miércoles, 19 de diciembre de 2012

TATO, TATO...


Los traficantes de basura mediática cayeron en la tentación de cantar victoria luego de que la medida cautelar más larga de nuestra historia judicial fuera “refinanciada” por la Sala I de la Cámara en lo Civil y Comercial. Y el Gobierno, atendiblemente ansioso, también, cuando el juez Horacio Alfonso confirmó la constitucionalidad de los artículos cuestionados de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA). Incluso “… muchísima actividad en las redes sociales reaparecieron para decirle chau a Clarín. Es comprensible, después de tanto apriete y victorias corporativas coyunturales…”, escribió Eduardo Aliverti.
Pero el Grupo dominante de multimedios, que se defiende como gato panza arriba, apeló el fallo; y la apelación, que era esperable de parte de quien no está dispuesto a perder negocios ni poder, ayer fue otorgada, dejando sin efecto la suspensión de la medida cautelar que lo protegía de la desinversión a la que lo obliga la ley y, consecuentemente, también el inicio del proceso de adecuación de oficio de su constelación de medios que el lunes había puesto en marcha el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca). ¡Y vamos por otra vuelta de rueda…! Aunque nada de esto era impensado, como tampoco que sea la Corte Suprema de Justicia la que finalmente deba escribir el último capítulo del culebrón.
El problema es cantar victoria antes de gloria. Hacerlo no habla de prudencia. En nuestra actual circunstancia histórica nos lo recuerda éste y varios otros casos judiciales que tienen al Estado nacional como parte, que, además, al problema le agregan el interrogante: ¿a qué le cantan victoria quienes la cantan?
Si contamos, en este último mes sumaron cuatro las buenas noticias para el país relacionadas con un mismo asunto: la obsesión de los fondos buitres por cobrar. Pero, en su afán por denostar e intentar debilitar al gobierno y a la figura presidencial a cualquier precio, los traficantes de basura mediática minimizaron los hechos restándole visibilidad y, por el contrario, previamente aprovecharon para horadar ante cada oportunidad desfavorable que apareció en el horizonte. Casi como un canto de victoria, como si fuera suya y aunque las consecuencias contra nuestro país pudiesen haber sido graves, injustas e impredecibles. Como podría haber sucedido, por ejemplo, si el fallo del juez Griesa prosperaba; fallo que empujaba a la Argentina a un default técnico, dado que le impediría cumplir con el pago a los tenedores de deuda que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010.
Pero esa actitud no fue exclusiva de los traficantes de basura mediática -y sicarios de la verdad-. Incluyó a adversarios políticos, que, como mínimo, siguen empecinadamente en pifiar el rumbo.
El radical Ernesto Sanz daba por descontada la no recuperación de la Fragata Libertad. Lo mismo su correligionaria santacruceña Elsa Álvarez, a quién el tema le sirvió para dar una involuntaria clase magistral de vocación por el ridículo (1). ¿Desesperación por ser protagonista de algo? ¿Esperanza que el país realmente perdiera la nave? Y desde las filas del PRO, basándose en la solidez e irreversibilidad del fallo de Griesa (¡¿…?!), se especulaba con la apertura del canje (prohibido por ley desde la apertura del último) y el pago a los hold outs (¿por qué llamarlos fondos buitre si son financistas?), renunciando a soberanía y dignidad.
Pero el destino quiso que se aguaran las fiestas, clandestinas por inconfesables. El Tribunal Internacional del Mar, con sede en Hamburgo, falló por unanimidad de sus 21 miembros a favor de la República Argentina con relación a su reclamo por la Fragata Libertad, e impuso el ultimátum del 22 de diciembre próximo para la liberación de la embarcación (2) que está retenida en el Puerto de Tema desde el 2 de octubre por disposición del juez ghanés Richard Adjei-Frimpong, quien ordenó su embargo respondiendo a los intereses del fondo buitre NML Capital.
Fue un duro golpe a la estrategia de Paul Singer, titular del fondo con sede en un paraíso fiscal. Duro como el que le asestó el lunes la Corte Suprema de Bélgica al levantar un embargo que había interpuesto sobre las cuentas diplomáticas de la Argentina. Tal vez más duro que inesperado -habiendo cifras millonarias en juego, un fallo en contra siempre resulta duro-, toda vez que la Argentina ya venía desarticulando diplomática y judicialmente casi 30 intentos de incautaciones de distinto tipo desde que los abanderados internacionales de la especulación (3) no aceptaron ingresar en el canje de deuda. Seguramente más inesperado para Singer fue que la mismísima Reserva Federal se ofuscara por el fallo de primera instancia del juez Thomas Griesa, que le era propicio. ¡Y ni hablar de la también reciente suspensión de dicho fallo por parte de la Cámara de Apelaciones de Nueva York!; algo que le permitió a la Argentina cancelar, en tiempo y forma, USD 3.520 mill. Pero esto último no tuvo repercusión.
Tato, Tato…, ¡Qué razón tenía! Resulta inevitable que todas estas cosas nos recuerden éste monólogo suyo:

¡Qué país! ¡Qué país! No me explico por qué nos despelotamos tanto... ¡si éramos multimillonarios! Ud. iba y tiraba un granito de maíz y… ¡paf!, le crecían diez hectáreas. Sembraba una semillita de trigo y… ¡ñácate!, una cosecha que había que tirar la mitad al río porque no teníamos dónde meterla. Compraba una vaquita, la dejaba sola en el medio del campo y al año se le formaba un harén de vacas... Créame, lo malo de esta fertilidad es que una vez, hace años, un hijo de puta sembró un almácigo de boludos ¡y la plaga no la pudimos parar ni con DDT! Aunque la verdad es que no me acuerdo si fue un hijo de puta que sembró un almácigo de boludos, o un boludo que sembró un almácigo de hijos de puta…
 
(1) Presentó un pedido de informes al Poder Ejecutivo, en el que preguntaba por qué se insistía con el argumento de que la Fragata Libertad es un buque de guerra inembargable, cuando nuestro propio país “lo inscribió como un buque de servicios (¡¿…?!), denominación que se ajusta más al sentido común, ya que la Fragata Libertad no tiene poder de fuego y sirve para instruir a los cadetes militares de la Marina”. En ese marco, cuestionó “el desconocimiento, la falta de previsión y de capacidad del Gobierno en este caso” (¡¿…?!)
(2) La Fragata Libertad parte hoy, de regreso al país. Se estima que arribará al puerto / Base Naval de Mar del Plata, el 9 de enero. 
(3) En las últimas semanas NML Capital está comprando bonos de deuda de Grecia, especulando con una probable cesación de pagos de ese país. La misma estrategia: comprar a precio vil y cobrar a valor nominal.

viernes, 14 de diciembre de 2012

DIEZ MINUTOS


Primero estupor, luego indignación. Y a la sazón, el repudio generalizado… Fue el orden de los estadios por los que transitó el humor social la noche del martes tras escuchar la sentencia que absolvió a la totalidad de los imputados en el juicio por el secuestro y desaparición de Marita Verón. Una sentencia que cambió de ropaje a la señora de los ojos vendados y la balanza en la mano, arrancándole la túnica y vistiéndola de prostituta.
Diez minutos demandó la lectura del veredicto; 10 minutos que aplastaron 10 años de búsqueda y lucha de la incansable Susana Trimarco, la madre de la víctima, y 10 meses de juicio; 10 minutos… Suficientes para recalentar los ánimos, llevándolos tan alto como las temperaturas a las que nos viene sometiendo el 2012 durante las últimas semanas; suficientes para colocar al Poder Judicial en el ojo de la tormenta que venía desatando por mérito propio; suficientes para caer en la cuenta, de una vez por todas, que con Justicia como ésta la condenada resulta ser la sociedad íntegra, excepto los poderes fácticos a los cuales con fallos así demuestra una vez más que suele servir o responder. Fallos como éste y como las cautelares que impiden desde hace tres años la plena aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA); o como las decenas de miles de cautelares que perpetuaban las distorsiones salariales en Prefectura y Gendarmería, permitiendo a jueces corruptos participar de un fabuloso negocio; o las maniobras de un Consejo de la Magistratura que violenta toda norma en la designación de jueces; o los 30 años de trabas y resistencias encubiertas a los juicios de lesa humanidad en Jujuy.
¿Justicia o justicia con minúscula?, como la denominó deliberadamente, indignado, el periodista y escritor Mempo Giardinelli en una nota visceral que escribió la misma noche en que las víctimas de la trata de personas con fines sexuales debieron sentirse más víctimas que nunca, se publicó al día siguiente y EL GUARDAFARO transcribe hoy en OTRAS VOCES.
Con mayúscula o con minúscula, este espacio la califica: gangrenosa. No septicémica porque no sería justo ni lógico meter a todos quienes integran la “gran familia judicial” en la misma bolsa. Sin embargo, igualmente resulta más que razonable y necesario meter al sistema judicial en la bolsa del “Vienen por todo”, que tanto pavor genera en algunos, y repensarlo.
El blog Los Caniches de Perón, nos refrescan la memoria: “La última dictadura (cívico-militar-eclesiástica) borró de un plumazo al 70 % del Poder Judicial entre Fiscales, Jueces, Camaristas y Supremos. Los que asumieron en sus lugares juraron sobre las actas del (autodenominado) Proceso de Reorganización Nacional y la corporación judicial jamás dijo nada de esto, todos avalaron el mamarracho jurídico que privó de justicia a todo el pueblo argentino”. Además, “el Gobierno de (Raúl) Alfonsín le dio valor constitucional a esta ilegitimidad judicial y de esa manera quedo legalizado el golpe a la Justicia. Hoy casi el 60% de los cargos de la corporación judicial están ocupados por estos doctores cómplices de la ilegalidad de los años del genocidio”. Guarismos sino exactos, aproximados y válidos.
La Presidente consignó: “Hay que democratizar el Poder Judicial”. Y los dos diarios contrarios al Gobierno defendieron la última trinchera de los poderes fácticos; su última trinchera. Cargaron contra Cristina Fernández de Kirchner interpretando que sus críticas forman parte de otro embate y de las presiones a los magistrados. Nada raro en los tiempos que corren, tiempos de disputas, fundamentalmente por la LSCA, en los que el desquiciado Grupo dominante de multimedios Clarín desde fines de septiembre sólo publica títulos principales negativos para el Gobierno Nacional.
A pesar de ello, la idea parece “haber prendido”. El tiempo dirá.

martes, 11 de diciembre de 2012

LA METÁFORA DEL DESTINO


Crédito= TELAM

Así como llegó, se fue. El 7D pasó y las puertas del cielo no se abrieron. Nada cambió…, por ahora… En esa materia, específicamente... Luego, la pulseada político-judicial-mediática por la aplicación plena de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) sigue tan vigente y firme como antes; y predominante por excelencia en el temario nacional, incluso a pesar de los fondos buitres, la fragata Libertad, la cumbre del Mercosur, varias otras causas judiciales de relevancia y demás.
Evidentemente el 7D demostró no ser tan improrrogable como lo consideró la Corte Suprema de Justicia cuando el Grupo Clarín le presentó, en el mes de noviembre, el pedido inadmisible (así lo calificó) de extender la medida cautelar que desde hace años lo protege del proceso de desinversión que le impone el artículo 161 de esa ley que quisiera que no exista. Aunque, al parecer, no tan inadmisible para los jueces de la Sala 1 de Cámara Federal de Apelaciones en lo Civil y Comercial -quienes, en sentido estricto, están comprendidos en las generales de la ley-, que desafió al máximo Tribunal de la Nación -¿desacato o luz verde?- prolongándola, obedeciendo a pie juntillas la voluntad de las corporaciones en vez de la del pueblo representado en el Congreso Nacional; algo que desde el Gobierno calificaron de absurdo, grosero y arbitrario, provocó primero un per saltum y hoy la presentación del Recurso Extraordinario ante la denegación del anterior. E incluso suena la intención de impulsar un jury de enjuiciamiento. Aunque las fichas deben ponerse donde deben estar: en la cuestión de fondo, que no es más ni menos que la constitucionalidad de los artículos 45 y 161.
Además de los embates redoblados del Gobierno, es imaginable lo que vino a partir de aquella decisión de la Cámara; decisión que coincidió en día con la nube tóxica que cubrió un sector de la Ciudad de Buenos Aires -¿metáfora del destino?-. Nadie economizó tinta ni saliva en opiniones y especulaciones -en disparates, tampoco-, que las hubo por doquier y en cualquier sentido.
Los acontecimientos demostraron a más de uno que “el contrincante es mucho más grande que lo que el voluntarismo suponía, porque es un oponente que no acaba ni comienza en El Grupo (Clarín)”, como escribió Eduardo Aliverti en su columna de la semana. “Lo expresado a través de El Grupo es una cultura protectora de los intereses económicos más conservadores que puedan hallarse en la sociedad”, opina -y este espacio coincide-. La cultura de los que se oponen al proyecto político que propone con hechos el kirchnerismo y al que la gran mayoría adhirió con votos en cantidad creciente. La cultura de los que no admiten que el Gobierno transforme y preferirían se limite sólo a administrar lo existente; y de ser posible, menos.
Visto desde ese lugar, la “refinanciación” de la cautelar trasciende al caso de marras. Es parte de esa puja a la que hizo referencia el ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni en su intervención durante las jornadas desarrolladas hacia finales de octubre pasado, con eje en los responsables civiles de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica, organizadas por la Comisión por la Reconstrucción de la Memoria de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA); la puja entre dos modelos de país: el mercantil-portuario contra un productivismo mediterráneo; federales contra unitarios; liberales contra un movimiento nacional y popular. Es decir, esta nueva decisión de la Cámara es un capítulo más de “la puja en que se resume nuestra historia”. Se inscribe en ella. Y, en este caso, forman parte de ella los “fierros judiciales” a los que hizo referencia la Presidente el domingo pasado. Ese tipo de “fierros” que remplaza al de los militares y convive con los mediáticos.
Que Cristina Fernández de Kirchner haya dicho que esos “fierros” existen, no es intolerancia ante la adversidad ni amenaza solapada. Es decir las cosas sin ambages. Existen. Los mediáticos los vemos a diario desde hace años; y los judiciales en varias oportunidades, son parte de esa Justicia gangrenosa que padece la Argentina. Y si estos últimos existen es porque el ex presidente Raúl Alfonsín pifió al ratificar en su cargo a todos los jueces nombrados durante la dictadura, en vez de declarar nulos los nombramientos.
Independientemente del baldazo de agua que enfrió el 7D, el domingo una multitud no se privó de celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos y los 29 años de democracia. Mal que les pese, la saga en cuestión no le quita alegría al pueblo.



martes, 4 de diciembre de 2012

TIEMPO DE DESCUENTO

La frontera a la que se refirió la semana pasada el intendente de Río Gallegos, Raúl Cantín, “la que debemos atravesar para vivir en un país más democrático”, según sus palabras, está ahí, al alcance de la mano. A sólo 3 días. Es la que hace unos meses trazó la Corte Suprema de Justicia poniéndole fin a la dilación con la que el desquiciado (1) Grupo dominante de multimedios Clarín venía evitando ajustarse a lo establecido por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) -valiéndose de la complicidad de esa parte de la Justicia gangrenosa a la que hicimos refererencia en alguna oportunidad-, ganando tiempo para que se declare inconstitucional parte del articulado, como intenta, y con ello continuar siendo dueño del discurso hegemónico, de un pingüe negocio (2) y del poder al que ambas cosas lo acostumbraron; poder que alguien comparó con el que antiguamente tuvieron las Fuerzas Armadas del país y la región, para condicionar gobiernos democráticos.
El 7D es una frontera que ha acaparado la atención en general debido a la pulseada político-judicial-mediática que tiene como protagonistas al Gobierno y al Grupo de presencia dominante en la prensa escrita, TV, cable y radio, desde donde sus periodistas se repiten de manera incansable con idénticas palabras y no siempre -en algunos asuntos cada vez menos- con la verdad; pulseada que viene de lejos, encrudeciendo con el tiempo y las sucesivas movidas de las respectivas fichas en el tablero; pulseada a cuyo servicio el Grupo ha puesto toda su influencia, su capacidad de lobby y su estructura; pulseada a la que, a su vez, el Gobierno no le ha escatimado fuerza para lograr que de una vez por todas se democratice la palabra y producir el cambio cultural que nos propone con la ley que sancionó por amplia mayoría el Poder Legislativo hace ya más de tres años.
Argentina tiene una ley de avanzada. Es un modelo para todo el continente y para otras regiones del mundo”, afirmó en su visita de octubre Frank La Rue, relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la Libertad de Opinión y de Expresión. Pero, al parecer, el desquiciado (1) Grupo dominante de multimedios Clarín no opina lo mismo.
A pesar de esa saga que domina la atención de quienes somos ciudadanos comunes, el 7D no es exclusivamente para Clarín ni será una fecha en el que todo cambie mágicamente. Otros conglomerados mediáticos también tendrán que adaptarse (3), por lo que al llegar la medianoche de ese día se corroborará cuántos de ellos presentaron un aceptable programa de adecuación a los topes de licencias que marca la normativa. Es decir, el 7D es un punto de partida. Muy importante, pero punto de partida al fin; y ya estamos metidos de cabeza en tiempo de descuento.
Ese punto de partida tampoco implicará “volver a la normalidad”. Es de prever que el Grupo Clarín no dejará de insistir -y habrá que ver si otros no se incorporarán a la resistencia-, como que tampoco lo hará en los escasos días que restan. El Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio César Alak, arriesgó que esta sería una semana de infamias, de las peores quizás. Que debía esperarse cualquier cosa del Grupo. Hasta el momento nada sucedió, pero la denuncia penal que presentaron la semana anterior contra periodistas y funcionarios nos demostró que la desesperación los puede conducir a hacer cualquier cosa y su prepotencia les impide hacer algo por moderar la primera. A no confiarse.
Mientras tanto, el kirchnerismo se apresta a recuperar la calle el próximo domingo para celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos, los 29 años de democracia y el primer año de la reasunción de Cristina Fernández de Kirchner. Y la primera gran derrota de Clarín, aunque no lo digan en voz alta.

‘(1) El mote de “desquiciado” es el que este espacio le asigna al Grupo de multimedios Clarín a partir de su denuncia penal contra periodistas por opinar distinto a su gusto.
‘(2) Cablevisión, a través de las 158 licencias de televisión por cable que hoy controla (debería desprenderse de 134), le aporta el 60% de los 6.700 mill de dólares anuales que factura el Grupo de multimedios Clarín
‘(3) De acuerdo a la LSCA deberán ponerse en venta más de 330 medios en la Argentina. Son licencias y frecuencias de radios AM y FM, canales de TV paga y abierta, y servicios de suscripción por abono, que actualmente pertenecen a 21 Grupos periodísticos y que deben encontrar un nuevo dueño.