martes, 26 de marzo de 2013

FALTA MUCHO, PERO...

Impresionante la celebración del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia al cumplirse 37 años del último golpe a la democracia. Impresionante por la cantidad de actos y la convocatoria.
No ha de extrañar que la convocatoria crezca año tras año. Aquel NUNCA MÁS (1) que en 1984 marcó el camino, luego escarnecido -sobre todo en los ’90-, hoy, con el cambio de época que vivimos y progresiva toma de conciencia mediante, poco a poco va convirtiéndose en NUNCA MENOS.
Si dignidad es su síntesis, para que todos los “nunca menos” se cumplan Justicia es requisito fundamental. Si bien específicos a las cuestiones vinculadas con lo que sucedió en aquellos años oscuros, el domingo pasado los reclamos a ella no estuvieron ausentes en la Plaza de Mayo, donde como tantas otras veces tuvo lugar el acto central de la ciudad de Buenos Aires, acaparando la cobertura periodística aunque los hubo en todo el país.
Sucede que el terrorismo de Estado que caracterizó al golpe cívico-militar-eclesiástico que derrocó al gobierno de María Estela Martínez de Perón el 24 de marzo de 1976 dejó cicatrices de todo tipo, hasta en los lugares más recónditos de la Argentina. Todas profundas. Muchas todavía sangrantes, esperando ser redimidas; y para hacerlo se necesita una Justicia a la altura de las circunstancias. Sin complicidades manifiestas ni solapadas. Sin miedo, también.
Argentina se convirtió para el mundo en ejemplo de defensa de los Derechos Humanos por los juicios a los crímenes de lesa humanidad cometidos en nuestro país. Tanto, que hoy su ejercicio se extiende a violaciones cometidas más allá de nuestras propias fronteras: el Plan Cóndor (2), de alcance continental, se investiga y enjuiciará acá; y sobre el Juzgado a cargo de María Romilda Servini de Cubría recientemente recayó la causa que iniciaron 120 querellantes por crímenes del franquismo. Pero aún falta.
Es cierto que los juicios a los crímenes de lesa humanidad ya forman parte del Contrato Social de los argentinos, como alguien dijo; que ya suman más de 400 los genocidas condenados y cerca de otros 300 están procesados; que el Plan sistemático de robo de bebés ha sido reconocido y también sentado en el banquillo de los acusados. Es cierto que los primeros civiles, cómplices e ideólogos de otras aristas no menos deleznables de la dictadura, han comenzado a transitar pasillos en los Tribunales. Nombres y apellidos vinculados al poder fáctico, otrora intocables en el imaginario colectivo. Es cierto que hace unos pocos años ya se hizo inocultable que también hubo apropiación de empresas; que se está esperando que la Justicia haga justicia en algún caso.
Pero también es cierto que han transcurrido casi 30 años de vida en democracia y todavía estamos aquí, esperando por más. En todo ello la Justicia gangrenosa algo tiene que ver… Porque también es cierto que menos de la sexta parte de las condenas a los genocidas están firmes, no todos tienen cárcel común y otros 300 han muerto libres; que debieron transcurrir 15 años entre la denuncia de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y la apertura a juicio; y que resta restituirles la identidad a casi 400 personas. También es cierto que surge a la luz que la apropiación de empresas fue un plan; que sus  dueños fueron obligados a vender o transferir acciones, e incluso llevarlas a la quiebra por presión, bajo tortura; que el caso Papel Prensa es el más emblemático, el más conocido públicamente, pero no el único; que el Estado conoce, ha investigado y está investigando aproximadamente otros 600 y por ello Estela de Carlotto en el acto disparó desde el escenario, por primera vez, algunos nombres de esa deuda pendiente: Acindar, Techint, Sociedad Rural Argentina, Fiat, Ford, Mercedes Benz, Citibank, Loma Negra, Ledesma, Astarsa, La Nueva Provincia, La Veloz del Norte… Inimaginable.
Falta… Falta mucho todavía… Hay cosas por corregir para que Memoria, Verdad y Justicia no compartan cartelera con Olvido, Silencio e Impunidad. Los destierren total y definitivamente.
Sin embargo, el haber llegado hasta aquí invita al compromiso, la alegría y la responsabilidad. Compromiso con el sistema democrático, con sus más y sus menos, por imperfecto que sea; alegría por la oportunidad de nuestros hijos de vivir en él sin haber padecido una juventud en dictadura, por no haberla vivido; y responsabilidad de hacerles ver las bajezas de ésta y trasmitirles los verdaderos valores que deben defender, aunque escuchen que un convicto con dos condenas a cadena perpetua, una a 25 años de prisión y un nuevo juicio en contra suyo (Jorge Rafael Videla) haga un llamamiento a sus camaradas de “58 a 68 años que aún estén en aptitud física de combatir” para que se levanten en armas contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner “y sus secuaces”. Aunque desde algunos medios de comunicación disparen con balas de tinta, defendiendo lo que otros defendían con balas de plomo. Aunque todavía haya muchos que sigan fieles -cuando no, defiendan- a los desvalores con que inocularon a la sociedad durante décadas.


(1) “NUNCA MÁS; Informe de la Comisión Nacional sobre la desaparición de personas” (Eudeba, 1984), conocido mundialmente como Informe Sábato (en referencia a Jorge  Sábato), del que el escritor tuvo a su cargo la realización del prólogo que concluye diciendo: "... podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán los hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado."
(2) El Plan Cóndor, también conocido como Operación Cóndor, se constituyó en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado. Fue un plan de coordinación de operaciones entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales de América del Sur con la CIA de los EE. UU., llevado a cabo en las décadas de 1970 y 1980, que instrumentó el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura, traslados entre países y desaparición o muerte de personas consideradas por dichos regímenes como subversivas del orden instaurado o no compatible con las dictaduras militares de la región.


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