sábado, 10 de agosto de 2013

LA POSTA


Si mañana, 11 de agosto, será la línea de largada en el ejercicio cívico de sufragar para los jóvenes de 16 y 17 años -Dios quiera que puedan ejercerlo durante su vida en todas y cada una de las instancias que marca el reglamento del juego democrático limpio, ininterrumpidamente -, para los precandidatos con intención de alzarse con alguna de las bancas que están en juego será la posta en la que entregarán el testigo a quienes sigan en carrera. Y cuando el reloj marque las 18:00 hs. no sólo comenzará a vislumbrarse quienes serán estos últimos, sino que también a revelarse las respuestas a varios de los interrogantes más significativos que a cualquier ciudadano de buena voluntad le pueden haber generado estas elecciones; como así también, por qué no -o, más bien, sobre todo-, a las de aquellos que  le han inducido. Es decir, será la hora de varias verdades; aunque, no es de extrañar que algunas de ellas traten de minimizarse, cuando no de ser ignoradas e incluso tapadas, por aquellos a las que incomodan o incomoden (la realidad  nos permite ver a diario este tipo de películas).
Comenzando por la cuestión de habilitar o no a nuestros jóvenes al derecho de votar, que en principio puede parecer que se trata de una discusión que pertenece al pasado lejano, pero no lo es, y fue un tema sobre el que se escucharon barbaridades, sabremos cuánto de cierto había en ellas. No es una cuestión menor. Es bueno recordar que 12 de los candidatos más mediáticos estuvieron ausentes en el recinto al momento de votar: Ricardo Alfonsín y Ricardo Gil Lavedra, por Unión Cívica Radical (UCR); Elisa Carrió y Alfonso Prat Gay, por Coalición Cívica (CC); Fernando “Pino” Solanas y Claudio Lozano, por Proyecto Sur (PS); Gabriela Michetti y Laura Alonso, por Propuesta Republicana (PRO); Margarita Stolbizer, por Generación para un Encuentro Nacional (GEN); la nieta recuperada Victoria Donda, por Libres del Sur (LS); Felipe Solá y Francisco De Narváez, por Partido Federal (PF)…; y el listado continúa.
Todos los nombrados, hoy integran alguna Lista. Literalmente revueltos. Partidaria e ideológicamente, dando cuenta de la pérdida colectiva de poder. La suya como dirigentes y la de sus respectivos partidos políticos de pertenencia.
¿Pertenencia? ¿No sería mejor o correcto, decir: de origen? Con lo intrincado de sus actuales alianzas, ¿no están indicando que han perdido su identidad política? Además, ofreciendo a la sociedad como única consigna ponerle un límite, frenar, derrotar al kirchnerismo, han expuesto impúdicamente su vaciedad.
Jorge Halperín se ha preguntado recientemente: ¿Qué votan los argentinos? Ha indagado. Y concluye: “La gestión no es decisiva en la intención de voto de algunos de quienes recogen más apoyos // Algunos de los candidatos a las primarias que tienen mayor intención de voto según las encuestas (da nombres) son de los legisladores que menos han concurrido a las sesiones, que menos iniciativas han aportado y que han estado ausentes de la votación de leyes fundamentales // Está claro que para el ciudadano de Buenos Aires es más sencillo reconocer el protagonismo en los medios que la labor parlamentaria de sus dirigentes // Otra cosa es la trayectoria (el plato fuerte del oficialismo), … Pero, reiteramos, el votante medio tiene menor acceso a esa otra información que, por otra parte, quizá le resulte demasiado compleja para evaluar”.
Tan patético como cierto.
Tan patético como los spots que se exhibieron. Marketing puro; y del peor.
Entre varias otras cosas más, mañana sabremos cuán madura está la sociedad argentina. Políticamente hablando.

  


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