miércoles, 24 de octubre de 2012

REVIVAL II

Dada la vigencia del tema y la cercanía del 7D, para prepararnos para lo que muy pronto vendrá, refrescar la memoria y para que los no pocos recién venidos a este espacio se enteren cómo se piensa aquí, continuamos recuperando la serie de notas TEMBLADERAL EN LOS MEDIOS que EL GUARDAFARO publicó al comienzo de su existencia.
En esta oportunidad salteamos la Parte II por referirse exclusivamente a cuestiones de nuestra prensa escrita; algo que seguramente nos ocupará en un futuro no muy lejano, por ser materia pendiente. Pero más adelante; paso a paso. La pulseada en favor del Derecho social al acceso de la información demandará tiempo, porque es mucho el que han tenido los medios de comunicación hegemónicos para enraizarse en el entramado mediático y consolidarse como tales.
Aquí como en otros países, el tema de la democratización de la palabra es muy resistido por los hegemónicos; resistido internamente y con ayuda externa. Y si de ayuda externa se trata, la Parte III que hoy se transcribe sirve de ejemplo.


TEMBLADERAL EN LOS MEDIOS ( Parte III )
Publicado en EL GUARDAFARO; 21/jun/2011

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley SCA) y el Proyecto de Ley respecto de pasta celulosa y papel de diario fueron dos golpes que, al Grupo mediático dominante, más que sacudirlo de su modorra lo tiró de los laureles en los que reposaba confiado. Y éste se defiende con todo lo que tiene a su alcance. No sólo con recursos de discutible legitimidad y de eficacia acotada y limitada en tiempo, sino también con patrocinio de importación.
El Padrino en acción.
A principios de mayo, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) anduvo de gira por la Argentina y puso de manifiesto su aflicción por las preocupaciones -léase: denuncias- que recibe de sus asociados locales. Las marquesinas anunciaban: “obstáculos a la libertad de expresión”.
El Gobierno, planteó sin vueltas a la delegación que uno de los denunciantes (Clarín) es precisamente uno de los principales obstáculos para que ese derecho se ejerza plenamente. Y le entregó un Informe que refería uno a uno los hechos que respaldan tal afirmación, alguno de los cuales (caso Papel Prensa) incluso había sido denunciado por la misma SIP en su momento. Adicionalmente la ilustró respecto de las políticas que se pusieron en práctica en el país en materia de libertad de expresión: la despenalización de calumnias e injurias; la Ley SCA; el Proyecto de Ley aún en danza.
En reunión aparte, varios periodistas reforzaron el panorama general que se le había brindado. Le facilitaron el dictamen de la fiscalía que estableció que la apropiación de Papel Prensa debe ser juzgada como delito de lesa humanidad, por un lado; y por otro, le entregaron una solicitada firmada por más de 1000 colegas denunciando a los grupos dominantes que desconocen la Ley SCA, ejercen censura y conculcan los derechos sindicales de sus trabajadores.
Aunque no lo dijese, para la SIP nada fue nuevo. Sabía todo. Las reuniones que mantuvieron fueron mero formalismo. Vino a cumplir una labor independientemente de lo que aquí le dijeran y entregaran: defender como sea los intereses de los medios de información que representa. Y Gonzalo Marroquín, titular de la delegación, fiel a su misión, terminó concluyendo lo que ya de antemano tenía decidido concluir: decir que la Ley SCA es nefasta, que existe una estrategia integral gubernamental para controlar a los medios independientes, que se ha creado una legislación que busca desarticular los medios independientes para generar un aparato oficial de comunicación, que preocupa una intervención que podría derivar en la estatización de la distribución del papel, etc., etc.
Nada distinto. Ni más ni menos sesgado que -pero tan sesgado como- lo que desde hace tiempo figura en la página Web de la SIP. Hasta resulta lógico. La SIP defiende a capa y espada la libertad de empresa disfrazada de libertad de expresión.
Pobre hombre, tuvo que defender lo indefendible”, dijo un periodista. Fue benévolo en su juicio. Posiblemente porque Marroquín por lo menos reconoció en voz baja que 2 diarios sean los dueños de todo el papel es un caso único en el mundo, y que eso vulnera la libertad de prensa.
Es que hasta el caradurismo tiene un límite.
Es bueno recordar que la SIP, con sede en Miami, es la asociación de propietarios, editores y directores de diarios, periódicos y agencias informativas de América. Sus integrantes son mayoritariamente empresarios y dueños de acciones de los medios de comunicación.
Sería más correcto que sean los periodistas los que digan si aquí hay o no libertad de expresión. O sus organizaciones. En todo caso, Reporteros sin Fronteras (RSF), ONG de origen francés cuyo objetivo es defender la libertad de prensa en el mundo y, en concreto, a los periodistas perseguidos por su actividad profesional, estaría más calificada para opinar. Esa organización encuentra a la Argentina en situación satisfactoria, ubicándola en el puesto 55 entre 178 en la última calificación mundial.
Ajustando el foco, en la región encontramos a la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), ONG asociada a la Unesco, que representa a más de 80.000 periodistas de las organizaciones de América Latina y el Caribe. Ella nada dice al respecto. La situación de la libertad de prensa en la Argentina no le resulta preocupante.
Lo que termina siendo lastimoso es el silencio de los sindicatos locales. ¡Que papel insignificante juegan! ¿Gozan de representatividad real o son simples sellos de goma? Precisamente éste no es momento para el silencio.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario