Los
traficantes de basura mediática cayeron en la tentación de cantar victoria luego
de que la medida cautelar más larga de nuestra historia judicial fuera
“refinanciada” por la Sala I de la Cámara en lo Civil y Comercial. Y el
Gobierno, atendiblemente ansioso, también, cuando el juez Horacio Alfonso
confirmó la constitucionalidad de los artículos cuestionados de la Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA). Incluso “… muchísima actividad en las redes sociales reaparecieron para decirle
chau a Clarín. Es comprensible, después de tanto apriete y victorias
corporativas coyunturales…”, escribió Eduardo Aliverti.
Pero
el Grupo dominante de multimedios, que se
defiende como gato panza arriba, apeló el fallo; y la apelación, que era
esperable de parte de quien no está dispuesto a perder negocios ni
poder,
ayer fue
otorgada, dejando sin efecto la suspensión de la medida cautelar que lo protegía
de la desinversión a la que lo obliga la ley y, consecuentemente, también el
inicio del proceso de adecuación de oficio de su constelación de medios que el
lunes había puesto en marcha el titular de la Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual (Afsca). ¡Y vamos por otra vuelta de rueda…! Aunque
nada de esto era impensado, como tampoco que sea la Corte Suprema de Justicia
la que finalmente deba escribir el último capítulo del culebrón.
El
problema es cantar victoria antes de gloria. Hacerlo no habla de prudencia. En
nuestra actual circunstancia histórica nos lo recuerda éste y varios otros
casos judiciales que tienen al Estado nacional como parte, que, además, al problema
le agregan el interrogante: ¿a qué le cantan victoria quienes la cantan?
Si
contamos, en este último mes sumaron cuatro las buenas noticias para el país
relacionadas con un mismo asunto: la obsesión de los fondos buitres por cobrar.
Pero, en su afán por denostar e intentar debilitar al gobierno y a la figura
presidencial a cualquier precio, los traficantes de basura mediática
minimizaron los hechos restándole visibilidad y, por el contrario, previamente
aprovecharon para horadar ante cada oportunidad desfavorable que apareció en el
horizonte. Casi como un canto de victoria, como si fuera suya y aunque las
consecuencias contra nuestro país pudiesen haber sido graves, injustas e
impredecibles. Como podría haber sucedido, por ejemplo, si el fallo del juez
Griesa prosperaba; fallo que empujaba a la Argentina a un default técnico, dado que le impediría cumplir con el pago a los
tenedores de deuda que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010.
Pero
esa actitud no fue exclusiva de los traficantes de basura mediática -y sicarios
de la verdad-. Incluyó a adversarios políticos, que, como mínimo, siguen empecinadamente
en pifiar el rumbo.
El
radical Ernesto Sanz daba por descontada la no recuperación de la Fragata Libertad.
Lo mismo su correligionaria santacruceña Elsa Álvarez, a quién el tema le
sirvió para dar una involuntaria clase magistral de vocación por el ridículo (1). ¿Desesperación por ser protagonista de
algo? ¿Esperanza que el país realmente perdiera la nave? Y desde las filas del
PRO, basándose en la solidez e irreversibilidad del fallo de Griesa (¡¿…?!), se
especulaba con la apertura del canje (prohibido por ley desde la apertura
del último) y el pago a los hold outs
(¿por qué llamarlos fondos buitre si son financistas?), renunciando a soberanía
y dignidad.
Pero
el destino quiso que se aguaran las fiestas, clandestinas por inconfesables. El
Tribunal Internacional del Mar, con sede en Hamburgo, falló por unanimidad de
sus 21 miembros a favor de la República Argentina con relación a su reclamo por
la Fragata Libertad, e impuso el ultimátum del 22 de diciembre próximo para la
liberación de la embarcación (2) que
está retenida en el Puerto de Tema desde el 2 de octubre por disposición del
juez ghanés Richard Adjei-Frimpong, quien ordenó su embargo respondiendo a los
intereses del fondo buitre NML Capital.
Fue
un duro golpe a
la estrategia de Paul Singer, titular del fondo con sede en un paraíso fiscal.
Duro como el que le asestó el lunes la Corte Suprema de Bélgica al levantar un
embargo que había interpuesto sobre las cuentas diplomáticas de la Argentina. Tal
vez más duro que inesperado -habiendo cifras millonarias en juego, un fallo en
contra siempre resulta duro-, toda vez que la Argentina ya venía desarticulando
diplomática y judicialmente casi 30 intentos de incautaciones de distinto tipo
desde que los abanderados internacionales de la especulación (3) no aceptaron ingresar en el canje de
deuda. Seguramente más inesperado para Singer fue que la mismísima Reserva
Federal se ofuscara por el fallo de primera instancia del juez Thomas Griesa,
que le era propicio. ¡Y ni hablar de la también reciente suspensión de dicho
fallo por parte de la Cámara de Apelaciones de Nueva York!; algo que le
permitió a la Argentina cancelar, en tiempo y forma, USD 3.520 mill. Pero esto
último no tuvo repercusión.
Tato,
Tato…, ¡Qué razón tenía! Resulta inevitable que todas estas cosas nos recuerden
éste monólogo suyo:
“¡Qué país! ¡Qué país! No me explico por qué
nos despelotamos tanto... ¡si éramos multimillonarios! Ud. iba y tiraba un
granito de maíz y… ¡paf!, le crecían diez hectáreas. Sembraba una semillita de
trigo y… ¡ñácate!, una cosecha que había que tirar la mitad al río porque no
teníamos dónde meterla. Compraba una vaquita, la dejaba sola en el medio del
campo y al año se le formaba un harén de vacas... Créame, lo malo de esta
fertilidad es que una vez, hace años, un hijo de puta sembró un almácigo de
boludos ¡y la plaga no la pudimos parar ni con DDT! Aunque la verdad es que no
me acuerdo si fue un hijo de puta que sembró un almácigo de boludos, o un
boludo que sembró un almácigo de hijos de puta…”
(1) Presentó
un pedido de informes al Poder Ejecutivo, en el que preguntaba por qué se
insistía con el argumento de que la Fragata Libertad es un buque de guerra
inembargable, cuando nuestro propio país “lo
inscribió como un buque de servicios (¡¿…?!), denominación que se ajusta más al sentido común, ya que la Fragata
Libertad no tiene poder de fuego y sirve para instruir a los cadetes militares
de la Marina”. En ese marco, cuestionó “el
desconocimiento, la falta de previsión y de capacidad del Gobierno en este caso”
(¡¿…?!)
(2) La Fragata Libertad
parte hoy, de regreso al país. Se estima que arribará al puerto / Base Naval de
Mar del Plata, el 9 de enero. (3) En las últimas semanas NML Capital está comprando bonos de deuda de Grecia, especulando con una probable cesación de pagos de ese país. La misma estrategia: comprar a precio vil y cobrar a valor nominal.
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