viernes, 8 de marzo de 2013

FUMATA BIANCA

Marzo será muy importante para toda la comunidad cristiana en general porque esta vez la Semana Santa se celebrará durante sus últimos cuatro días. Y para la católica en particular, además, porque, en lo que será el segundo cónclave del tercer milenio, 115 de los 117 (1) pontífices electores que integran el Colegio Cardenalicio deberán decidir quién sucederá al Papa Benedicto XVI.
Josef Ratzinger se retiró del Vaticano el 28 de febrero pasado y se convirtió en el primer Papa en dejar su cargo en los últimos 600 años. El último había sido Gregorio XII, en 1415. Al anunciar su alejamiento Ratzinger dijo tener la esperanza de que su sucesor será "fuerte, joven y santopara hacer frente a la enorme tarea que le espera.
Ya conocida la decisión del sumo pontífice, haciendo saludable ejercicio de la memoria el sociólogo y periodista Pedro Brieger escribió: “Muchos se sumaron al coro de los que elogiaron al Papa … y la mayoría parece haber olvidado todo aquello que se decía del Cardenal Ratzinger cuando fue electo Papa y era considerado un candidato conservador (2) que había tenido vínculos con el nazismo en su juventud”. Una actitud que no debería extrañar a nadie. Por lo menos a nadie de nosotros. Los argentinos sabemos de esas cosas... ¿Acaso algunos antiguos detractores de Néstor Kirchner no han ensalzado últimamente su figura, estilo y condiciones con la intención de desdibujar a la actual mandataria, como una forma más de horadar su gestión de gobierno?
Dejando de lado esa disgregación, de las palabras de Benedicto XVI surge casi naturalmente la pregunta: ¿qué tarea que requiera tener esas características le espera a su sucesor?
En éste país, aunque raras veces y en voz baja, desde el interior mismo de la institución se suele sostener que la Iglesia católica atrasa 200 años. Aunque no fueran 200, atrasa... Hace mucho tiempo que pierde feligreses; y no tanto creyentes la fe cristiana (3).
Cuando la religión se deshumaniza, es decir, cuando se encajona en determinados dogmas y no acompaña la evolución de la humanidad, se disocia de la realidad y no da respuestas a las necesidades de los pueblos, sucede. Si el actuar curialesco no condice con su prédica, peor. ¡Y qué decir si ante errores y desvíos se elude el mea culpa y una corrección posterior!
También de esas cosas sabemos los argentinos.
Hace tiempo comenzó a salir a la luz la participación de la Iglesia durante la última dictadura. No por nada este espacio la califica de cívico-militar-eclesiástica. Las declaraciones de algunos genocidas indican que su cúpula estaba al corriente de lo que sucedía; y callaba. Cuando no, de algunas investigaciones surge que ciertos comportamientos fueron más comprometidos todavía, pero hay un solo “siervo de Dios” condenado por su participación en los crímenes de lesa humanidad…
Los delitos sexuales cometidos por religiosos contra niños y adolescentes también comenzaron a tomar estado público hace tiempo. Aquí tuvimos -¿tuvimos o tenemos?- lo nuestro. Varios casos quedaron / transitan en la nebulosa y, en el más resonante, quien fue encontrado culpable camina libremente por las calles. ¿Será por esa Justicia gangrenosa que indigna y avergüenza o que, como sostiene el escritor y periodista Osvaldo Bayer, “todavía hay un temor que viene de siglos, y se sigue teniendo miedo al poder de tales instituciones construidas sobre bases denominadas espirituales, con el único respaldo de la denominada fe”?
En otras partes del mundo también tienen sus escándalos. Los casos de pedofilia que empezaron a hacerse públicos en varios países (Alemania, Birmania, Francia, Estados Unidos)… El Informe reservado que, según al diario italiano “La Repubblica”, sería entregado en mano por Benedicto XVI al nuevo vicario de Dios; aquel que da cuenta tanto de una red clandestina de homosexuales, cuyos miembros organizaban encuentros sexuales en varios lugares de Roma y en las habitaciones de la Santa Sede, como de corrupción financiera vinculada al Banco del Vaticano… Los Vatileaks, la filtración de documentos privados que ponen al descubierto desavenencias, pujas y conspiraciones internas…
Aquí y en todas partes la respuesta es el silencio; o elusivas como: “Aquellos que escriben no entienden de los temas vaticanistas”. Así la confianza en la Iglesia católica se va desmoronando a medida que transcurre el tiempo, en desmedro de la obra de miles verdaderos siervos de Dios que con afán dignifican al ser humano.
Entonces, ¿qué tarea le espera al sucesor de Benedicto XVI? Para EL GUARDAFARO, titánica.
 
(1) El indonesio Julius Darmaatmadja y el británico Keith O`Brien, renunciaron a participar. El primero por enfermedad; el segundo acusado de comportamiento inapropiado hacia otros religiosos en los años ‘80.
(2) Benedicto XVI, antes de ser Papa, planteaba que la Iglesia Católica había cedido al mundo moderno; o sea, no había dado respuestas a los problemas sino que había cedido. Decía entonces que lo que había que hacer era volver a los principios fundamentales del cristianismo; en principio, seguramente dogmáticos – (Rubén Dri, investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires /// Miradas al Sur).
(3) En América latina se vive desde hace algunos años un proceso interesante. Hay una porción significativa de la sociedad que ha adoptado el evangelismo u otra manera de ser cristiano. Hay otra porción, muchísimo más significativa –el triple o el cuádruple de ésa–, que son los católicos o cristianos que creen por su cuenta, que no tienen en cuenta el dogma o lo que dice su autoridad y que viven felices y contentos – (Fortunato Mallimaci, sociólogo y ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires /// Miradas al Sur).

En éste 8 de marzo EL GUARDAFARO saluda a y ratifica su respeto por todas las mujeres que honran la vida.

 

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