” -en palabras de Orlando Barone-; gran mayoría que, ante la propuesta de “profundizar el modelo”, reeligió a la presidente.
Aunque cabe preguntarse cuánto del 54,11% de votos que finalmente obtuvo la fórmula ganadora corresponde a ciudadanos que sienten genuinamente solidaridad con los que más necesitan. Y cuántos no. Porque, posiblemente, la mayoría de los casi 11,9 millones de sufragios provino de ellos mismos, de los que más necesitan, el sector de los que no quieren tener más “la ñata contra el vidrio” sufriendo injusticia, mirando de lejos -o cómo se alejan- derechos y dignidad. Ese vidrio que metafóricamente representa los “privilegios” -esta vez, en palabras de José Ingenieros- generadores de injusticia, ya sea aquellos propios de la aludida heterogeneidad o los que el cuerpo social genera inmoralmente. Y tampoco deben descartarse los espeluznados, que también deben haber aportado lo suyo a los guarismos en cuestión; aquella porción de electorado al que, por lo visto y escuchado de los aspirantes a Propuesta Alternativa, ganó el espanto y votó al oficialismo interpretándolo sólo como “mal menor”.
La duda adquiere sentido y peso al momento de pensar nuestra sociedad en términos de valores; y en términos de reparación, en su significación más amplia. Suplementariamente, al momento de pensar en futuro.
Sea como fuere, veremos cuan profundos alcanzarán a ser los cambios que vendrán, cuan firmes las bases sobre los que se sustenten y cuan fuerte la voluntad de la sociedad por custodiarlos para que se sostengan en el tiempo y se consoliden.
Un sondeo relativamente reciente del Centro de Estudios de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) indica que el apoyo a medidas como la re-estatización de los fondos de jubilación, la Asignación Universal por Hijo y los subsidios a los servicios públicos -medidas de fondo que directa o indirectamente acercan el umbral de igualdad de oportunidades-, persiste, y supera en cada caso el percentil que obtuvo la presidente para su nuevo mandato por venir. Y, según la consultora Equis, lo mismo sucede con las medidas post-comicios: el cambio en la política de subsidios a los servicios y los controles de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para la compra de dólares. Las medidas más atacadas por los mismos de siempre.
Ello querría decir que la tierra está preparada para la siembra  La calidad de la cosecha dependerá de lo bien que se siembre. Luego, defender lo logrado y lo que se logre en un futuro es y será tarea de todos.


La 2da parte (última) de esta nota se publicará el viernes 25 de noviembre

 

viernes, 11 de noviembre de 2011

LAS FUERZAS MORALES (Parte X)

En el subcapítulo “DE LA SOLIDARIDAD” José Ingenieros enhebra ese concepto con los que le antecedieron: simpatía y justicia, dándole sentido al bloque conceptual al que se hizo referencia al inicio de la “Parte VIII”.
Al escribir: “cuando se obstruye a un solo hombre el camino de todas las posibilidades, hay injusticias en la nación”, lo que hace el autor, sin ponerlo expresamente en palabras, es volver a cargar contra los privilegios. En esta oportunidad sobre aquellos derivados de la heterogeneidad de un cuerpo social y no sobre los que éste puede generar inmoralmente, como lo trató en el subcapítulo anterior.
La heterogeneidad de las partes que integran un cuerpo social, además de natural, para José Ingenieros es provechosa porque -sostiene- “engendra las desigualdades necesarias para las múltiples funciones de la vida social”. Por naturales no pueden suprimirse y, entiende, que tampoco conviene. Pero sí equilibrarlas; y hacerlo (equilibrarlas) forma parte de la acción de gobernar. En tal sentido, una de sus definiciones es: “gobernar es propender hacia un equilibrio que favorece la unidad funcional”; y si la unidad funcional se altera, en sus palabras: “el juego de las recíprocas interacciones se torna desatinado y funesto
Tener abierto el camino de todas las posibilidades es poner a todo un cuerpo social en un umbral de igualdad de oportunidades, a partir del cual -y no antes- la equidad sí será cuestión de cada individuo, de su capacidad y de su esfuerzo; umbral de igualdad que implica neutralizar los desequilibrios naturales que existen entre quienes integran ese cuerpo social; umbral de igualdad que se logra mediante la solidaridad. Y para que exista esa solidaridad, debe haber comprensión (Parte VIII).
Solidaridad tiene un parentesco con caridad, pero resulta importante volver a recalcar que no se trata de aquella entendida como limosna. La solidaridad es un tipo de caridad de orden superior. Si fuera limosna tendría una sola vía, de ida. Uno da y otro recibe. Y ello, sostenido en el tiempo, generaría un nuevo estadio de injusticia, inverso al primario. José Ingenieros rechaza expresamente esto último al sostener: “detrás de toda caridad existe una injusticia” -(Parte IX)-, o: “donde falta justicia no puede haber solidaridad”; y especifica que ésta: “impondrá a todos la aceptación de los deberes indispensables”, dando sentido a sus aseveraciones: “la solidaridad crece en razón directa de la justicia” o “sembrando la una (solidaridad / justicia) se cosecha la otra”.
La solidaridad es viable cuando existe simpatía en el cuerpo social. Por ello José Ingenieros la define como simpatía actuante. “Hay solidaridad en una comunión de hombres cuando la dicha del mejor enorgullece a todos y la miseria del más triste llena a todos de vergüenza”, grafica el autor.
En definitiva, la que José Ingenieros propone es una visión surgida de una matriz de pensamiento -e ideológica- totalmente distinta a la del neoliberalismo, del que la falta de sensibilidad social -derivada del hiperindividualismo que promueve- es una de las características que priman y que anula toda posibilidad de justicia social.

martes, 8 de noviembre de 2011

LAS FUERZAS MORALES (Parte IX)

En el siguiente subcapítulo José Ingenieros habla “DE LA JUSTICIA”, acerca de la cual considera que “tiene un valor superior al de la ley”. Sostiene que, mientras que “las leyes pueden ser injustas”, “lo justo es siempre moral”. Justifica así que concibe la justicia como la “cúspide imaginaria de la moralidad” y, a la vez, “el equilibrio entre la moral y el derecho”.
No resulta extraño que sostenga que las leyes puedan ser injustas, si se tiene en cuenta que para él “la experiencia social es incesante renovación de conceptos, normas y valores” (Parte I). En el constante devenir del tiempo hay normas jurídicas que pueden tornarse injustas.
El autor aborda el tema también desde otra perspectiva, cuando objeta severamente todo privilegio indebido. Considera que la injusticia implícita en ese tipo de privilegios trastoca los valores sociales. Por el contrario, “el hombre justo se inclina respetuoso ante los valores reales; los admira en los otros y aspira a poseerlos él mismo”. Aunque admite que ese hombre necesita contar con una firmeza inquebrantable; debe ser estoico -dice-, siempre y con todos, consigo mismo y con sus allegados. Y en tal sentido, remata: “La complacencia con las propias debilidades constituye la más inmoral de las injusticias”.
José Ingenieros afirma que las sociedades son carcomidas por la injusticia cuando los hombres pierden el sentimiento del deber; y esto último -plantea, en clara oposición a los privilegios- sucede cuando los hombres sienten que todo esfuerzo pierde sentido porque en la sociedad en la que viven la jerarquía es independiente del mérito.
Resultaría interesante detenerse a pensar / debatir si son solamente las injusticias las que pueden carcomer las sociedades; o si cualquier cosa que pueda carcomer a una sociedad resulta ser, en esencia, una injusticia; y, en este último caso, si el universo de ocurrencias sociales, políticas y económicas terminan reducidas al binomio justicia-injusticia. Pero no es el caso. Aceptemos el hilo conductor de la línea argumental elegida por el autor, así como que recueste sólo en la injusticia la pérdida del sentimiento del deber, entendiendo a éste como el trabajo y el estudio. En este último caso, recuérdese que José Ingenieros da mucha importancia a ambas cosas; atribuye al trabajo la condición de deber social (Parte VII) y boga permanentemente por la capacitación.
El autor presenta otro costado del tema cuando diferencia entre los hombres justos y los caritativos, a quienes cataloga de débiles. Entiende que “detrás de toda caridad existe una injusticia”. Evidentemente nos hace transitar por un camino sinuoso toda vez que, tomado este subcapítulo como compartimento estanco, sin tener en cuenta el próximo, puede confundirse la caridad entendida como limosna con la caridad entendida como solidaridad con el necesitado y/o los damnificados por una situación de injusticia.
En los momentos políticos que vivimos la confusión puede ser inducida para malinterpretar cuando dice: “el hombre justo quiere que desaparezcan, por innecesarios, el favor y la caridad”. La frase, en la pluma del autor, hace referencia al deseo que desaparezcan los motivos que desembocan en caridad. La injusticia. No por nada el segundo parágrafo lo termina, diciendo: “Loados los que conciben más justicia, los que por ella trabajan, los que por ella luchan, los que por ella mueren”.

martes, 1 de noviembre de 2011

PARA PENSAR EN NOVIEMBRE

En ese rincón que he llamado “PARA PENSAR…”, desde el que convoco a meditar -sin la presión del tiempo- acerca de los temas que en él deposito aleatoriamente, como salpicaduras, hoy he incluido uno nuevo para el mes de noviembre.

viernes, 28 de octubre de 2011

Roberto Lago - UN AÑO SIN EL GRAN...


Esta vez incorporé una nota de Roberto Lago, publicada en la página Web de TELAM. Se titula “Un año sin el gran arquitecto del modelo”. La encontrarán en la sección “OTRAS VOCES”, donde están alojadas todas aquellas de quienes quieran expresarse en este espacio.
No es que el autor haya querido publicar aquí, sino que hacerlo fue iniciativa de EL GUARDAFARO. Elegí la suya entre muchas otras publicadas por estos días en diferentes medios de comunicación. Lo hice por su prolija enumeración de las cosas que Néstor Kirchner hizo desde su asunción hasta su muerte. No fueron todas, pero sí fundantes, y no quise que EL GUARDAFARO quedara ajeno a la circunstancia de conmemorarse el primer aniversario de la muerte del ex Presidente.
Cantidad de notas fueron las que se publicaron, y cantidad de homenajes se vivieron en todo el territorio del país. Destaco la iniciativa de los mineros de Santa Cruz: la escultura que se muestra en un costado y que será emplazada en la localidad de Río Turbio.
Aunque coincido con R Lago en que Néstor Kirchner "recibió el fin de semana pasado el mejor homenaje de su pueblo -considero que el más grande, el que más estimaría-, plasmado en un 54 por ciento de los votos para su compañera de vida y de militancia".

martes, 25 de octubre de 2011

EL DOMINGO 23

Sólo familia, amigos y algún que otro desprevenido asistieron a la representación de tan gastada como inverosímil -aún desde lo ficcional- obra, a cuyo no renovado elenco de escaso talento encabeza y dirige. No logró vender sus boletos de entrada ni a precio de remate. Las encuestas a las que es tan afecto y las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) ya habían anunciado su desplome. Y el domingo 23 las urnas le dijeron a Eduardo Duhalde que su escenografía de utilería está apolillada por berreta; que más que insistir en emparcharla es hora de que la demuela…
Existen quienes, en cambio, no esperaron a que la realidad les indique nada. Y demolieron por anticipado. Pero demolieron lo que no debían demoler. Demolieron lo que no tienen derecho a demoler. Hace 10 años demolieron principios, Derechos, dignidad y sueños. Esta vez demolieron la esencia de un partido político centenario que supo ser trascendente, protagonista de hitos de la vida institucional. Demolieron respeto a la memoria, alguno portando apellido y otros no. Entre estos últimos están los Cobos, los Sanz, los Morales… Y el mismo domingo 23 las urnas les pasaron Factura.
Hay momentos en que el surgimiento de alguna posibilidad de cambio frente a una realidad que no satisface resulta una bocanada de aire fresco. En un momento no tan lejano Elisa Carrió encarnó nuevos vientos de un -por entonces- roído escenario político. Pero junto con su entorno hace tiempo que también demolió incansablemente esa esperanza que alguna vez representó para alguien. Fue artífice de su propia hecatombe. La que habían anunciado las PASO y quedó ratificada el domingo 23. Y no hace falta abundar en cómo llego hasta allí…
Pobres… Pobres ellos, ellos y otros, casi todos, que desperdiciaron tiempo, oportunidad y, por qué no, inteligencia que seguramente existe entre sus filas, siguiendo quién sabe qué dictados que provendrían detrás de bambalinas, desde las sombras... Las sombras no permiten ver con claridad… Pobres ellos que no quisieron ver. Pobres ellos que no quisieron entender que el camino de los mensajes temerarios, o el de renunciar a los principios y el de las profecías apocalípticas no conducen sino al fracaso. Pobres ellos que se privaron sumar. Pobres ellos que no supieron interpretar la hora que vivimos. La de reconocernos y aceptarnos como el pueblo que somos y como parte de la región; región que coincide en el cambio profundo que demandan sus pueblos; cambio profundo inspirado en la gesta independentista. Su continuación sin sables ni balas. Pobres ellos que se negaron el privilegio de este momento. Pobres...
Las estrellas fugaces, también. Tan lábiles…
Nada de lo que todos ellos hicieron y dijeron bastó para impedir el apoyo de una abrumadora mayoría a quienes construyendo demolieron. Construyeron con hechos concretos, para todos, demoliendo con ello a sus detractores  Convicción, tenacidad y audacia, ingredientes que hay que reconocer.
Tan importante como llegar es mantenerse. Lo segundo suele ser más difícil que lo primero, y el domingo 23 quedó demostrado que Cristina Fernández de Kirchner lo logró; ¡batiendo récords!
Comienza una nueva etapa del desafío para esa mujer que cada vez supera su propia marca en los comicios; que cosecha la mayor diferencia de votos con el segundo en la Historia del país -más que segundo, el primero del pelotón de los últimos-, que resulta ser la primera mujer reelecta Presidente en el mundo… Comienza una nueva etapa del desafío para esa mujer, sin cheques en blanco pero con el guiño claro de un pueblo que le pide que siga por la misma senda… Comienza una nueva etapa del desafío para esa mujer y el mundo en crisis nos mira.

viernes, 21 de octubre de 2011

LAS FUERZAS MORALES (Parte VIII)


Seguidamente a “DE LA SIMPATÍA” -el tema tratado en esta oportunidad- José Ingenieros aborda los de justicia y solidaridad, en sendos subcapítulos. En ese orden y vinculando entre sí la terna, construyendo un bloque conceptual como en los demás capítulos que integran la obra.

En sintonía con su compromiso ideológico y en función del bloque conceptual al que se hizo referencia, en este caso se ocupa de la simpatía entendida más cercanamente a su definición desde la ciencia Física [1], trasladado a lo social, que como aquella característica que hace agradable a un individuo y que define como simpatía física. En tal sentido, afirma: “la afinidad de anhelos, de creencias, de esperanzas acerca los caracteres y los hace simpatizar”. Y es esa afinidad la que, para él, hace más firme a la simpatía, dado que es “la que arraiga en la comunidad de ideales”. ¿Qué son anhelos, creencias y esperanza sino componentes de los ideales?

El autor vuelve a hablar de 2 tipos de personas, como en otras oportunidades. Esta vez con relación al tema en cuestión. Diferencia aquellos que “están inclinados a -o tienen la capacitad de- simpatizar con los demás”, de los que no. A los primeros los considera “los mejores instrumentos de la armonía social” e identifica en los segundos el origen de la intolerancia y el odio, causa por la cual los descalifica. Descarga sobre ellos un indisimulable menosprecio, como siempre lo hace con quienes escapan a la moralidad que pregona.

De los inclinados a simpatizar con los demás sostienen que “saben comprender las tendencias homogéneas”. En cambio de los otros, de los que “no pueden sentir simpatía ni despertarla”, aquellos a los que en algún momento califica de suspicaces, dice que “viven escudriñando lo inconciliable de los caracteres” y que “están condenados a sembrar la discordia y a sufrir de ella”. Y los más duros conceptos se los dedica en el siguiente pasaje: “Son escorias sociales los que viven de la hipocresía o esparcen la calumnia, los que fingen o mienten, los que ocultan una partícula de la verdad que saben para obtener una prebenda o un beneficio, los que alientan la indignidad ajena o no se avergüenzan de la propia”; palabras que pueden resultar conocidas, toda vez que, oportunamente, el párrafo fue mencionado aquí, en una de las notas de la serie “TEMBLADERAL EN LOS MEDIOS”.

Cuando José Ingenieros escribe: “no se tolera al que no se comprende, no se ama al que no sabe comprender”, condiciona la capacidad de simpatizar con otros a la de comprender. Y por transición anticipa la vinculación de la primera con la justicia. “Juzgar a los hombres sin comprender sus móviles, sus sentimientos o sus ideales constituye una falta de moralidad”, dice.

Condicionar la simpatía a la comprensión es un aspecto interesante de su planteo si se tiene en cuenta que, a su vez, considera a la solidaridad -otro integrante del bloque conceptual bajo análisis- como un grado  evolucionado de la comprensión, en la que ésta tiende a hacerse colectiva.

También sostiene: “el más alto ritmo de la simpatía es la admiración”, argumentando: “al admirar reconocemos que lo admirado se acerca a nuestro ideal”, para finalmente cerrar este primer círculo instando a quienes está dirigida su deontología, los jóvenes: “aprendan a comprender y admirar, porque la admiración de lo superior estimula el deseo de igualarlo”.





[1]              Relación entre dos cuerpos o sistemas por la que la acción de uno induce el mismo comportamiento en el otro

viernes, 14 de octubre de 2011

LAS FUERZAS MORALES (Parte VII)

Entusiasmo, energía, voluntad e iniciativa son las condiciones sobre las que se explayó José Ingenieros antes de abordar este nuevo subcapítulo, “DEL TRABAJO”; condiciones que han sido tratadas en las Partes III a VI, consecutivamente. Aquellas que considera necesarias -por qué no imprescindibles- para el hacer y en el hacer. Antes y durante.
En este subcapítulo, el autor traduce el hacer en trabajo, a quien le reconoce el mérito de todos los logros: “Todo el capital de la humanidad es trabajo acumulado”. A su vez atribuye a éste la condición de “deber social”; a tal punto, que “quien nada aporta a la colmena no tiene derecho de probar la miel”. Contundente y claro. Tanto como cuando escribe sin recurrir a parábola alguna: “cumple el deber de producir y tiene el derecho de consumir”.
No obstante lo aligera de carga -o de esa sensación de carga que transmite-, al sostener: “La injusticia social ha conseguido que hasta hoy  el trabajo sea odiado, convirtiéndolo en estigma de servidumbre”. Y lo enaltece atacando cuando se lo “impone precozmente, como una ignominia o un envilecimiento, bajo la esclavitud de yugos torpes, ejecutado por hambre, como un suplicio, en beneficio de otros”.
Es este enfoque del tema el que permite identificar las bondades de algunas políticas locales impulsadas con vehemencia en la actualidad; p. ej.: la persecución al trabajo esclavo, y su sanción; el llamado a los trabajadores a organizarse sindicalmente; y, en la misma línea de lo anterior, el restablecimiento de las paritarias para la negociación y preservación de salarios dignos.
Salario digno es la síntesis conceptual de lo que José Ingenieros sostiene, cuando dice: “dando lo que pueden su brazo y su ingenio, merece lo que necesita para su bienestar físico y moral”.
¡Que privilegiados somos los que vivimos aquí en este tramo de la historia!, habilitados a sentirnos “ex náufragos ahora en tierra firme, mirando protegidos y con piedad a tantos inesperados náufragos...” -como oportunamente dije que escribió Orlando Barone-, cuando en Europa y los EEUU justamente los grandes perdedores resultan ser el trabajo y los trabajadores.
Allí la cultura de la especulación se impuso a la del trabajo, sin importar que sólo unos pocos se benefician con aquella y, contrariamente, del trabajo depende la mayoría. Ahora, a los daños que causó la primera se los pretende remediar con menos segundo y menos contención social. Fusilamiento a la dignidad de muchísimos seres humanos, convenientemente maquillado por la retórica defensa de políticas tan probadamente inservibles al bien común, discursada desde los púlpitos de la mezquindad.
Nosotros también hemos soportado la obscenidad de serviles políticas que degradaron sin pudor a trabajadores y a nuestros mayores. Un pasado no tan lejano, pero quizás lo suficiente como para recordarse un poco desdibujado ante la magnitud de las restituciones que le siguieron en los últimos años. Cúmulo de Justicia y Derecho, de reparaciones y conquistas.
Hay quienes pretenden ocultar los hechos negando esa porción de pasado y renegando de este presente. La memoria de una treintena de cuerpos desparramados por las calles desmiente la negación de los hipócritas; y el reventón de las urnas que viene marchando convierte en frustración cualquier ilusión de tanto renegador oportunista, de manos vacías.
Es que las palabras equidad e inclusión provocan espanto a quienes andan escasos de moral. Trabajo resulta ser el más apto de los vehículos que las viabilizan, a la vez que posibilitará dar por terminado algún día el tiempo de los paliativos.