martes, 22 de noviembre de 2011

TAREA DE TODOS (Parte I)

La heterogeneidad del cuerpo social es una constante en nuestro país. En lo cultural, lo social y lo económico. Como en cualquier otro lugar del mundo. Y las diferencias fueron más marcadas en uno u otro aspecto, y más profundas o menos, según el momento histórico que se analice. Desde mucho antes que José Hernández recreara la realidad de su tiempo en el “Martín Fierro”.
Como manifiesta José Ingenieros, esa heterogeneidad, por natural, no puede suprimirse; incluso sostiene que ni conviene, porque “engendra las desigualdades necesarias para las múltiples funciones de la vida social”.
Pero sí pueden -y deben- equilibrarse esas desigualdades.
Haber trabajado en este sentido es una de las cartas de presentación que exhiben quienes iniciaron la etapa política que comenzó en el 2003. En los 8 años transcurridos abundan las medidas tendientes a equilibrar desigualdades. Y en las últimas elecciones la gran mayoría de nuestro pueblo dio muestras “de adherir a esa parcialidad solidaria (del kirchnerismo) hacia los que más necesitan” -en palabras de Orlando Barone-; gran mayoría que, ante la propuesta de “profundizar el modelo”, reeligió a la presidente.
Aunque cabe preguntarse cuánto del 54,11% de votos que finalmente obtuvo la fórmula ganadora corresponde a ciudadanos que sienten genuinamente solidaridad con los que más necesitan. Y cuántos no. Porque, posiblemente, la mayoría de los casi 11,9 millones de sufragios provino de ellos mismos, de los que más necesitan, el sector de los que no quieren tener más “la ñata contra el vidrio” sufriendo injusticia, mirando de lejos -o cómo se alejan- derechos y dignidad. Ese vidrio que metafóricamente representa los “privilegios” -esta vez, en palabras de José Ingenieros- generadores de injusticia, ya sea aquellos propios de la aludida heterogeneidad o los que el cuerpo social genera inmoralmente. Y tampoco deben descartarse los espeluznados, que también deben haber aportado lo suyo a los guarismos en cuestión; aquella porción de electorado al que, por lo visto y escuchado de los aspirantes a Propuesta Alternativa, ganó el espanto y votó al oficialismo interpretándolo sólo como “mal menor”.
La duda adquiere sentido y peso al momento de pensar nuestra sociedad en términos de valores; y en términos de reparación, en su significación más amplia. Suplementariamente, al momento de pensar en futuro.
Sea como fuere, veremos cuan profundos alcanzarán a ser los cambios que vendrán, cuan firmes las bases sobre los que se sustenten y cuan fuerte la voluntad de la sociedad por custodiarlos para que se sostengan en el tiempo y se consoliden.
Un sondeo relativamente reciente del Centro de Estudios de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) indica que el apoyo a medidas como la re-estatización de los fondos de jubilación, la Asignación Universal por Hijo y los subsidios a los servicios públicos -medidas de fondo que directa o indirectamente acercan el umbral de igualdad de oportunidades-, persiste, y supera en cada caso el percentil que obtuvo la presidente para su nuevo mandato por venir. Y, según la consultora Equis, lo mismo sucede con las medidas post-comicios: el cambio en la política de subsidios a los servicios y los controles de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para la compra de dólares. Las medidas más atacadas por los mismos de siempre.
Ello querría decir que la tierra está preparada para la siembra  La calidad de la cosecha dependerá de lo bien que se siembre. Luego, defender lo logrado y lo que se logre en un futuro es y será tarea de todos.


La 2da parte (última) de esta nota se publicará el viernes 25 de noviembre

 

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