viernes, 2 de noviembre de 2012

¿UN NUEVO MERCADO?

“… los adolescentes, los que ahora tienen 16 ó 17, nacieron en 1995, o ‘96, vinieron con celular puesto, … y sin duda no saben qué era la tele en blanco y negro, con solamente 4 canales, ¡y que transmitía durante un rato! /// ¡Los chicos que hoy tienen 16 años nacieron con el dólar a un peso, con el voto cuota! ¡Nacieron cuando el “no los voy a defraudar”, ya era “los voy a defraudar, pero poquito”! /// ¡Los chicos de 17 nacieron cuando los Reyes traían regalos importados y los padres tenían que viajar a ese mismo lugar del que venían los Reyes, a ver si conseguían algún trabajo! /// Los chicos no vivieron los tiempos en los que las mujeres no votaban y, por suerte, tampoco esos tiempos en los que ni varones ni mujeres podíamos votar, salvo que usaran birrete militar. /// Y esos chicos, y chicas, ahora van a poder votar. Como todos. Como todas. Van a poder elegir. ¿Y por qué no? /// Seguramente, lo van a hacer con más libertad, con menos prejuicios, con más alegría, quizá más tranquilos, sin mochilas (sólo las que usan para ir al colegio)…”
Con ese humor que lo caracteriza y que tanta sonrisa sana nos arranca cada fin de semana, así celebró anticipadamente Rudy la ley que ya se preveía que iba a ser sancionada ayer. Un humor que dista mucho de la escandalera que provocó en el recinto la enfática intervención del diputado Andrés Larroque, absolutamente despojada de toda hipocresía –incluidas las que esconden algunas de las que se consideran palabras y/o actitudes “políticamente correctas”-; broche final de la polvareda que desde hace tiempo había levantado el proyecto de ley entre desnudos adultocráticos y representaciones fantasmáticas.
A partir de hoy (a esta hora la ley ya fue promulgada; ¡rápido para los mandados el Poder Ejecutivo!) los jóvenes de16 y 17 años quedaron habilitados para votar voluntariamente. Se abre un nuevo mercado. ¡¿Mercado?! Así tradujeron los medios de prensa durante estos días el hecho que se vislumbraba inevitable. Una clara manifestación de desdén de su parte por la ampliación de Derechos, de impotencia por la incapacidad propia y ajena de abortar el tema y de fidelidad a la lógica que los mueve.  Y cuantificaron su potencial (como mercado) en 2,1 mill de votos.
Los menos irreverentes diremos que en la disputa del capital simbólico se ha sumado una nueva franja social. Ahora son cinco: un sector popular más beneficiado por las políticas actuales; un sector medio politizado que aprecia en general los rasgos de esas políticas; un sector, también medio, no tan convencido, que seguramente tiene sus discrepancias en lo que hace a las necesidades y problemas a resolver, sus matices, las prioridades y las formas, pero también seguramente más aturdido que otra cosa por  la constante prédica antikirchnerista que lo asfixia y aleja; los anti-K puros, sectores “que provienen del fondo de los tiempos argentinos, con su mentalidad conservadora, asustadiza, frívola, disfrazada con esas urgencias republicanas que simplemente esconden el hipócrita temor de perder los privilegios”, como los define Eduardo Aliverti; y los jóvenes de 16 y 17 años que quedaron facultados para ejercer más tempranamente el derecho cívico de participar en la elección de gobernantes y representantes.
Es sobre la tercera y la quinta franja enumerada donde el Gobierno debe trabajar para garantizar su continuidad. Y debe entender que el hombre común no es un militante. Es un ciudadano “generalmente más ocupado en -y preocupado por- sus asuntos personales que por cotidianos no dejan de ser importantes”, como se dijo oportunamente, y que “depende de la información que le suministran para poder evaluar correctamente lo que sucede y tomar posición respecto del asunto”. Por lo que debe afinar la puntería en materia de comunicación, como también se dijo, porque, en la era de las comunicaciones, es fundamentalmente el terreno mediático el que define las cosas.

 

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