viernes, 27 de septiembre de 2013

BOLETO MÁGICO



Arrancó la primavera. Y con ella, formal y oficialmente, no sin tensiones, el último tramo de la carrera hacia las urnas: la campaña para las elecciones legislativas del 27 de octubre.
Alguien dijo que “por primera vez el kirchnerismo está acostumbrándose a lidiar con un proceso que desconocía y le resulta tortuoso: la competencia”. Es cierto. Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) no dejaron lugar a dudas que esta vez las cosas no serán tan fáciles para el oficialismo en el distrito más emblemático y apetecible por significación y por la cantidad de votos que aporta al total nacional. Tampoco en el distrito que históricamente le fue esquivo al peronismo, la ciudad de Buenos Aires, a pesar de haber disminuido en él el apoyo del que goza el PRO de Mauricio Macri toda vez que surgió un nuevo player que se imagina primero y, consecuentemente, ser quien deje a la Cámara de Senadores sin representación “K”.
Habría que sumar otros casos, como Córdoba, Santa Fe o Mendoza, pero en los distritos mencionados más arriba es donde se están jugando las fichas más fuertes. Los territorios de quienes, además de ir por la mayor cantidad de las bancas que hoy están en juego, apuestan a tener un Boleto Mágico 2015 en sus manos. Por lógica, boletos de edición limitada. Algunos con destino distrital y otros, para los más próvidos / fantasiosos / delirantes / exigentes / pretensiosos / codiciosos / caraduras (ponga cada lector el calificativo o combinación de ellos que considere más pertinente según el caso), nacional.
De hecho, por ejemplo, candidatos como  Margarita Stolbizer del Frente UNEN o Francisco De Narváez  de Unión Celeste y Blanca reorientaron su estrategia para alcanzar los puestos más altos del podio bonaerense, ahora apuntando casi todos sus dardos a quien lidera el Frente Renovador: Sergio Massa. El elegido… ¿por el “círculo rojo”? La cara visible de una de las varias mélange en oferta esta vez, convocante del malaje del partido donde abreva el kirchnerismo. ¿Dueño? de un discurso guionado para no trastabillar, aunque carezca de habilidad suficiente para lograrlo; ¿dueño? de un proyecto que poco a poco, inevitablemente, asoma de su manga; dueño (esta vez sin signos de interrogación) de un travestismo que asombra al más crédulo. Un candidato que coquetea con el sueño conservador y ataca los hitos fundantes “K”, incluidos los que oportunamente aduló o de los que fue parte.
Como “el kirchnerismo también vino a incomodar y descolocar a una parte importante del progresismo argentino y de ciertas izquierdas que confunden los límites de las representaciones y de lo posible” (Francisco Balázs; Miradas al Sur; 08/sept/2013), el travestismo político no es privativo de Sergio Massa. La ciudad de Buenos Aires también muestra lo suyo.
Todos, todos por un Boleto Mágico 2015.
¿Todavía es demasiado temprano para pensar en el 2015? Por supuesto que sí, pero también es cierto que, como ya se dijo aquí alguna vez, no proviniendo del partido gobernante, a pesar del desgaste que acarrean 10 años de gestión, sus errores y las cuentas pendientes, el 2015 se torna inviable sin un buen resultado en el 2013. Excepto que medie algo extraordinario que hoy escape a cualquier cálculo.
Por todo ello, si bien es cierto que no hay verdades únicas ni luchas finales, este espacio adhiere a las palabras del Doctor en Filosofía y profesor de la Universidad Nacional de Cuyo, Roberto Follari: “ojalá (los argentinos) encontremos caminos para mantener o mejorar lo logrado, no para atrasar el reloj de la historia”. 
En estas elecciones, en los dos años venideros y más luego. 




miércoles, 18 de septiembre de 2013

7 AÑOS


Se cumplen hoy siete años de la segunda desaparición de Jorge Julio López

Ningún matutino recuerda en su primera plana el caso del testigo y víctima de 76 años que, tras haber declarado en un juicio por la represión ilegal durante la última dictadura, fue secuestrado y desaparecido el 18 de septiembre de 2006.

Jorge Julio López, detenido, torturado y desaparecido durante la última dictadura cívico-militar, se presentó en 2006 como testigo en un juicio contra el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz y luego fue secuestrado y desaparecido nuevamente el 18 de septiembre de ese año, día en que se producían los alegatos de su querella pidiendo la condena por genocidio y la perpetua para el represor.
Investigadores del caso creen que López fue desaparecido (por segunda vez) para intentar frenar o condicionar los juicios por delitos de lesa humanidad. El paradero del hombre nacido el 25 de noviembre de 1929 en Elordi, un pueblo cercano a General Villegas, aún hoy es un misterio.
La última vez que un diario porteño mencionó en portada el aniversario de la desaparición de Jorge Julio López fue el 19 de septiembre del año pasado, cuando Tiempo Argentino consignó, en un pequeño título, el “Nuevo reclamo de justicia por Jorge Julio López”. En 2012, ningún otro matutino incluyó en tapa el aniversario del caso.
Los días 18 y 19 de septiembre de 2011, el caso no apareció en ninguna primera plana.
Página/12 y Clarín coincidieron en incluir por última vez en su tapa el aniversario de la desaparición de López el 19 de septiembre de 2009. El primero presentó "Un reclamo contra la impunidad", y Clarín expuso los "Reclamos por la aparición de Julio López".

Fuente = Diario sobre Diarios


viernes, 13 de septiembre de 2013

NO ES LO MISMO (2)

No hay verdades únicas ni luchas finales, pero aún es posible orientarnos mediante las verdades posibles contra las no verdades evidentes y luchar contra ellas. Se puede ver parte de la verdad y no reconocerla. Pero es imposible contemplar el Mal y no reconocerlo”.
Buena observación para la época que nos toca transitar, repleta de circunstancias tan complejas que por momentos se hace difícil de dimensionar y comprender en toda su magnitud, a punto tal que pareciera requerir glosas para decodificarla y no perdernos en el enredo. La memoria suele traicionarnos con laberintos y trampas de olvido.
Buena observación. Sí. Y ojala fuera tan sencillo como lo plantea su autor, el periodista y escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán.
Los medios de comunicación podrían ser un contrapeso, aportar lo suyo. Pero eso no sucede cuando sus intereses no coinciden con los de las mayorías ni contribuyen al bien de todos. Más aún si encima se trata de medios de comunicación hegemónicos. Cuando las necesidades reales de identidad y destino del conjunto resultan tan notoriamente contrarias a sus intereses y a los de quienes representan, a los intereses de ese “Círculo rojo” al que hizo referencia Mauricio Macri, su aporte, entre otras cosas, consiste en esterilizar conciencias y contribuir a la desmemoria. Necesitan de ello para seguir actuando en otros planos.
Tómese por caso, como ejemplo, un escrito reciente de Francisco Balázs mediante el cual trae a recuerdo evidencias que, seguramente, habían sido olvidadas -incluso desconocidas- por muchos: imágenes del expresidente Raúl Alfonsín en la Sociedad Rural, bajo las prepotentes silbatinas e insultos que le prodigaron los productores agropecuarios; imágenes de un Raúl Alfonsín, discursando: “Yo les pido que lean el Clarín, que se especializa en titular de manera definida, como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino. Si el pueblo de la Nación fuera lo que el Clarín dice que es, estaríamos todos destrozándonos entre nosotros”. Hoy, los mismos de ayer. Hace 25 años, lo mismo que hoy.
Entonces, hasta tanto no se equilibren las fuerzas comunicacionales -imprescindible para poder considerar satisfecho el derecho a acceder a una información diversificada, pluralista, adecuada y veraz-, la sociedad debe echar mano a recursos alternativos.
En tal sentido, como  buen literato que es, Eduardo Galeano afirma que “una literatura nacida del proceso de crisis y de cambio y metida a fondo en el riesgo y la aventura de su tiempo, bien puede ayudar a crear los símbolos de la realidad nueva y quizás alumbre, si el talento no falta y el coraje tampoco, las señales del camino”. Pero no sólo la literatura. Todas las formas de expresión, cualesquiera sean, y, desde ya, como muchos jóvenes lo están comprendiendo, la participación política; incluso cuando, como sostiene Juan Carlos Díaz Roig, “una fuerte tendencia de los medios de comunicación ha conseguido convencer a masas enteras que los culpables de todos los males, son los políticos y la política. Y que algunos políticos, con algunas actitudes, alimentan esta versión”.
Pero en este punto, una vez más, debe entenderse que no todo es lo mismo. Para que políticos y política no sean los culpables de todos los males, no debe dar todo lo mismo. No es lo mismo la especulación política que la construcción política.
Los ejemplos son notorios. Se declama diálogo, consenso, pero cuando la Presidente convoca oficialmente a hacerlo se dice que es una estrategia electoralista. No obstante, Gobierno y referentes de sectores empresariales y sindicales se ponen a trabajar; y avanzan. Se declama por ajustes impositivos en favor de los trabajadores, pero cuando Gobierno y referentes acuerdan elevar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias -desde hace añares considerado el más equitativo de los impuestos en el foro de Davos-, incluso a valores impensado para los adalides del “me opongo porque me opongo”, se dice nuevamente que es una estrategia electoralista; y hasta que el nuevo monto establecido no es suficiente. Se declama por gravar rentas financieras, pero cuando Gobierno y referentes acuerdan algo en tal sentido se dice que no hace falta y, otra vez, que es una estrategia electoralista; y, aunque finalmente logre aprobarse, hasta se vota en contra en el Congreso.
Mientras que la lista de especulaciones va quedando al descubierto, los hechos que producen las “estrategias electoralistas” se instalan en la vida real para beneficio de los ciudadanos. En definitiva, no seamos hipócritas, en todo proyecto político que se precie de ser tal anida una estrategia electoralista (si quiere llamarse así) a corto, mediano y largo plazo que le permita sostenerse en el tiempo para alcanzar el modelo de país que propone.
La construcción política bien entendida demanda correspondencia entre el decir y el hacer, aunque en ese hacer convivan diferencias y matices. Y hasta, ¿por qué no?, errores, que con seriedad y buena voluntad pueden corregirse. La especulación política sólo declama. 
La especulación juega a la política mientras que en la construcción política se trabaja.
No es lo mismo tener en claro el rumbo que no tenerlo.


viernes, 6 de septiembre de 2013

NO ES LO MISMO

Para el periodista Ignacio Zuleta el “Círculo rojo” (1) pertenece a esas “delicias de la imaginación” que, “como los lugares comunes, son plazas de encuentro y abrigo en la despersonalizada aldea global”. Debe reconocerse que se trata de una definición con cierta intensidad creativa; algo literariamente interesante, lástima la falta de correspondencia entre su musicalidad y la connotación del eufemismo, a la que por momentos el Jefe de Gobierno porteño intentó restarle dramatismo y con la que en otros jugó.
Si la mención al “Círculo rojo” se le escapó o si tuvo la intención de introducirla (decíamos por despecho), es una cuestión que en el post pasado quedó como interrogante. Hoy, un par de días después, por lo visto y escuchado y en función del personaje, para este espacio no fue casual ni inocente.  
Mauricio Macri, como al descuido, le habló al “Círculo rojo”. Fue un llamado de atención encubierto, que puede interpretarse como demanda o como advertencia; o algo de cada cosa. No es lo mismo pedir que avisar, pero en este caso la malquerencia puede ser su amalgama. Y por varios motivos puede considerarse al actual como el momento preciso para hacerlo.
Sea como fuere, demanda o advertencia, el recurso retórico impactó en el sector politizado de la sociedad, ya sea como figura natural y esperable del “juego” no tan juego del -o por- el poder o como fantasma, según el grado de aversión de cada uno frente al (su) significante y, por qué no, de ingenuidad también. Y se tome como se tome, como una figura natural o como fantasma, no puede dejar de llamar a la reflexión a la sociedad.
La marquesina podría anunciar “No es lo mismo”; igual que el título de esta nota.
Si “los ciudadanos, generalmente más ocupados en -y preocupados por- sus asuntos personales que por cotidianos no dejan de ser importantes, dependen de la información que les suministran para poder evaluar correctamente lo que sucede y tomar posición respecto del asunto”, como escribíamos aquí mismo hace ya más de dos años, en TEMBLADERAL EN LOS MEDIOS (Parte IV), el problema se plantea en qué calidad de información suministran -y se elige consumir- y con qué nivel de sentido crítico se consume. Sobre todo si, como también se sostiene en el mismo post, “las circunstancias transforman a los ciudadanos en involuntarias réplicas de Tupac Amaru, versión siglo XXI, a las que los adversarios de turno (los intereses enfrentados, en este caso el fáctico y el político) pugnan por convencer de que la causa que abraza cada uno es La Verdad” y “la sociedad en su conjunto queda atrapada en medio de una polémica, a veces con la sensación que tras bambalinas en realidad “se está jugando otro partido”, porque la “Obra” de turno se representa en los medios de comunicación con guiones adaptados tanto al tipo de vehículo de expresión como al gusto -o mal gusto-, tendencia y conveniencia de los “dueños de la sala””.
Entonces, no es lo mismo acceder a una pluralidad de voces que a una única voz, cuando de puntos de vista u opiniones se trata; tampoco, poder elegir entre un menú (diversidad) de opciones que tener que aceptar una única posibilidad u oferta. Provenga de donde provenga la exclusividad.
Y en cuanto al nivel de sentido crítico del consumidor…, hace 15 días Vicente Battista fue imaginativo y contundente:
El día en que dejamos atrás nuestra ingenuidad infantil, las marionetas se convierten simplemente en graciosas figuras de madera; sin embargo, no nos sorprende que Gregorio Samsa despierte transformado en un enorme insecto. Hay una abismal diferencia entre un lector de Kafka y un pequeño espectador de una función de títeres. El adulto acepta la ficción como tal y, por consiguiente, le parece lógico el destino del infortunado Samsa; el pequeño, en cambio, vive la ficción como real y, por consiguiente, grita de alegría cuando aparece el príncipe justiciero. Este periodista animador de TV (2), mediante una mezcla de política y circo, trata a su público adulto como si fueran pequeños e ingenuos espectadores de una función de títeres. Lo verdaderamente inquietante es que ese público acepta el trato mientras pega entusiastas saltitos de alegría”.

Por último, siempre hay que tener en cuenta que el poder político está sujeto al sondeo de la voluntad popular y, consecuentemente, a alternancia. El “Círculo rojo” no.


(1) Título del filme francés “Le Cercle Rouge”, de 1970, que escribió y dirigió Jean-Pierre Melville, quien, basándose una presunta frase de Buda que dice que "Cuando los hombres, aun sin saberlo, se reúnan un día, vengan de donde vengan, inevitablemente se encontrarán en el círculo rojo", intenta transmitir la idea de que los destinos son inevitables, que son inútiles los esfuerzos de la voluntad, y que cada biografía tiene escrito un libreto que lo lleva a jugarse el destino... en el círculo rojo. Algo así como una representación de la teoría catastrofista que dice que todo esfuerzo colectivo -la política es uno de ellos- está destinado al fracaso, o que termina en sangre.
(2) El escritor se refiere al show-man Jorge Lanata; por varios motivos “La Nada” para este espacio.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL CÍRCULO ROJO



El pensador, de Auguste Rodin
 ¿Por qué Fernando “Pino” Solanas antes del 11 de agosto se atajó diciendo que su coalición con Elisa Carrió para las elecciones de medio término tenía fecha de vencimiento en octubre? (después de conocer el resultado de las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) ya no se lo escuchó más mencionarlo) ¿Por qué la semana pasada, camino a las legislativas, Hugo “Chupetín” Moyano dejó entrever la posibilidad de divorciarse después de octubre de su circunstancial aliado político? ¿Por qué Mauricio Macri dijo el lunes que el acuerdo con el intendente de Tigre, Sergio “Pies de barro” Massa, se termina en octubre?
Tomando cada caso por separado las respuestas son variadas, pero hay una en común: los armados se forjaron en el mismo yunque. Aunque cada uno a su manera y con un discurso ¿propio? todos compartieron el fin de unirse contra el kirchnerismo; tácita o explícita, la única propuesta concreta de las campañas de la oposición en las PASO. Algo que ya se dijo, como también y desde siempre se hizo respecto de la vaciedad de la oposición, su desconcierto frente a un oficialismo arrollador, su falta de proyecto político y la consecuente permeabilidad que la afecta. Como se vienen denunciando presiones y estrategias del poder fáctico; un poder que, como bien dice Luis Bruschtein en su última columna semanal, pretende que el poder político"hilvane su interés económico con otros reclamos, encontrar puntos de identificación y hacer que ese interés particular tome la forma de un interés común”. Y este espacio agrega: ya no para frenar sino para interrumpir el proyecto de transformación puesto en marcha en 2003.
Hace un par de días el máximo referente del partido Propuesta Republicana (PRO) comentó -¿porque se le escapó o por despecho?- que un “Círculo rojo” presionó para ese objetivo -aunque uno íntimamente puede pensar que no hacía falta demasiada presión, ya sea por convicción de unos, defección de otros, oportunismo de algunos y vulnerabilidad del resto- y de la misma manera forzó su acuerdo.
El revuelo no se hizo esperar; un revuelo que, en realidad, a la luz de lo dicho antes, no deja de sorprender. ¿A quién alarman las declaraciones del Jefe de Gobierno porteño? ¿Qué dijo  que sea nuevo o  impensado? ¿Qué cosa que no se sabía, o mínimamente intuía, develó? Las suyas fueron palabras que no hicieron más que ratificar todo lo que, en menor o mayor medida, de una u otra forma, ven aquellos que tienen la voluntad de ver. Y se dice, por lo menos aquí.
Además, Cristina Fernández de Kirchner ya lo había advertido solapadamente cuando habló de “titulares y suplentes”. ¿A quién pensaban que se había referido la Presidente? ¿Y a quién pensaban que tildaba de titular y a quién de suplente?
En todo caso, lo más novedoso resulta ser cómo los llamó: Círculo rojo. Bastante sugerente, por cierto. Basta con buscar los antecedentes de una denominación similar para darse cuenta de qué se trata.
Los que deberían alarmarse son quienes integran ese “ámbito de personas influyentes”, como los califica solemnemente Jaime Durán Barba, excedido en respeto para el gusto de quien escribe. Quedaron al desnudo. Ahora ya no pueden negar la existencia de su pseudologia ni las intenciones que los movilizan.
Al resto le cabe reflexionar sobre todo esto. Algo que debería haber hecho hace un tiempo.