martes, 28 de agosto de 2012

TIRANDO AL BLANCO


Coincidencias temporal (de ocurrencia) y temática las del artículo “De terror”, de Luis Bruschtein, con el post anterior. Una nota a la que este espacio adhiere y de la que transcribe en “OTRAS VOCES” aquellos pasajes que considera más relevantes en función del enfoque que de momento se eligió para abordar el proceder de los medios de prensa dominantes del país; algo que no resulta ser un tema menor toda vez que la prensa en general hace a la información, a la comprensión de la realidad -histórica y actual, local e internacional-, a las construcciones política y cultural, al humor social... Y ocultar, mentir o distorsionar, atentan contra todo ello.
Bruschtein sobrevuela algunos de los temas instalados últimamente. Confirma con ejemplos que “disparan desde todos lados, por lo que sea”, como se dijo en “PRETENDIDOS MOISÉS”. Confirma con ejemplos que para esos medios la idea de la destrucción del enemigo está por encima de lograr “una nueva hegemonía político-cultural, capaz de asegurar por igual las transformaciones y la convivencia democrática”, como se dijo en “PULSEADA COMUNICACIONAL” que proponía Edgardo Mocca.
Podrían sumarse varios más a los repasados por el periodista, que olvidó o que pasó por alto para una exposición higiénica. Todos ejemplos de dardos con tinta envenenada, tirando al blanco. Pero hay uno en particular...: Vatayón Militante. No por la agrupación sino nuevamente por el tema de los presos. Presos también de la invisibilidad, dijimos oportunamente. Presos del submundo del delito intramuros que la prensa -y parte de la clase política también- sólo tiene en cuenta cuando la circunstancia suma a algunos de sus shows, para luego mandar a guardar libreto, vestuario y escenografía.
Este mes el Comité contra la Tortura de la Comisión Nacional por la Memoria entregó su Informe Anual, referido a las torturas en las cárceles de la provincia de Buenos Aires. Indica que durante el 2011 las muertes violentas en las cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) sumaron 129; y las denuncias por violaciones a los Derechos Humanos, 7089. Brutal. Tanto como el silencio sepulcral, generalizado, que envuelve al tema; sobre este Informe y acerca de los sucesos inmediatos.
¿Por qué? ¿Porque el gobernador es una de las esperanzas blancas para la prensa hegemónica que lo tironea, como se dice por ahí; alguien que ella quisiera que cerrara por derecha el capítulo kirchnerista?
Dice el primer párrafo de una nota, indignante por los hechos, del periodista Horacio Cecchi: “Un preso de la U46 de San Martín; otro de la U23 de Varela, y un tercero de la U9 de La Plata, fueron asesinados a facazos en lo que el SPB suele definir frente a periodistas, fiscales y jueces, bajo el irrelevante rubro de “muerte en riña”, que escamotea su responsabilidad de custodia. Las muertes ocurrieron el jueves 16, viernes 17 y sábado 18 de agosto, ocho, nueve y diez días después de que el gobernador Scioli recibiera por primera vez personalmente el Informe 2012, sobre torturas y violencia en cárceles y comisarías, de la Comisión Provincial por la Memoria, y se comprometiera a poner mano en el asunto. No está claro si es tiempo o disposición lo que falta.”
Increíblemente esto sucede durante un Gobierno que ha hecho de los Derechos Humanos su bandera. Tan increíble como que continúe demorado el tratamiento, en el Senado de la Nación, del proyecto de ley que prevé establecer un Sistema de Prevención de la Tortura; proyecto aprobado por unanimidad en Diputados. Tan increíble como que así estén dadas las cosas cuando en la provincia existen, según cifras del Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, cerca de 5000 casos con ciudadanos privados de su libertad en investigaciones basadas en testimonios y pruebas dudosas, que pueden ser asimiladas a la lógica del más resonante: Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años secuestrada y posteriormente asesinada. Una causa judicial basada en datos falsos, pruebas plantadas, testigos no identificados y el arresto de personas inocentes. “Un montaje que no tuvo otro propósito que el de encubrir, en los arrabales de ese crimen, los negocios de los uniformados con el hampa en la zona de Hurlingham y San Martín”, escribió algún arriesgado por ahí.
¿Y el escándalo mediático? Bien, gracias. No existe. Cierta prensa sólo está interesada en tirar a sus blancos.

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