viernes, 23 de noviembre de 2012

LA BIBLIA Y EL CALEFÓN

"Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón..." (1).
¿Existe acaso en nuestra cultura popular una imagen más elocuente que la del libro de mayor valor religioso -la Biblia, en el caso del Cristianismo- junto a la de un artefacto tan mundano como un calefón, para representar un contraste? ¿Y forma más bretoniana de denunciar la decadencia y el trastoque de valores, que equiparar la vida con un cambalache y ubicar en éste al primero, herido, llorando, rendido, sostenido por el segundo?
Y si alguien cualquiera nos preguntara cómo nos vemos, en términos generales, todavía hoy como sociedad, casi 80 años después… ¿qué contestaríamos y por qué? Desde EL GUARDAFARO: “con ciertos matices pero sin  cambios sustanciales que festejar en algunos sectores sociales”.
No por nada se dijo -y se dice-, aquí y afuera, que el autor de “Cambalache” fue un visionario, un profeta que cantó a la corrupción; y agregaríamos: indirectamente -o no tanto- también al cinismo, la hipocresía y otras miserias humanas que suman varios etcéteras. Y no por expresar una mirada pesimista de la vida y las gentes, en cierto aspecto la letra resulta demasiado vigente para nuestro gusto. Estos últimos tiempos son una demostración palpable de ello. Por lo menos en cuanto a lo surrealista de ciertas situaciones, imágenes y palabras con las que por momentos nos enfrenta la realidad. Sino, veamos algunos ejemplos recientes limitados al paisaje local: Hugo Moyano y Pablo Micheli, que juntos no representan a más del 27 % de los trabajadores sindicalizados, liderando el primer -y hasta ahora único- paro general que se le ha hecho al gobierno actual, que, como se dijo en el post anterior, aun teniendo muchas asignaturas pendientes, con sus más y sus menos sacó al país del infierno; Hugo Moyano y Pablo Micheli, en virtud del guarismo anterior, como también se dijo en el post anterior, recurriendo al bloqueo de rutas y accesos a la Capital -una metodología de las organizaciones sociales, que no tienen otra forma de manifestarse, no de huelguistas- para mostrar una pretendida adhesión masiva a su convocatoria y “disuadiendo” mediante actos vandálicos a quienes pretendieron no sumarse a la medida de fuerza; Hugo Moyano y Pablo Micheli, dos representantes del movimiento obrero, coqueteando con quienes siempre han atentado y atentan contra los intereses de los trabajadores, tomando “fuerza prestada” (¿un crédito a pagar a futuro?) para mostrar más poder que el real. La Federación Agraria, representante de pequeños y medianos productores rurales, haciéndole el juego a la Sociedad Rural Argentina, representante de los terratenientes más poderosos, otrora antagonistas; y ambas subidas a un reclamo de trabajadores, siendo que ellas no registran mayormente a los suyos -cuando no los hacen trabajar en condiciones de esclavitud-. Gerónimo “Momo” Venegas, reclamando la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias cuando pocos trabajadores del campo, sector al que pertenece, percibe una  suma superior al salario mínimo, si es que no trabaja totalmente fuera de lo que establece la ley (el campo es el sector con mayor cantidad de trabajadores no registrados).
La lista continúa. Jurungando en la memoria y archivos puede hacerse tan larga como se quiera. Asociada o no a lo que pueda agregarse a la del reciente paro extorsivo que se promovió como 20N, haciendo un combo con las movilizaciones 13S y 8N, para restarle atención al próximo 7D. Entre los que no, el estreno de hecho del per saltum por parte de la corporación de medios de comunicación dominante, todavía no promulgado y previamente protestado y criticado hasta el infinito por ella y sus portavoces.
El 7D está muy cerca. Este espacio procurará reflejar un resumen que permita clarificar cuáles son los distintos frentes en que se libra / librará “la batalla”. Dentro del terreno jurídico.

(1) Estrofa del tango CAMBALACHE, compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo.

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