viernes, 22 de junio de 2012

PIEDRA LIBRE

No se trata de un juego, pero juega. Y nada menos que con la paz social de los argentinos; poniendo en riesgo lo alcanzado, que no es poco, aunque todavía reste mucho por hacer y corregir para lograr la tan soñada e históricamente postergada equidad que promete en su definición la justicia social.
El día que celebrábamos el bicentenario de la creación de la bandera nos despertamos con la noticia que el gremio de camioneros del Reino Unido reconoció la actitud colonialista de su país y reclamaba diálogo con la Argentina por el tema Malvinas, mientras que aquí sus pares comenzaban con el operativo desabastecimiento en contra de sus propios hermanos. Paradoja de un mundo complicado.
Contradicción de quien en el 2008 movilizó sus huestes contra el desabastecimiento que se proponía el lock out de la patronal del campo. Tan contradictorio como que, pretendiendo continuar conservando la representatividad de los trabajadores, hoy comparta mesa con quien fue la cara visible del sector que reúne a la cuarta parte de los trabajadores en negro del país (1) y encabeza el triste ranking del trabajo esclavo; en ambos casos, precisamente el campo. Tan contradictorio como andar pavoneando catálogo de amenazas por los programas televisivos que otrora lo veían como era y no rubio de ojos celestes como desde que decidió cruzar la calle y sumarse al pelotón que apunta al corazón del humor y la tranquilidad de sus compatriotas.
Quienes no son camioneros también son trabajadores, pero eso pareciera no importarle. Por lo anterior y por el uso abusivo de su capacidad de daño, tomando una medida de fuerza tan extrema como extemporánea -en medio de una negociación paritaria, lo que le resta todo viso de legitimidad- a sabiendas de que provocaría la interrupción de servicios básicos. Y por no molestarse en tener el tino de no amenazar con otros nubarrones a futuro, blancos sensibles bien identificados.
En realidad, nada pareciera importarle. El (su) fin justifica los medios, aunque se lleve puesta la convivencia democrática. Lo denota su actitud pendenciera, tanto en hechos como en palabras.
Osó asimilar al actual Gobierno con la dictadura militar por recurrir a lo que dictan las leyes… ¿Olvidó lo que fue esa época, o desde debajo de la cama no se veía? ¿Olvidó desde qué fondos venimos, las 185 mil fuentes de trabajo cerradas y los 8 mill de desocupados, y que por eso mínimamente hay que defender lo logrado? ¿O es que este hombre rudo y enérgico se cree en un Far West criollo donde las leyes no cuentan?
¿Se creerá el León Vilarín (2) argentino? Sus compañeros en las sombras, contentísimos…
Actuar en nombre y a favor de los trabajadores, es hoy una vil excusa de la que se vale. El chupetín que no le compraron oportunamente en el kiosco de los cargos, su capricho insatisfecho; el verdadero motivo del rencor que lo mueve. Y en su escala de valores todo vale para saciar su antojo camuflado de reclamo. Usa a los trabajadores disfrazando de gremial una lucha política personal.
Por ahora el tiro le salió por la culata, quedó al descubierto y tuvo que poner reversa.
No se trata de un juego, pero... ¡piedra libre, Moyano!

(1) El campo reúne al 10% de los trabajadores del país y registra un 80% de trabajo en negro. A nivel nacional, los trabajadores en negro totalizan el 32% de la fuerza activa; ergo, el 25% corresponde al sector agropecuario.
(2) León Vilarín, líder de los camioneros chilenos que produjeron el desabastecimiento allí durante 1972/1973, preludio de la caída del presidente Salvador Allende con el golpe militar de Augusto Pinochet en el marco del Plan Cóndor.

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