viernes, 13 de julio de 2012

¡CRACK!


La crisis internacional, originalmente consecuencia de las hipotecas subprime, continúa haciendo estragos. Se extiende por toda aquella presa de las políticas del capitalismo salvaje; o neoliberalismo, eufemismo con el que se lo denomina en esta época.
Esa criatura, hija de la especulación financiera, fue mutando desde su nacimiento (un tema extensamente tratado aquí, hace casi un año, en la serie de posts¿QUIÉN MANDA AL QUE MANDA?”) y desde hace un tiempo se va extendiendo por la Eurozona, donde pareciera haber decidido instalarse, a la sombra de gobiernos que, además de ciertas características estructurales que les resultan desventajosas, resignan soberanía. Y con ello, dignidad.
Europa cruje…, y los conceptos vertidos en el 2011 por el entonces Ministro de Economía de la Argentina, hoy Vicepresidente, Amado Boudou, parecieran tener más vigencia que nunca: “Actuar con la lógica de los mercados es darle de comer a la bestia, que se hace más fuerte y más furiosa y se lleva todo puesto”. Hasta ahora los damnificados no supieron ponerle freno…
Ayer, el caso más resonante -no único- fue Grecia; caso del que ya los medios de comunicación no se ocupan tanto porque, aparentemente, deben considerar que fue superado en gravedad por España. Algo que habría que revisar. Lo cierto es que, hoy por hoy, la atención está centrada en la madre patria.
En todos los casos, pasados y presentes, el “remedio” fue el rescate o salvataje, denominaciones que ahora tratan de maquillarse porque ya se conocen bien tanto su significado como su consecuencia. Salvataje a los sistemas financieros que provocaron la crisis; salvataje cuya factura pagan los pueblos. ¿Y por qué la factura se la hacen pagar a los pueblos si la fiesta fue de otros? Porque las deudas terminan pesando sobre los Estados. “Socialismo para los ricos y descarnado individualismo tipo “sálvese quien pueda” para los demás”, sentenció oportunamente el senador estadounidense, Bernie Sanders.
A partir de la auditoría integral que realizó por orden del Congreso la Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (GAO), se sabe que en EEUU ese salvataje fue desenfrenado: 16 billones de dólares en asistencia financiera a algunas de las más grandes corporaciones e instituciones financieras. En Europa las cifras son menores, aunque las decenas de millones de euros prestados condicionalmente a cada país finalmente suman centenas; y las grandes diferencias: no hay secreto y sí requisitos claros y duros.
La trampa: la falta de independencia monetaria de los países que integran la Eurozona.
La ironía -¿o cinismo?-: la firma Goldman Sachs, que hoy pone a sus hombres al frente de puestos clave en los países europeos caídos en desgracia, a controlarlos, en aquel salvataje de EEUU recibió $814.000 mill; y no fue el más beneficiado, aunque sí de los más (ocupa el 7°  lugar en esa larga lista).
En Europa los requisitos son tan claros que las democracias quedan deslegitimadas, porque las economías terminan siendo manejadas -en una demostración de hipocresía extrema, oficialmente se les dice “tuteladas”- por una comisión de vigilancia formada por representantes de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) -la nueva Toika europea- y no por los gobernantes elegidos por la ciudadanía. Y tan duros que éstos acatan a pie juntillas las imposiciones, aunque ellas se traduzcan principalmente -¡y se traducen!- en desempleo creciente (suman millones los desocupados) y reducción del gasto público (educación, salud, etc.).
Todo a cambio de un rescate financiero que implica endeudarse más para pagar deuda; “rescate” que implica hipotecar las próximas generaciones para devolverlo”, se decía más o menos así, también hace un año, aquí, en la serie de postsJosé Ingenieros – LAS FUERZAS MORALES”; como asimismo: Tanto los pueblos en sí mismos como sus Derechos y sus necesidades no cuentan, incluso aunque ello demande la traición de los gobernantes a los principios que supuestamente los mueven y los llevaron al poder”. No es un dato menor que la tasa de suicidios en Grecia se haya incrementado un 20%.
 “Crack” parece ser el rechino que de momento impera en Europa. Que “¡crack!” no se transforme en “¡bum!”.

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