Semana
extraña la que pasó… Varios temas -que remiten a uno solo, central-, muchas
voces... Una mezcla aparentemente casual de unos y otras que enrarece la
atmósfera política. En realidad, casi nada casual, ingenuo ni inocente. Cruce
de palabras que no son un cándido juego de palabras cruzadas. Posiblemente preludio
de tiempos cada vez más turbulentos.
Un
Gobierno tratando de imponer la agenda mediática a fuerza de llevar la
delantera, sorprender con iniciativas, como lo viene logrando en las últimas
semanas; los comunicadores de siempre contratacando, sin tregua, para recuperar
ese sitial perdido (la agenda), conservar a ultranza otro (la plataforma desde
la que operan), y conquistar algún o algunos más según se lo permitan las
circunstancias y su olfato; y una oposición que continúa desmembrada,
atendiendo cada uno su juego -o el que le manden jugar-, con libro de pases
abierto pero sin encontrar catalizador, o, quizás por exceso de personalismos,
sin voluntad verdadera de encontrarlo.
Los
ecos de la movilización del 13 de septiembre, continuaron. Los más
radicalizados, tironeándola para quedarse unos con el trofeo de un supuesto
punto de inflexión de un modelo pretendidamente agotado, magnificando el
caceroleo, y otros, minimizándolo. En el medio, echando mano a la cordura, unos
pocos continuaron dedicándose a analizarlo sin fundamentalismos.
Antes
de esa fecha, cuando se convocaba a la protesta, sin ahondar en el motivo aquí
se dijo que la movilización debería llamarse: “Faltan 85 días”. El título respondía
calladamente a los que se consideraban el “porqué” y el “quién” ocultos de la
convocatoria. El “porqué” recién estrenado, que se sumaba a otros pero tiene
peso propio determinante: el entonces reciente fallo de la Corte Suprema de
Justicia que pone límite a las maniobras elusivas del leguleyo Grupo de
multimedios Clarín, disponiendo que el próximo 7 de diciembre deberá entrar
plenamente en vigencia el artículo 161 de
la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA); ley aprobada en
octubre de 2009 por abrumadora mayoría; artículo que establece el máximo de
licencias posibles para cada licenciatario. El “quién”, surge a las claras.
Pasada
la protesta el fuego cruzado entre el Gobierno y el multimedios puso eje en el
tema, ya sin camuflaje. Un primer golpe dado por el Gobierno, para ir
precalentando, fue nombrar al alineado diputado nacional Martín Sabbatella al
frente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual
(Afsca). Algo que puso inmediatamente en funcionamiento la máquina de
estigmatizar. Abrió paso a la adjudicación de otra desopilante categoría a la
gestión kirchnerista -y en este caso, también para Sabbatella-, por parte de
quienes se enardecieron ¡¿…?! por la designación: stalinista. Es que el
inexperto en comunicaciones -uno de los argumentos usados para denostarlo-, al
frente del Municipio de Morón entre otras cosas demostró ser experto en
desarticular mafias. ¿Será eso lo que resulta peligroso, o simplemente lo es su
condición de joven? Por lo menos esta vez se ahorraron la vergüenza de
descubrirse ignorantes y decir que era “oriundo del” (stalinismo), como no sucedió
con el multifuncional viceministro de Economía, Axel Kicillof, también joven, cuando
quisieron emparentarlo con el marxismo.
Evidentemente
existe una derecha recalcitrante que brama sanguinolenta, que tiene como
programa / objetivo provocar como mínimo una lectura equivocada de la realidad,
infectar el humor social y exacerbar la violencia. Un sector del que hay que
cuidarse porque no demuestra inconveniente en arrasar con las instituciones con
tal de conservar privilegios. Aunque sean ilegales.
En
el segundo de sus golpes el Gobierno, que rara vez se retrae, fue más directo
todavía. Lanzó un spot televisivo
mediante el cual explica sin ambages la situación. Y el multimedios respondió
como suele hacerlo en estos casos, victimizándose y mintiendo; en tanto algún
esbirro no oculta la absurda intención de reeditar -con el propósito de
confundir a los distraídos- una discusión ya saldada con la sanción de la ley.
La
primera duda que se presenta es si el 7 de diciembre debe haberse cumplido la
desinversión o comienzan a correr los plazos para hacerlo. Primera de una
constelación de interrogantes, por lo que cualquier pronóstico del tema
anticipa fuertes tormentas sobre aguas nuevamente divididas: los que están a
uno y otro lado del Derecho social de acceso a la información. Muertos
políticos incluidos.
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