martes, 27 de noviembre de 2012

CRUZAR EL LÍMITE

Finalizaba la semana y nos enterábamos que, en una nueva embestida judicial, algunos periodistas y funcionarios habían sido denunciados penalmente por “incitación a la violencia y coacción agravada”. Los periodistas por opinar y los funcionarios por cumplir con sus funciones. Un nuevo despropósito del desquiciado Grupo dominante de multimedios Clarín; un despropósito que inmediatamente se le volvió en contra, como no podía ser de otra manera. Llovieron críticas al hecho, repudios, manifestaciones de solidaridad para con los denunciados, solicitadas en desagravio, y más. ¡Y qué no se dijo de los denunciantes!  
Pretender acallar al pueblo (periodistas y funcionarios lo son), intimidarlo, es una más de las hijoputeces en las que se especializa el Grupo Clarín. Pero esta vez cruzaron todos los límites admisibles… Y ahora, tratando de disimular lo indisimulable, sin sentir vergüenza por el ridículo... ¡Patético! Hay lugares desde los que no se retorna.
Que la denuncia penal contra periodistas constituye un ataque a la libertad de expresión de todos los trabajadores de prensa, es irrefutable; tanto, que no justifica gastar un mínimo de energía en argumentarlo. Que la selección de los periodistas sobre los que recayó la denuncia no es casual ni inocente, surge a las claras; tampoco justifica ser fundamentado. Y  que la denuncia incluya a funcionarios públicos que han asumido con compromiso la tarea de garantizar desde el Estado el cumplimiento pleno de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), indica, como dice el refrán, dónde está la madre del borrego. ¡En la ley!, que pone límites a las arbitrariedades e indebidos privilegios de los que viene disfrutando impunemente.
Todo lo demás que diga Clarín son paparruchadas. Fuegos de artificio, bombas de estruendo o cortinas de humo, como quiera graficarse. Maniobras en busca de alguna grieta que le permita al Grupo burlar la voluntad del legislador. Hasta el momento lo venía logrando, incluso con ciertas complicidades que van más allá de la de los sicarios de la verdad de los que se vale, pero les han sido selladas poco a poco; y si algo lo ha hecho perder definitivamente el equilibrio, entendido éste como ecuanimidad, mesura, sensatez en los actos y juicios, tal como lo define en una de sus acepciones la Real Academia Española, ese algo se llama 7D. El principio del fin. Y vendrán otros finales para otros indebidos privilegios que usufructúa. Entre ellos, quizá, el de andar libres por la calle por la forma en que accedieron al paquete accionario de Papel Prensa. Y ellos lo saben.
Este espacio no está tan de acuerdo con aquello de que la maniobra reciente de Clarín es una avanzada antidemocrática, como opinó el diputado Carlos Heller. Cualquier excusa los ha tenido de protagonistas visibles y no tanto en avanzadas de ese tipo en todas las épocas, pero en esta oportunidad se trata de desesperación; desesperación producto de ver convertida su hegemonía en impotencia; desesperación por sentirse no infalibles.
Tampoco se está  de acuerdo con que se trata de un retroceso democrático, como hizo lo propio el dirigente radical Leopoldo Moreau. En todo caso es un avance de la democracia, que a través de sus instituciones, como corresponde, se fue imponiendo. Fue bloqueando los caminos al abusador. Y sigue haciéndolo. El fallo que emitió hoy la Corte Suprema de Justicia es un ejemplo más: el 7D es improrrogable; un fallo que hace más ciertas que nunca las palabras del intendente de Río Gallegos, Raúl Cantín: “El 7D es la última frontera que debemos atravesar para vivir en un país más democrático".

viernes, 23 de noviembre de 2012

LA BIBLIA Y EL CALEFÓN

"Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón..." (1).
¿Existe acaso en nuestra cultura popular una imagen más elocuente que la del libro de mayor valor religioso -la Biblia, en el caso del Cristianismo- junto a la de un artefacto tan mundano como un calefón, para representar un contraste? ¿Y forma más bretoniana de denunciar la decadencia y el trastoque de valores, que equiparar la vida con un cambalache y ubicar en éste al primero, herido, llorando, rendido, sostenido por el segundo?
Y si alguien cualquiera nos preguntara cómo nos vemos, en términos generales, todavía hoy como sociedad, casi 80 años después… ¿qué contestaríamos y por qué? Desde EL GUARDAFARO: “con ciertos matices pero sin  cambios sustanciales que festejar en algunos sectores sociales”.
No por nada se dijo -y se dice-, aquí y afuera, que el autor de “Cambalache” fue un visionario, un profeta que cantó a la corrupción; y agregaríamos: indirectamente -o no tanto- también al cinismo, la hipocresía y otras miserias humanas que suman varios etcéteras. Y no por expresar una mirada pesimista de la vida y las gentes, en cierto aspecto la letra resulta demasiado vigente para nuestro gusto. Estos últimos tiempos son una demostración palpable de ello. Por lo menos en cuanto a lo surrealista de ciertas situaciones, imágenes y palabras con las que por momentos nos enfrenta la realidad. Sino, veamos algunos ejemplos recientes limitados al paisaje local: Hugo Moyano y Pablo Micheli, que juntos no representan a más del 27 % de los trabajadores sindicalizados, liderando el primer -y hasta ahora único- paro general que se le ha hecho al gobierno actual, que, como se dijo en el post anterior, aun teniendo muchas asignaturas pendientes, con sus más y sus menos sacó al país del infierno; Hugo Moyano y Pablo Micheli, en virtud del guarismo anterior, como también se dijo en el post anterior, recurriendo al bloqueo de rutas y accesos a la Capital -una metodología de las organizaciones sociales, que no tienen otra forma de manifestarse, no de huelguistas- para mostrar una pretendida adhesión masiva a su convocatoria y “disuadiendo” mediante actos vandálicos a quienes pretendieron no sumarse a la medida de fuerza; Hugo Moyano y Pablo Micheli, dos representantes del movimiento obrero, coqueteando con quienes siempre han atentado y atentan contra los intereses de los trabajadores, tomando “fuerza prestada” (¿un crédito a pagar a futuro?) para mostrar más poder que el real. La Federación Agraria, representante de pequeños y medianos productores rurales, haciéndole el juego a la Sociedad Rural Argentina, representante de los terratenientes más poderosos, otrora antagonistas; y ambas subidas a un reclamo de trabajadores, siendo que ellas no registran mayormente a los suyos -cuando no los hacen trabajar en condiciones de esclavitud-. Gerónimo “Momo” Venegas, reclamando la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias cuando pocos trabajadores del campo, sector al que pertenece, percibe una  suma superior al salario mínimo, si es que no trabaja totalmente fuera de lo que establece la ley (el campo es el sector con mayor cantidad de trabajadores no registrados).
La lista continúa. Jurungando en la memoria y archivos puede hacerse tan larga como se quiera. Asociada o no a lo que pueda agregarse a la del reciente paro extorsivo que se promovió como 20N, haciendo un combo con las movilizaciones 13S y 8N, para restarle atención al próximo 7D. Entre los que no, el estreno de hecho del per saltum por parte de la corporación de medios de comunicación dominante, todavía no promulgado y previamente protestado y criticado hasta el infinito por ella y sus portavoces.
El 7D está muy cerca. Este espacio procurará reflejar un resumen que permita clarificar cuáles son los distintos frentes en que se libra / librará “la batalla”. Dentro del terreno jurídico.

(1) Estrofa del tango CAMBALACHE, compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo.

martes, 20 de noviembre de 2012

MIENTRAS QUE...

Mientras que algunos sostienen que de la mano del actual gobierno el país quedó fuera del  mundo, la Argentina fue elegida -por sexta vez- miembro integrante del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el bienio 2013-2014. Y, recordándonos inexorablemente aquella gestión del ex presidente Néstor Kirchner que evitó el que parecía inevitable enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, recientemente el presidente de la República Árabe de Egipto, Mohamed Morsi, solicitó de manera especial a Cristina Fernández de Kirchner que interceda ante los líderes de la región y del mundo para lograr el fin de la violencia entre Israel y la facción palestina Hamas que gobierna la Franja de Gaza; el conflicto armado de inusitada escalada que por estos días tiene en vilo al mundo entero.
Y si de reconocimientos externos seguimos hablando, en el marco del 67º período de sesiones, la Argentina también fue elegida -176 votos sobre 193- por tercera vez desde su creación (2006), para formar parte, entre 2013 y 2015, en representación de América Latina y el Caribe junto con Brasil y Venezuela, del Consejo de Derechos Humanos de ese mismo organismo internacional. El Examen Periódico Universal (EPU)  al  que el país se sometió por segunda vez, le valió de los 58 Estados que integran el Consejo el reconocimiento de muchos avances normativos institucionales y programas en políticas sociales que han tenido resultados concretos. La investigación de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura, los avances en los derechos a la educación y la salud, las medidas de reducción de la pobreza y la legislación en defensa de las personas con discapacidad, entre ellos.
No es que con  ello pretenda decirse que vivimos sobre un lecho de rosas (frase antigua, si la hay), pero sí que estamos ante un Gobierno que, “considerando a los DDHH como matriz política y filosófica de sus acciones” -en palabras del Secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda-, ha decidido sobreponer al país de las dos últimas experiencias trágicas que sufrió: la de un Estado terrorista durante la década del ’70 y la económica y social  provocada luego por un Estado ausente, que nació con las políticas neoliberales y estalló con la crisis del 2001. De hecho, también hubo recomendaciones por parte del EPU: la formación en materia de DDHH de los miembros de las fuerzas de seguridad, la creación de un mecanismo nacional para la prevención de la tortura, la revisión del actual sistema penitenciario, hacer frente a la violencia de género, incrementar los esfuerzos en la lucha contra la trata de personas, incrementar el número de programas para defender los derechos de pueblos indígenas, etc.; cuestiones sobre las cuales los debidamente informados están al corriente de que se viene trabajando.
Lo hecho, lo que se está haciendo y lo por hacer, todo, es algo que pone extremadamente nerviosos a algunos sectores de nuestra sociedad. Se sabe cuáles. A los que insisten -y otros acríticos replican- que el país quedó fuera del  mundo; que son los mismos que insisten -y otros acríticos replican- que, puertas adentro, todo está mal.
Mientras que el Banco Mundial (BM) afirmó la semana pasada que el número de habitantes comprendidos dentro de la clase media se duplicó desde el 2003 es decir, con las políticas del kirchnerismo-, pasando de 9,3 mill a 18,6 mill, cifra que equivale al 25 % de la población total del país, ellos y él – él y ellos, los que sueñan con, se desvelan por y necesitan de una sociedad descreída y encolerizada, para concretar sueños personales que de otra manera no pueden cumplir -el chupetín que se le negó, como se dijo en alguna oportunidad-, “festejan” lo que el economista Jamele Rigolini del departamento América Latina del BM calificó como “recuperación económica impresionante", realizando, en este preciso momento, el primer paro general (1) en contra de la Presidente. En contra del gobierno que, aun teniendo muchas asignaturas pendientes, con sus más y sus menos sacó al país del infierno.
Mientras que ellos juegan su juego (¿o con fuego?), otros, también precisamente hoy, celebramos el Día de la Soberanía y cada uno de las decisiones que en nombre de ella se han tomado  durante la última década; incluida la de re-estructurar la deuda en 2005 y 2010 (2).
¡En fin!, dos caras de una misma sociedad.


(1) En realidad, fuerzan a realizar el paro general. Sacaron a relucir su condición de patoteros -resabio de se sabe qué-, impidiendo la circulación vehicular con bloqueo de rutas y accesos a la Capital y actos vandálicos. Atacaron medios de transporte, bares y restaurantes -el emblemático Café Tortoni, entre otros-; y no se sabe qué más. Todo apenas iniciada la jornada, para “disuadir” a quienes pretenden no adherirse ala medida de fuerza. Bien de valientes y de respeto por la convivencia democrática.
(2) Recientemente la Reserva Federal de los EEUU se pronunció a favor de la posición del gobierno argentino y exhortó a la Corte de Nueva York a que interprete las acciones de cesación de pagos de forma acotada a fin de limitar el alcance del fallo del juez Thomas Griesa y no afectar, en favor de los fondos buitres -entre los que se encuentra NML Capital, involucrado en la retención de la Fragata Libertad en el puerto de Tema, en Ghana -, el cumplimiento de la deuda con los tenedores de bonos que se acogieron a la reestructuración de deuda argentina. Asimismo, Argentina y Ghana, convocadas por el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, dialogarán en audiencia por el embargo de la Fragata Libertad el 29 y 30 de noviembre próximo.



martes, 13 de noviembre de 2012

TAMPOCO SE PUEDE OBVIAR

Y las voces no se acallaron... El 8N siguió instalado hasta hoy. ¿Continuará? Fue contado, tergiversado, analizado, opinado, explotado... Hubo para todos los gustos -e intenciones-, fundamentalmente en la voz y la letra de la prensa; y también por parte de varios sectores de la política, ante cámaras y micrófonos.
Como se dijo en el último post, no se puede obviar que la del jueves pasado fue la protesta contra el Gobierno más numerosa de los últimos años. Ni que la protagonista fue gente de clase media para arriba. Y menos que menos que los reclamos fueron múltiples y ambiguos. Pero tampoco se puede obviar que la mayoría de esos reclamos, cuando no incoherentes, resultaban imposibles de ser argumentados por la misma gente. Lo demostró en la pantalla la única periodista que los interpeló impecablemente, en directo, en el terreno -que le era hostil-.
La repetición acrítica de la construcción mediática fue una constante, desnudó tanto la inexistencia de demandas solventes como la permeabilidad de los manifestantes a esa construcción. Y es en este punto donde las circunstancias nos remiten nuevamente a los conceptos del politólogo Luis Bruschtein: “hay un sector de clase media que se muestra furiosa con las medidas que las salvaron de ese calvario (en referencia al momento en que la clase media estaba en la calle rompiendo cajeros automáticos y golpeando las cortinas metálicas de los bancos). Resulta paradójico que esa parte de la clase media, muy confundida también por una estrategia mediática que siempre se benefició con las políticas de los ‘90, escupa al cielo como si quisiera que volvieran esas políticas que la fundieron”.
Sin embargo, este espacio, generalmente inclinado hacia la indulgencia, en su primer balance dejó abierta la posibilidad a que parte de la concurrencia -excluidas las víctimas del engaño y la confusión generada por la prédica constante de los medios de prensa opositores que le desdibuja la realidad- haya podido tener reclamos atendibles en función de una mirada distinta acerca de las necesidades y los problemas a resolver, sus matices, las prioridades y las formas. ¿Por qué no? Y siempre favorable a todo aquello que pueda resultar edificante, sugirió que, de ser así, sería bueno que el kirchnerismo se plantee el reto de interpretar y atender aquellos reclamos que no signifiquen un cambio de modelo. No es cuestión de obviar que nadie puede pretender que modifique sustancialmente su rumbo, porque no por nada la Presidente ganó las elecciones por abrumadora mayoría; y nadie en particular es el otro 46 %, como quieren hacer creer desde donde se sabe, sino que el resto está representado sólo en alguna pequeña parte de ese porcentaje toda vez que se trata de una constelación de pequeñas minorías.
Por sobre todas las cosas, tampoco se puede obviar que la protesta no fue tan pacífica como la quieren “vender” los organizadores y ¿sponsors? Otra vez, como el 13S, por más que se esfuercen en ocultar, hubo quienes -y no pocos- prestaron su furia y sustituyeron la palabra por el insulto. Quizás en una escala mayor a la de los antecedentes, pero no es intención detallar los sucesos en esta oportunidad. Sí, en cambio, llamar la atención sobre el reciente título de tapa de una revista: “La rebelión de la clase media”; y recordar que la Real Academia Española define rebelión, así: “Delito contra el orden público, penado por la ley ordinaria y por la militar, consistente en el levantamiento público y en cierta hostilidad contra los poderes del Estado, con el fin de derrocarlos”. ¿Descuido en el uso de las palabras o deseo inconfesable?
Algo que da para pensar mucho…, y discutir..., como el comentario de una lectora de este blog. Ella nos recuerda que el artículo 22 de la Constitución Nacional, dice: "El pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste comete delito de sedición”; y agrega: “Con las conmemoraciones del 8N mencionadas y con los carteles que leí, sobre todo con respecto a la presidenta, habría que considerar si no estamos ante una apología del delito de sedición”. En este caso, finalmente es como ella sugiere: “La palabra la tiene un buen constitucionalista”.

viernes, 9 de noviembre de 2012

NO SE PUEDE OBVIAR

Hoy, no se puede obviar hablar del 8N. De lo que resultó ser y lo que dejó la protesta opositora, sobre todo habiendo generado tantas expectativas y haber provocado un cúmulo de opiniones y especulaciones previas.
No se puede obviar que “ganó en masividad, aunque perdió algo de sorpresa”, como escribió Fernando Cibeira; y que fue quizás la protesta más numerosa de los últimos años, contra el Gobierno. Pero no puede dejar de decirse que, dada las características que tuvo (multiplicidad de puntos de reunión, recorridos y rotación de manifestantes), esa masividad resulta complejo de cuantificar; y las estimaciones fueron absolutamente dispares (1), dependiendo de quién las hizo y quién las publicó. En este último caso, tanto aquí como en el exterior. Fue una multitud; “una multitud abstracta, suma de individualidades, inmaterial en sus consignas, difusa en sus movimientos”, la definió el sociólogo, director de la Biblioteca Nacional y miembro de Carta Abierta, Horacio González.
Que la cuantía, sea cual fuere, perdió algo de sorpresa, no debe asombrar a nadie. Fue el resultado de ¿dos meses? de insistente convocatoria a través de todos los recursos que ofrece la Web. La hubo para todos los gustos y mal gustos, dando por tierra con aquello de “autoconvocados” y con cualquier carácter de espontaneidad con que quiera adornar a la manifestación.
Allende su organización previa por los sectores sospechados, de los cuales ya mucho se habló, no se puede obviar que como era previsible la convocatoria surtió efecto entre gente de clase media y media alta, no así en los sectores más vulnerables. Y Horacio Verbitsky calificó a sus reclamos de “sueños de una noche de verano” comparados con lo sustancial de la política que viene llevando adelante el kirchnerismo; y si bien es cierto que sería inimaginable que el Gobierno se apoque ante expresiones del tipo y tenor de las de ayer (como lo sostuvo el periodista), hay que separar la paja del trigo. Sería apropiado no obviar todos, y no por ello traducirlo en un cambio de modelo. Sobre todo algunos de aquellos reclamos de quienes no estaban allí sin el menor interés de que los escuchen en el sentido democrático del término. Aunque tampoco puede dejar de reconocerse que las demandas fueron tan dispersas y ambiguas -en algunos casos incoherentes- que el debate político real en el que podrían encauzarse se dificulta. Un intríngulis que sería tan inteligente como interesante resolver.
Para aquella gente que, como se dijo, no fueron a la  movilización sin interés de que los escuchen en el sentido democrático del término, respecto de esa dispersión y ambigüedad de consignas y peticiones y, por qué no, la sinceridad / intencionalidad oculta de los promotores y  los efectos buscados, Horacio González concluyó: “Escuchamos que se decían el pueblo. Todos tienen derecho a hacerlo y de así llamarse. Sobre la base de ese derecho esencial se construyen las naciones y sus disensos o eventuales particiones. Pero el que vimos televisado ayer es un pueblo que, pongamos que sin saberlo, evoca retrocesos conocidos en una historia que nadie dijo que sería fácil. /// No se sale en vano a la calle. Cuando las otras multitudes, el pueblo que elige nombres más precisos para contar una historia de emancipación, re-ocupe a su vez esas mismas calles, no sólo se van a notar muchas diferencias. Sino también que las multitudes que asuman palabras fundamentales (no todas), pero sin contenidos históricos (no todas, exceptuamos a las abundantemente relacionadas con las derechas nuevas y antiguas del país), podrán hacer su examen. /// Quizá numerosos manifestantes de hoy, ojalá que muchos, puedan abandonar la justicia convertida en injusta abstracción y la libertad convertida en un valor genérico sin ancladuras sociales, en una relación más atinada con un itinerario político y colectivo, que actúa en la dificultosa concreción de su vitalidad democrática. Aprender puede ser el abandono de una abstracción fundamental, conservando lo que eventualmente tiene de fundamental, pero apartando su lastre de abstracciones, con el que juegan las neoderechas de turno”.
Respecto de la intencionalidad oculta de los promotores y  los efectos buscados, la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, en una carta abierta ya previamente pedía a los que quieran protestar que no se dejen engañar y lo hagan otro día. Y advertía: “Queremos que entiendan que no es una marcha inocente, es una marcha preparada, por eso dicen cómo hay que ir vestidos y que no hablen con la prensa. Es una marcha netamente golpista, netamente destituyente”.


(1) Según el Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, se concentraron 2 mill de personas, sin indicar más; según la Policía Metropolitana en Buenos Aires se manifestaron en total 700 mil personas (500 mil en las inmediaciones del Obelisco y 200 mil en otros lugares neurálgicos de la ciudad); y el Gobierno nacional consideró que hubo entre 70 y 100 mil manifestantes.

 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

¡OTRA VEZ SOPA!

Compelida por el antecedente del 13S, para poder sostener que “el modelo está agotado”, la Plaza de Mayo del 8N deberá reunir más de 20.000 “autoconvocados”; y a nivel nacional, las concentraciones deberán sumar más de 250.000. Si así no fuera, que el poder fáctico demande y castigue a esa ciudadanía insurrecta que no obedece.
No es que con este ensayo de ironía se menosprecie ni a los genuinamente descontentos ni a las cuestiones que los descontentan. Es lógico y natural que exista un sector de la sociedad que pueda tener sus discrepancias en lo que hace a las necesidades y problemas a resolver, sus matices, las prioridades y las formas. Ningún gobierno puede satisfacer a todos.
Cuando legítimos, los reclamos deben ser atendidos. Lo malo es la inexistencia de una oposición con la estatura política suficiente como para constituirse en tal, en canal institucional de esas demandas y en generador activo de iniciativas; y peor aún su consecuencia: los medios de comunicación pasando a ser actores políticos directos, cuyo accionar logra que ese sector social genuinamente descontento -o parte-, más aturdido que otra cosa por su prédica constante -antikirchnerista en este caso- que lo asfixia, desdibujándole adrede la realidad, se sume a otro cuyos intereses e intenciones, generalmente bien escondidos a los ojos de buena fe, pasan por un lugar muy distinto al del bien común. En palabras del antropólogo Alejandro Grimson, se sume a la protesta de esa “parte minoritaria pero importante que no tiene la más remota idea de las vivencias y sufrimientos de los sectores populares. Y mucho menos se pregunta por sus derechos, ni los reconoce como tales”.
Tiene razón Ricardo Forster, de Carta Abierta, al considerar que, entre los que el 8N van a dar el presente, hay una importante cantidad de argentinos que no tienen interés de que los escuchen en el sentido democrático del término. También la tiene el politólogo Edgardo Mocca, al decir: “La protesta social es una característica idiosincrásica del pueblo argentino. Ahora, la protesta social capturada, utilizada e instrumentalizada por los grupos que están buscando alterar el calendario institucional es otra cosa. El límite es el respeto por el calendario institucional y por las formas institucionales”.
Ni lo de Forster ni lo de Mocca son exageraciones. Basta leer las cadenas de correos electrónicos, recorrer algunos blogs y pispear las redes sociales. Además de poder comprobarse fácilmente que, detrás de la convocatoria, conviven “fundaciones, asociaciones fuertemente ligadas a la Iglesia de derecha, a miembros de la Sociedad Rural Argentina (SRA), a los cavernícolas que aún apoyan a los militares genocidas y al jefe de Gobierno porteño, que se reúnen, deciden fechas, lugares de encuentro, consignas y próximos calendarios”, como sostiene la socióloga Norma Giarracca y complementa con nombres y apellidos el diputado Aníbal Fernández, lo cual hace que lo de “autoconvocados” resulte absolutamente inconsistente, la intencionalidad del 8N es otra.
Solo resta preguntarse: ¿hasta dónde pretenden llegar? La respuesta ya se dio en el último post. Es sencilla. Y aunque pueda seguir pareciendo apocalíptica, por convicción se repite: hasta algún gobierno, cualquiera fuere su tipo, sometido, que le permita mantener privilegios, incluso desconociendo decisiones tomadas a través de los mecanismos de la democracia.

Porque EL GUARDAFARO repudia esto

Además..., EL GUARDAFARO dice

 

 

viernes, 2 de noviembre de 2012

¿UN NUEVO MERCADO?

“… los adolescentes, los que ahora tienen 16 ó 17, nacieron en 1995, o ‘96, vinieron con celular puesto, … y sin duda no saben qué era la tele en blanco y negro, con solamente 4 canales, ¡y que transmitía durante un rato! /// ¡Los chicos que hoy tienen 16 años nacieron con el dólar a un peso, con el voto cuota! ¡Nacieron cuando el “no los voy a defraudar”, ya era “los voy a defraudar, pero poquito”! /// ¡Los chicos de 17 nacieron cuando los Reyes traían regalos importados y los padres tenían que viajar a ese mismo lugar del que venían los Reyes, a ver si conseguían algún trabajo! /// Los chicos no vivieron los tiempos en los que las mujeres no votaban y, por suerte, tampoco esos tiempos en los que ni varones ni mujeres podíamos votar, salvo que usaran birrete militar. /// Y esos chicos, y chicas, ahora van a poder votar. Como todos. Como todas. Van a poder elegir. ¿Y por qué no? /// Seguramente, lo van a hacer con más libertad, con menos prejuicios, con más alegría, quizá más tranquilos, sin mochilas (sólo las que usan para ir al colegio)…”
Con ese humor que lo caracteriza y que tanta sonrisa sana nos arranca cada fin de semana, así celebró anticipadamente Rudy la ley que ya se preveía que iba a ser sancionada ayer. Un humor que dista mucho de la escandalera que provocó en el recinto la enfática intervención del diputado Andrés Larroque, absolutamente despojada de toda hipocresía –incluidas las que esconden algunas de las que se consideran palabras y/o actitudes “políticamente correctas”-; broche final de la polvareda que desde hace tiempo había levantado el proyecto de ley entre desnudos adultocráticos y representaciones fantasmáticas.
A partir de hoy (a esta hora la ley ya fue promulgada; ¡rápido para los mandados el Poder Ejecutivo!) los jóvenes de16 y 17 años quedaron habilitados para votar voluntariamente. Se abre un nuevo mercado. ¡¿Mercado?! Así tradujeron los medios de prensa durante estos días el hecho que se vislumbraba inevitable. Una clara manifestación de desdén de su parte por la ampliación de Derechos, de impotencia por la incapacidad propia y ajena de abortar el tema y de fidelidad a la lógica que los mueve.  Y cuantificaron su potencial (como mercado) en 2,1 mill de votos.
Los menos irreverentes diremos que en la disputa del capital simbólico se ha sumado una nueva franja social. Ahora son cinco: un sector popular más beneficiado por las políticas actuales; un sector medio politizado que aprecia en general los rasgos de esas políticas; un sector, también medio, no tan convencido, que seguramente tiene sus discrepancias en lo que hace a las necesidades y problemas a resolver, sus matices, las prioridades y las formas, pero también seguramente más aturdido que otra cosa por  la constante prédica antikirchnerista que lo asfixia y aleja; los anti-K puros, sectores “que provienen del fondo de los tiempos argentinos, con su mentalidad conservadora, asustadiza, frívola, disfrazada con esas urgencias republicanas que simplemente esconden el hipócrita temor de perder los privilegios”, como los define Eduardo Aliverti; y los jóvenes de 16 y 17 años que quedaron facultados para ejercer más tempranamente el derecho cívico de participar en la elección de gobernantes y representantes.
Es sobre la tercera y la quinta franja enumerada donde el Gobierno debe trabajar para garantizar su continuidad. Y debe entender que el hombre común no es un militante. Es un ciudadano “generalmente más ocupado en -y preocupado por- sus asuntos personales que por cotidianos no dejan de ser importantes”, como se dijo oportunamente, y que “depende de la información que le suministran para poder evaluar correctamente lo que sucede y tomar posición respecto del asunto”. Por lo que debe afinar la puntería en materia de comunicación, como también se dijo, porque, en la era de las comunicaciones, es fundamentalmente el terreno mediático el que define las cosas.