viernes, 15 de junio de 2012

DE LIBROS Y ESCRITORES

“… yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social … Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar fácilmente su hambre con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansias de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros? … Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dotoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras cubiertas de nieve, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!” Tenía frio y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y el corazón … Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: “Cultura”. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.
Los pasajes anteriores corresponden a la alocución que Federico García Lorca pronunció en oportunidad de inaugurarse la biblioteca de Fuente Vaqueros, Granada, cinco años antes que fuera fusilado (1936) y enterrado en una fosa común, anónima, por reconocerse sin tapujos republicano y homosexual; y dos antes de su paso por la Argentina. Palabras en sintonía con las de Domingo Faustino Sarmiento: “Los libros son los pilares de la libertad de los pueblos”, y seguramente con las de muchos otros que coincidieron y coincidimos con el Premio Nobel de Literatura (1929), Thomas Mann, en cuanto a que los libros son para las mentes “lo que el vivificante sol y la refrescadora lluvia primaveral son para las semillas”; aunque éste lo sostuviera específicamente en referencia a los jóvenes.
Suele decirse que un libro abierto es un cerebro que habla. De hecho, Ricardo I° de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León, sostuvo: “Los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre”; algo diametralmente opuesto a lo de aquel ministro que ni siquiera se sonrojó al endilgarle -públicamente y ante cámaras- al exceso de pensamiento la responsabilidad de las desaparición forzada de jóvenes durante la última dictadura cívico-militar que padecimos y para la que trabajó. “Me parece coherente que renieguen de la palabra quienes cultivan el monólogo con sus propias sombras y laberintos sin fin; pero la palabra tiene sentido para quienes queremos celebrar y compartir la certidumbre de que la condición humana no es una cloaca”, es una de las reflexiones de Eduardo Galeano, de pensar sereno y pluma punzante, que encajaría perfectamente como respuesta a lo anterior. Sea como fuere, con relación a las palabras de aquel poeta que fue rey, si de libertad se trata, “… cuando abrimos un libro, descubrimos que tenemos alas”, expresó ocho siglos después la actriz angloamericana Helen Hayes.

Haroldo  Conti

En todo este discurrir a través del hilván de pensamientos de todas las épocas hechos palabra subyace la figura del escritor, razón de existir de ese vaso comunicante con el lector: el libro; aquel sobre quien Haroldo Conti (periodista y escritor desparecido el 5 de mayo de 1976) brindó su opinión en una entrevista que le hiciera Juan Carlos Martin Real para la revista Crisis, publicada durante 1974, y de la que EL GUARDAFARO ha seleccionado los siguientes párrafos: “En la Argentina el escritor o bien es un lujo de la burguesía o bien un desterrado político, dentro de una sociedad que, en el fondo, todavía comparte el espíritu del Larousse de comienzos de siglo que para ejemplificar la palabra famélico utilizaba justamente la figura del escritor. /// Los primeros sirven y se sirven del sistema en aparente oposición a él, apuntan al éxito (un podrido valor burgués) por encima de cualquier cosa y a menudo terminan en París o Barcelona, dentro de esa pequeña aristocracia de las letras por la que se chiflan los Edwards y los Donoso. Y conste que no me refiero a Cortázar, a quien respeto. /// En nuestro país, ese insaciable afán de notoriedad ha terminado por convertir a algunos de nosotros en celebridades del espectáculo más que en escritores y del mismo modo que la gente está acostumbrada a oír que nueve de cada diez estrellas usan jabón Lux de tocador, hoy está obligada a creer que el escritor es una especie de "Mister Exito" porque la prestigiosa autora Fulanita de Tal transporta su genialidad en el nuevo Fiat 128 o se soba su arrugado pellejo con la crema humectante "Large bird". /// A los otros, los que no sirven ni se sirven se los condena al silencio, o a las revistas literarias, que es casi lo mismo porque aparecen y desaparecen con tanta velocidad que uno, a lo sumo, es nada más que eso: un aparecido”.
Las palabras de Conti nos recuerdan que no ha de perderse de vista el valor del contenido que aloja el continente libro. Ya en el siglo XIX el filósofo español Jaime Balmes consideraba que “la lectura es como el alimento: el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de lo que se digiere”. Y es muy cierto.


Jorge Luis Borges

El Decreto Nº 1038 declaró oficialmente como "Fiesta del Libro" al 15 de junio, un día como hoy, a partir de 1924. Expresión que fue cambiada por Día del Libro en 1941. Mientras que, como todos los años, coincidiendo con el natalicio de Leopoldo Lugones (1874-1938), el 13 de junio se celebró el Día del Escritor.  
El 14 de junio se conmemoró el 26º aniversario del fallecimiento de Jorge Luis Borges. En OTRAS VOCES encontrarán “J.L.B.”, un homenaje de la música a quien fuera propuesto Premio Nobel de Literatura en varias oportunidades.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario