sábado, 7 de diciembre de 2013

EL TABLERO


Pase lo que pase los Medios reducen el debate a una agenda única y los periodistas a un lado y al otro del arco ideológico entran (mos) a veces mansamente en ella adoptando sentimientos encontrados”, escribió últimamente Néstor Piccone, coordinador de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, primer presidente de la Federación Cooperativa de Productores de Contenidos Audiovisuales (FECOOPTV) y ex gerente periodístico de Radio Nacional.
Sucede muchas veces. Todos corriendo detrás de los temas que a alguno/s se le/s ocurre instalar, desviando la atención de los reales e/o importantes o desvirtuándolos. Son las trampas de la que ya en otra oportunidad se ha hablado aquí. Y a ello se agrega una figura interesante… “la prensa del carpetazo”, como denominó hace un tiempo Agustina Larrea en una nota para Ámbito Financiero; aquella prensa que camufla de periodismo de investigación a cualquier brulote, sobre todo “en épocas en las que la rivalidad política alcanza alto voltaje”.
Pero con y desde la reaparición pública de la Presidente el escenario se modificó sustancialmente. Cristina Fernández de Kirchner volvió con cambios. Grandes. Respondiendo a aquella característica que es tan propia del kirchnerismo: manejarse muy bien -o mejor- ante o en la adversidad. Sobran antecedentes de esto.
Algunos cambios eran imaginables y otros no; cambios que esperanzan y entusiasman a quienes adhieren al proyecto de país en construcción y, lo digan o no, aunque las actitudes lo demuestran, enardecen a quienes ese mismo proyecto irrita, tengan o no motivos y sepan o no por qué; aquellos para los que los Medios a los que Piccone hace referencia se desviven por horadar al Gobierno; en los que encuentran eco.
El problema que ha tenido últimamente esa prensa es que los cambios fueron tales que desde que la primera mandataria saludó al país por la pantalla apenas iniciada la segunda quincena de noviembre, les arrancó de las manos la agenda. Ésta no ha dejado de estar en las de su Gobierno, con una serie de jugadas maestras que dan por tierra, al menos por el momento, con sus predicciones / fantasías / deseos.
Los cambios en el gabinete superaron largamente (¿habrá más?) las especulaciones previas. La modificación radical en la estrategia de comunicación descolocó a más de uno. La reanudación del diálogo con “los titulares” (definición de la Presidente), gobernadores y empresarios, a ritmo vertiginoso, ratificando el rumbo, despabiló a quienes se ensoñaron con un “fin de ciclo”. Un plan quinquenal de obras públicas, ambicioso como hacía tiempo que no se veía, para sostener crecimiento y desarrollo. El cierre de varios conflictos con quienes han ganado juicios en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), un lavado de cara que preanuncia una Argentina aprestándose a salir nuevamente a los mercados internacionales para financiar ese crecimiento y desarrollo al que se apunta. Un resonante preacuerdo con Repsol por el resarcimiento de las acciones de YPF, que se tradujo en manifestaciones de interés desde el exterior por invertir en la compañía, lo que podría llevar a la Argentina de ser un país con petróleo a ser un país petrolero dado el potencial de Vaca Muerta; que hace que a los ojos de la consultora americana Bloomberg la Presidente quede como una negociadora fuerte ante el mundo del que la Argentina algunos suponen fuera. La resucitación del proyecto de modificación y unificación de los Códigos Civil y Comercial… Todos cambios de alta densidad política...
Es esa prensa de la que hablamos antes la que ahora debió correr desde atrás. Con sus intenciones y métodos archiconocidos, pero desde atrás, porque la iniciativa se ubicó enfrente.
Veremos cuánto tiempo podrá sostener el Gobierno la partida en esas condiciones. Hablar de jaque mate es una utopía, además de ingenuo e imprudente. Y no hay que confiarse de que quienes juegan con fichas negras -acordes a su propia negrura interior- aceptarán mansamente el rol que este tiempo les ha asignado. Lo sucedido esta semana en la provincia de Córdoba tiene tufo conocido; y puede estar indicando algo.



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