martes, 20 de noviembre de 2012

MIENTRAS QUE...

Mientras que algunos sostienen que de la mano del actual gobierno el país quedó fuera del  mundo, la Argentina fue elegida -por sexta vez- miembro integrante del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el bienio 2013-2014. Y, recordándonos inexorablemente aquella gestión del ex presidente Néstor Kirchner que evitó el que parecía inevitable enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, recientemente el presidente de la República Árabe de Egipto, Mohamed Morsi, solicitó de manera especial a Cristina Fernández de Kirchner que interceda ante los líderes de la región y del mundo para lograr el fin de la violencia entre Israel y la facción palestina Hamas que gobierna la Franja de Gaza; el conflicto armado de inusitada escalada que por estos días tiene en vilo al mundo entero.
Y si de reconocimientos externos seguimos hablando, en el marco del 67º período de sesiones, la Argentina también fue elegida -176 votos sobre 193- por tercera vez desde su creación (2006), para formar parte, entre 2013 y 2015, en representación de América Latina y el Caribe junto con Brasil y Venezuela, del Consejo de Derechos Humanos de ese mismo organismo internacional. El Examen Periódico Universal (EPU)  al  que el país se sometió por segunda vez, le valió de los 58 Estados que integran el Consejo el reconocimiento de muchos avances normativos institucionales y programas en políticas sociales que han tenido resultados concretos. La investigación de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura, los avances en los derechos a la educación y la salud, las medidas de reducción de la pobreza y la legislación en defensa de las personas con discapacidad, entre ellos.
No es que con  ello pretenda decirse que vivimos sobre un lecho de rosas (frase antigua, si la hay), pero sí que estamos ante un Gobierno que, “considerando a los DDHH como matriz política y filosófica de sus acciones” -en palabras del Secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda-, ha decidido sobreponer al país de las dos últimas experiencias trágicas que sufrió: la de un Estado terrorista durante la década del ’70 y la económica y social  provocada luego por un Estado ausente, que nació con las políticas neoliberales y estalló con la crisis del 2001. De hecho, también hubo recomendaciones por parte del EPU: la formación en materia de DDHH de los miembros de las fuerzas de seguridad, la creación de un mecanismo nacional para la prevención de la tortura, la revisión del actual sistema penitenciario, hacer frente a la violencia de género, incrementar los esfuerzos en la lucha contra la trata de personas, incrementar el número de programas para defender los derechos de pueblos indígenas, etc.; cuestiones sobre las cuales los debidamente informados están al corriente de que se viene trabajando.
Lo hecho, lo que se está haciendo y lo por hacer, todo, es algo que pone extremadamente nerviosos a algunos sectores de nuestra sociedad. Se sabe cuáles. A los que insisten -y otros acríticos replican- que el país quedó fuera del  mundo; que son los mismos que insisten -y otros acríticos replican- que, puertas adentro, todo está mal.
Mientras que el Banco Mundial (BM) afirmó la semana pasada que el número de habitantes comprendidos dentro de la clase media se duplicó desde el 2003 es decir, con las políticas del kirchnerismo-, pasando de 9,3 mill a 18,6 mill, cifra que equivale al 25 % de la población total del país, ellos y él – él y ellos, los que sueñan con, se desvelan por y necesitan de una sociedad descreída y encolerizada, para concretar sueños personales que de otra manera no pueden cumplir -el chupetín que se le negó, como se dijo en alguna oportunidad-, “festejan” lo que el economista Jamele Rigolini del departamento América Latina del BM calificó como “recuperación económica impresionante", realizando, en este preciso momento, el primer paro general (1) en contra de la Presidente. En contra del gobierno que, aun teniendo muchas asignaturas pendientes, con sus más y sus menos sacó al país del infierno.
Mientras que ellos juegan su juego (¿o con fuego?), otros, también precisamente hoy, celebramos el Día de la Soberanía y cada uno de las decisiones que en nombre de ella se han tomado  durante la última década; incluida la de re-estructurar la deuda en 2005 y 2010 (2).
¡En fin!, dos caras de una misma sociedad.


(1) En realidad, fuerzan a realizar el paro general. Sacaron a relucir su condición de patoteros -resabio de se sabe qué-, impidiendo la circulación vehicular con bloqueo de rutas y accesos a la Capital y actos vandálicos. Atacaron medios de transporte, bares y restaurantes -el emblemático Café Tortoni, entre otros-; y no se sabe qué más. Todo apenas iniciada la jornada, para “disuadir” a quienes pretenden no adherirse ala medida de fuerza. Bien de valientes y de respeto por la convivencia democrática.
(2) Recientemente la Reserva Federal de los EEUU se pronunció a favor de la posición del gobierno argentino y exhortó a la Corte de Nueva York a que interprete las acciones de cesación de pagos de forma acotada a fin de limitar el alcance del fallo del juez Thomas Griesa y no afectar, en favor de los fondos buitres -entre los que se encuentra NML Capital, involucrado en la retención de la Fragata Libertad en el puerto de Tema, en Ghana -, el cumplimiento de la deuda con los tenedores de bonos que se acogieron a la reestructuración de deuda argentina. Asimismo, Argentina y Ghana, convocadas por el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, dialogarán en audiencia por el embargo de la Fragata Libertad el 29 y 30 de noviembre próximo.



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