martes, 13 de diciembre de 2011

LA TIERRA QUE ENTUSIASMA (Parte II)

En América del Sur, hoy asistimos a coincidencias notables. Algunas antes impensables.
En algún caso, la forma de concebir la educación es una de ellas. Basta repasar estas palabras: “… amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y miren que es un puente largo y difícil de cruzar, porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo. Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas. Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos. Y hay que hacerlo ahora, …” /// "… necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente (en referencia a Internet). Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua” /// “Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada. Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.” /// “Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica. Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros”.
¡Brillante! ¡Sin desperdicio!
Los transcriptos son pasajes del discurso del presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe” Mujica, cuando se refirió al plan por el cual su gestión entregaría 400.000 netbooks a estudiantes de su país. Una iniciativa muy alabada en su momento por la corporación de los medios dominantes argentinos; momento aprovechado aquí para menoscabar una vez más la gestión local, en general y en particular.
Tan teatralmente celebrado fue el proyecto charrúa como luego indisimuladamente minimizado, por los mismos medios de desinformación, el lanzamiento a este lado del charco del programa nacional “Conectar Igualdad”.
Pero ni ese proceder ni sus por qué, que ya son costumbre, hace al núcleo del tema en esta ocasión.
Lo realmente destacable es la visión sintónica que tienen de la educación y el conocimiento los gobiernos nacionales, a ambas márgenes del Río de la Plata. Y aquí, más allá de las palabras, los hechos concretos. Aquellos que han hecho de ésta una tierra que entusiasma.
Si hoy asistimos a coincidencias notables en materia de política de educación, hay que reconocer también diferencias abismales en el continente. El caso más visible se encuentra al otro lado de la cordillera. Se llama: Chile, país donde la juventud decidió decir: ¡basta!
Dijo ¡basta! porque todavía persiste el sistema educativo, que fue uno de los mitos del modelo chileno, implementado durante la dictadura de Augusto Pinochet. Aquel sistema que destruyó la unidad de los sistemas escolares, privatizó todas sus instituciones, desjerarquizó a los docentes y retiró del Estado toda la responsabilidad.
Desde entonces toda la educación de ese país está librada al mercado y ordenada en torno de la lógica del lucro.
En el caso de los universitarios, es el ¡basta! a un dispositivo reproductor de desigualdad, donde los ricos estudian en los mejores claustros y los pobres en las peores condiciones; el ¡basta! a un sistema que motiva y permite que las universidades chilenas estén entre las más caras del mundo; el ¡basta! a un sistema de préstamos estudiantiles tal como está formulado, que provoca que al momento de graduarse cada estudiante cargue con una deuda promedio de 40.000 dólares; es decir, 20 salarios aproximadamente. Y si no termina sus estudios queda endeudado, aún sin título.
Los estudiantes piden que el derecho a la educación de calidad tenga rango constitucional, sea asegurada por el Estado. También reformular el sistema de becas y préstamos, de manera tal que se garantice igual acceso a la educación a todas las capas sociales. Y lo que piden lo piden para todos los niveles educativos, porque en ese país la educación primaria y secundaria también es paga, excepto un mínimo de educación gratuita de pésima calidad para los más pobres.
Aquella fea realidad en materia de educación también hace de ésta una tierra que entusiasma. De hecho aquí ya cobijamos a miles estudiantes chilenos, exiliados por la educación.

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