viernes, 31 de agosto de 2012

MIRANDO LA LUNA

Infundió respeto, motivó creencias, despertó sentires, inspiró musas, suscitó curiosidad... Siempre. Desde que el ser humano forma parte del paisaje de este planeta.
Hasta provocó el desafío de alcanzarla..., y un 20 de julio de hace 43 años lo logró por primera vez. Quienes somos más historia que futuro podemos recordarlo… La humanidad ante el televisor, medio absorta medio incrédula, viendo las imágenes en blanco y negro que daban testimonio del hombre caminando en la luna.
Hoy, precisamente esta noche, el satélite natural de la Tierra le rendirá tributo al astronauta que aquel día de 1969 lo pisó: Neil Armstrong. Coincidiendo con la semana de su funeral. Falleció el sábado pasado, a los 82 años de edad.
Nosotros, a su vez, también podemos hacer lo propio observando el fenómeno. El cielo será escenario de la llamada "luna azul", nombre que se le da a la segunda luna llena de un mismo mes calendario; fenómeno que el astro nos brinda una vez cada dos años y medio. Y unas siete veces cada siglo, en dos ocasiones durante un mismo año.


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martes, 28 de agosto de 2012

TIRANDO AL BLANCO


Coincidencias temporal (de ocurrencia) y temática las del artículo “De terror”, de Luis Bruschtein, con el post anterior. Una nota a la que este espacio adhiere y de la que transcribe en “OTRAS VOCES” aquellos pasajes que considera más relevantes en función del enfoque que de momento se eligió para abordar el proceder de los medios de prensa dominantes del país; algo que no resulta ser un tema menor toda vez que la prensa en general hace a la información, a la comprensión de la realidad -histórica y actual, local e internacional-, a las construcciones política y cultural, al humor social... Y ocultar, mentir o distorsionar, atentan contra todo ello.
Bruschtein sobrevuela algunos de los temas instalados últimamente. Confirma con ejemplos que “disparan desde todos lados, por lo que sea”, como se dijo en “PRETENDIDOS MOISÉS”. Confirma con ejemplos que para esos medios la idea de la destrucción del enemigo está por encima de lograr “una nueva hegemonía político-cultural, capaz de asegurar por igual las transformaciones y la convivencia democrática”, como se dijo en “PULSEADA COMUNICACIONAL” que proponía Edgardo Mocca.
Podrían sumarse varios más a los repasados por el periodista, que olvidó o que pasó por alto para una exposición higiénica. Todos ejemplos de dardos con tinta envenenada, tirando al blanco. Pero hay uno en particular...: Vatayón Militante. No por la agrupación sino nuevamente por el tema de los presos. Presos también de la invisibilidad, dijimos oportunamente. Presos del submundo del delito intramuros que la prensa -y parte de la clase política también- sólo tiene en cuenta cuando la circunstancia suma a algunos de sus shows, para luego mandar a guardar libreto, vestuario y escenografía.
Este mes el Comité contra la Tortura de la Comisión Nacional por la Memoria entregó su Informe Anual, referido a las torturas en las cárceles de la provincia de Buenos Aires. Indica que durante el 2011 las muertes violentas en las cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) sumaron 129; y las denuncias por violaciones a los Derechos Humanos, 7089. Brutal. Tanto como el silencio sepulcral, generalizado, que envuelve al tema; sobre este Informe y acerca de los sucesos inmediatos.
¿Por qué? ¿Porque el gobernador es una de las esperanzas blancas para la prensa hegemónica que lo tironea, como se dice por ahí; alguien que ella quisiera que cerrara por derecha el capítulo kirchnerista?
Dice el primer párrafo de una nota, indignante por los hechos, del periodista Horacio Cecchi: “Un preso de la U46 de San Martín; otro de la U23 de Varela, y un tercero de la U9 de La Plata, fueron asesinados a facazos en lo que el SPB suele definir frente a periodistas, fiscales y jueces, bajo el irrelevante rubro de “muerte en riña”, que escamotea su responsabilidad de custodia. Las muertes ocurrieron el jueves 16, viernes 17 y sábado 18 de agosto, ocho, nueve y diez días después de que el gobernador Scioli recibiera por primera vez personalmente el Informe 2012, sobre torturas y violencia en cárceles y comisarías, de la Comisión Provincial por la Memoria, y se comprometiera a poner mano en el asunto. No está claro si es tiempo o disposición lo que falta.”
Increíblemente esto sucede durante un Gobierno que ha hecho de los Derechos Humanos su bandera. Tan increíble como que continúe demorado el tratamiento, en el Senado de la Nación, del proyecto de ley que prevé establecer un Sistema de Prevención de la Tortura; proyecto aprobado por unanimidad en Diputados. Tan increíble como que así estén dadas las cosas cuando en la provincia existen, según cifras del Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, cerca de 5000 casos con ciudadanos privados de su libertad en investigaciones basadas en testimonios y pruebas dudosas, que pueden ser asimiladas a la lógica del más resonante: Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años secuestrada y posteriormente asesinada. Una causa judicial basada en datos falsos, pruebas plantadas, testigos no identificados y el arresto de personas inocentes. “Un montaje que no tuvo otro propósito que el de encubrir, en los arrabales de ese crimen, los negocios de los uniformados con el hampa en la zona de Hurlingham y San Martín”, escribió algún arriesgado por ahí.
¿Y el escándalo mediático? Bien, gracias. No existe. Cierta prensa sólo está interesada en tirar a sus blancos.

viernes, 24 de agosto de 2012

PRETENDIDOS MOISÉS


Una de las conclusiones que surgen del último post es que el kirchnerismo afronta un desafío comunicacional de cara a la sociedad, porque desde la prensa dominante directamente lo combaten; y, de otros anteriores, que mantiene un déficit en la materia. A pesar de que últimamente viene ensayando nuevas estrategias.
Como prueba del verticalismo reinante, desde que Cristina Fernández de Kirchner está al frente del Poder Ejecutivo las comunicaciones oficiales pasan casi exclusivamente por la figura presidencial. Ni siquiera por la Secretaría de Prensa, acerca de cuya existencia seguramente unos cuantos se percataron recién en la puerta de este año, cuando la Presidente se tuvo que someter a una intervención quirúrgica.
Podrán decir que no se trata de verticalismo sino de estilo de conducción; un distintivo de estirpe, o de época. Sea como fuere, y más allá de la innegable elocuencia de la mandataria, no parece del todo acertado que el casi único recurso comunicacional consista en su discurso.
En determinados sectores el modelo de país que propone el Gobierno despierta la nostalgia por dichas perdidas; y los medios dominantes la avivan, acomodándola, transformando cada acto de gobierno, acertado o no tanto, en una buena ocasión para revolver el hato. Disparan desde todos lados, por lo que sea, y desatender esto suena más a imprudencia que de impertérritos.
Permanentemente ocultan, distorsionan o mienten. Acusan al kirchnerismo de querer dividir al país, aunque resulte ser a la inversa. Azuzan con sofismas e inflación retórica. Y dardos con tinta envenenada generan periódicamente libelos dedicados a blancos que, por alguna razón -fácil de dilucidar si se es un observador atento-, les resulta molestos.
A cada cosa “dan un tratamiento afín a los objetivos que persiguen o los intereses que defienden o a quienes protegen” (como ya se dijo este mismo mes en “SIMPLIFICACIONES TRAMPOSAS 2”), ensayando un nuevo género literario: el periodismo mágico, en el que trucan la realidad incorporándole elementos fantásticos. Y la nueva realidad así construida es paseada en la prensa escrita, radios y televisión por la pluma y la voz de pretendidos poseedores de las tablas de Moisés, camuflados de presunta neutralidad profesional; verdaderos traficantes de basura. Provocativo.
¡Esa prensa no sirve! Como no sirven la cómplice, la que calla ni la que adula; papeles que alguna vez asumió esa misma que hoy destila e incuba odios.
Hace más de un año escribíamos en este espacio: “El periodismo debe hacer autocrítica; revisar los manuales y reflexionar sobre sus prácticas. Lo mejor que podría suceder es que retome aquellas reglas claras en las que prevalecen los intereses del conjunto por sobre los individuales. Cuando lo haga podrá recuperar el papel de fiscalizador de los actos de gobierno, vital para la salud de cualquier democracia. De lo contrario, perdemos todos”. Y por estos días, ante la escalada de los desvergonzados embates, “una mención de Cristina Kirchner a la necesidad de una ley de ética periodística devolvió a la superficie el debate sobre deontología profesional”.
Con las mismas palabras comienza un recientemente publicado artículo del periodista Sebastián Lacunza, que se transcribe en “OTRAS VOCES”. Más que recomendable. También recientemente la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y de la Federación de Trabajadores de la Comunicación y la Cultura de la CTA (FETRACOM), pidieron la aprobación de un proyecto de ley que incorpora la “cláusula de conciencia” al Estatuto del Periodista Profesional; cláusula que establece que "los periodistas profesionales podrán negarse, motivadamente, a participar en la elaboración o propalación de informaciones contrarias a los principios éticos de la comunicación, sin que ello pueda suponer sanción o perjuicio alguno", siendo motivo para considerarse en situación de despido indirecto cuando “se produzca un cambio sustancial de orientación informativa o línea ideológica” o sin su consentimiento “se inserte o retire su firma o autoría o cuando se atribuyere la autoría de un trabajo propio a otro”.
Para escribir hace falta valor, y para tener valor hace falta tener valores. Sin valores, más vale callar”. ¡A cuántos les tendría que indicar Pascual Serrano (autor del apotegma) que deberían callar!

martes, 21 de agosto de 2012

PULSEADA COMUNICACIONAL


La lenta acumulación de fuerzas transformadoras, en su mayor parte invisibles, casi siempre impredecibles, tarde o temprano acaban convirtiendo una época en otra distinta”. Son conceptos que corresponden al historiador Paul Kennedy, quien, a su vez, asegura que “son muy pocos los contemporáneos que se dan cuenta de que han entrado en una nueva era”. Algo simple de entender en términos generales y no tanto de aceptar si no se habla sólo de gente común.
Si no queremos caer en ingenuidades debemos considerar que en algunos sectores de la Argentina de estos días prevalece la resistencia sobre el no darse cuenta. Por ejemplo, en “la hibridez opositora alrededor de quejas y denuncias que son tan convulsivas como intermitentes”, diría alguna vez Eduardo Aliverti; oposición que se encuentra mayoritariamente vacía de contenidos alternativos; oposición que no tiene reparos en resignar autonomía y subirse a una agenda mediática regida por intereses corporativos; oposición que ha caído en la trampa de atribuirle –o ha permitido atribuirle- un carácter binario (K-anti K) a la política argentina.
Bueno sería que esa oposición y la ciudadanía en su conjunto reflexione sobre la propuesta del politólogo Edgardo Mocca: “que los actores políticos que pretenden situarse de uno u otro lado de una gran línea divisoria no pierdan de vista la existencia de una comunidad política constitucionalmente establecida que nos incluye a todos. La idea de la destrucción del enemigo debe ser reemplazada por la institución política de una nueva hegemonía político-cultural, capaz de asegurar por igual las transformaciones y la convivencia democrática. /// Perfectamente se puede estar convencido de la justeza de un proyecto y de la legitimidad de una lucha y mantenerse constantemente abierto a los matices, a las contradicciones, a las zonas grises”. Algo que desde este espacio se ha pretendido transmitir de alguna manera. Algo que, también y lamentablemente, hoy por hoy parece lejano de alcanzar porque, entre otras cosas, hay quienes pretenden no dejar que se alcance; sobre todo aquellos que con el proyecto político en curso pierden poder y privilegios. Entre ellos, la corporación mediática, que es la que más se resiste al cambio, la mayor y más fuerte oposición que debe enfrentar el Gobierno por estos tiempos; una oposición tramposa, con capacidad y vocación de generar opinión a su provecho a cualquier precio. Esa oposición pone al kirchnerismo ante el desafío comunicacional de construir y sostener imaginarios acordes con la realidad, porque la pugna por el modelo de país para los argentinos se define precisamente en el imaginario colectivo.
El proyecto de transformación propuesto por el Gobierno, como cualquier proyecto político, debe revalidar título permanentemente. Pero ante los medios de comunicación dominantes, que se manejan de la forma en que se manejan, más aún.
Nos encontramos frente a la encrucijada de aplicar la legitimidad de la ley de servicios audiovisuales (Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual - LSCA) en el mediano plazo o asistir a una construcción de imaginarios que a través de los multimedios aun hegemónicos podría generar el retorno neoliberal en 2015 y dar marcha atrás en el crecimiento democrático en nuestro país”, sentenció en una nota publicada hace poco más de un año Héctor Thompson, titular de la cátedra Tecnologías en Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Plata. Para haber hablado del 2015 debe haber previsto el triunfo del Frente para la Victoria en las elecciones nacionales que vendrían poco después (octubre de 2011); triunfo que si bien ya se estimaba contundente -lo fue- no garantizaría -y no garantiza- continuidad a futuro, haciendo que su afirmación hoy se mantenga vigente.
La LSCA es parte de la pulseada que el Gobierno mantiene con los medios hegemónicos, pero, independientemente de ello, la pluralidad de voces y la diversidad de contenidos que representa esa norma resulta lo más equitativo. La LSCA es parte de ese desafío comunicacional que tiene el Gobierno, más allá del aporte que ella pueda hacer a su continuidad.

martes, 14 de agosto de 2012

PASADO REMANENTE


Los privados de su libertad son múltiplemente presos.
Independientemente de la condena judicial, que se supone merecida y justa, en primer lugar son presos del pensamiento estigmatizador. En otros momentos históricos lo fueron los pueblos originarios, los inmigrantes de principios del siglo XX, los “cabecitas negras” y los “subversivos”; y hoy, sensación de inseguridad mediante, instalada por la agenda mediática, comparten ese desdoro adicional en el imaginario colectivo con los inmigrantes de los países latinoamericanos y los jóvenes de los barrios carenciados.
En segundo lugar, son presos de la invisibilidad. Aunque sean reales, como consecuencia de ese pensamiento estigmatizador, integran el conjunto de “invisibles” de nuestra sociedad. Una forma de ser parte del conjunto de ”excluidos” que la Argentina también tiene -con el proyecto político en curso se supone que cada vez menos, pero los tiene-.
Estigmatizados, invisibles, excluidos, quedan presos de la indiferencia. Y la indiferencia hace del presidiario un preso del submundo del delito intramuros asociado a las fuerzas de seguridad. En tal sentido, la diputada Mariel Calchaquí, escribió un artículo tan interesante como escalofriante, cuyos pasajes más sustanciosos y específicos este espacio transcribe en OTRAS VOCES. Imperdible por algunas denuncias. Imperdible para entender el título de este post.
Nadie puede pretender que quien ha incurrido en delito no pague por su culpa. Pero tampoco nadie puede pretender que a quien ha delinquido, o que se presume que ha delinquido, se lo someta a condiciones infrahumanas, se le nieguen derechos elementales, se lo confine a usinas de odio y resentimiento y/o se lo prive de la posibilidad de rencauzarse.
Sin embargo, “ningún preso tiene la vida garantizada”. No son palabras cualquiera ni de cualquiera. Lo afirmó el Procurador Penitenciario de la Nación, Francisco Mugnolo; y agregó: “Desde la procuración tenemos registrados más de 360 casos de tortura y ninguna condena judicial. Es necesario hacer un esfuerzo institucional para crear el Mecanismo”, refiriéndose al Mecanismo Nacional Antitortura cuyo tratamiento en plenario de comisiones, en el Congreso de la Nación, quedó recientemente trunco debido a la falta de quórum; algo verdaderamente sorprendente, que, comparado con la nota de Mariel Calchaquí, marca la gran diferencia de compromiso con el tema que existe incluso entre los políticos. Lamentable.
Hace unas horas Roberto Cipriano, director del Comité contra la Tortura de la Comisión Nacional por la Memoria, y Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, entre otros, entregaron su Informe Anual 2012, referido a las torturas en las cárceles de la provincia de Buenos Aires. Un anticipo del mismo por parte de la diputada nacional Victoria Donda, reveló que: “al menos 235 víctimas denunciaron golpizas, asfixia por submarino, puntazos, cortes, golpes y uso de picana eléctrica; 196 de ellos fueron aislados alguna vez por más 24 horas en pequeñas celdas, sin agua caliente, y de esos, 85 pasaron en promedio por traslados a once cárceles distintas, soportando hacinamiento, falta de agua y colchones, mala alimentación y ausencia de sanitarios”. Y aclara que el infierno penitenciario no es exclusividad de la provincia de Buenos Aires. Se repite en todo el país. Aberrante.
Esperemos que se haga público, se tome conciencia del cambio necesario. Y que se trabaje seria y comprometidamente en él.

viernes, 10 de agosto de 2012

SIMPLIFICACIONES TRAMPOSAS 2


Concluíamos el post anterior diciendo que “cualquier programa de rehabilitación y reinserción social para los presos que se ponga en práctica será insuficiente si no conlleva la adecuación del sistema penitenciario; incluida la depuración de sus filas y la reducación de los agentes, tanto a nivel nacional como provinciales. Incluso haciendo extensivas éstas últimas a las policías”. Algo que nadie desconoce totalmente, pero que quienes deben decirlo no lo ponen debidamente en blanco sobre negro; una cuestión acerca de la que todos sabemos que algo debe hacerse -o mínimamente los sentimos así-, pero que quienes deben obrar, porque están habilitados a ello, no proceden, o hacen tibiamente sin convicción o sin el coraje necesario.
El listado de referencias a las condiciones infrahumanas a las que se somete a los presos y el tratamiento que reciben en penitenciarías y comisarías en todo el territorio podría hacerse tan extenso que asombraría al más indiferente. Pero si para ejemplificar las simplificaciones de la prensa interesada en provocar malhumor social este espacio decía que para muestra basta un botón, esta vez vale igual: luego de la investigación a la que dio lugar una denuncia que databa de la época en que Jorge Omar Sobisch comenzó su segundo mandato consecutivo en la gobernación y bastante antes que su policía matara al maestro Carlos Fuentealba en la ruta, en el año 2010 un total de 27 agentes de la unidad penitenciaria U11 de la provincia del Neuquén fueron llevados a juicio oral. Sólo 2 recibieron condena efectiva de no más de 4 años, en fallo dividido porque dos de los tres jueces del tribunal consideraron que la aplicación de picana no es tortura ¡¿…?!. A Cristian Ibazeta, su testimonio clave y sus otras siete denuncias que estaban en trámite / archivadas, no le resultaron gratuitas; este año, la noche del 21 de mayo, cuando faltaban sólo 30 días para su régimen de salidas transitorias, en “una pelea con internos” (sic) recibió 24 puntazos en su celda individual, cerrada con llave. Murió tres días después.
De este caso la prensa habló poco y nada.
Actualmente los Derechos Humanos atraviesan transversalmente a una inmensa mayoría de nuestra sociedad, independientemente de la ideología de cada uno. Sin embargo el tema de las cárceles no ha tomado estado público suficiente -o deseable- para concientizar a la población del cambio institucional (en ese ámbito) que necesita el país. Para interiorizarse correctamente hay que recurrir a caminos alternativos. Los medios de información que gozan de una posición dominante sólo informan los casos que trascienden cuando el escándalo es inocultable y, como es su costumbre, les dan un tratamiento afín a los objetivos que persiguen o los intereses que defienden o a quienes protegen. Simplificaciones tramposas, nuevamente. Ayer cómplices, directos y por omisión, del terrorismo de Estado; hoy predicadores de la mano dura para quienes los Derechos Humanos de los privados de la  libertad no existen.
A esos medios de comunicación tampoco se los encontrará ahondando en la ventaja (necesidad) de crear las condiciones socioeconómicas necesarias que coadyuven a la máxima disminución posible de los actos delictivos; o bajo qué circunstancias los adolescentes que hoy delinquen optaron por ese camino. Sólo estigmatizan a los últimos.
EL GUARDAFARO plantea los siguientes interrogantes y propone estas respuestas: ¿Mejora de condiciones socioeconómicas para bajar la tasa de delitos? Sí, es una forma de prevención. Por mucho que les pese a algunos, aunque falte, ese camino se viene recorriendo desde el 2003. Y a quienes pretenden negarlo, que recuerden en qué estado se encontraba el país por ese entonces. ¿Rehabilitación sí o rehabilitación no, para los presos? Sí, reduce la probabilidad de reincidencia posterior. El cómo es un tema de especialistas. Y los casos excepcionales, un capítulo aparte. ¿Mejorar el sistema carcelario, personal incluido? Si, para que los penales no sean usinas de odio y resentimiento ni se transformen en Universidades del delito y los programas de rehabilitación no naufraguen. Siempre el ser humano por delante de todo.
La semana entrante, cuando la Comisión Nacional por la Memoria entregue al gobernador y aspirante a precandidato presidencial para el 2015, Daniel Scioli, el Informe Anual referido a las torturas en las cárceles de la provincia de Buenos Aires, podrá dimensionarse lo dicho aquí. Para ese distrito, por lo menos.

¿Y los medios dominantes de comunicación? Recordarles entre otras cosas a los paladines de la libertad de expresión que ésta va de la mano del derecho a la información de los ciudadanos.

miércoles, 8 de agosto de 2012

SIMPLIFICACIONES TRAMPOSAS


La comprensión del otro es, en el discurso de los medios, siempre y necesariamente simplificadora”, escribía Lucía Caruncho para un matutino en octubre del año pasado. Lástima la intencionalidad de determinadas simplificaciones que atentan contra la función básica de informar y la posterior discusión de los hechos, si se quiere y/o el tema lo requiere. Simplificaciones interesadas en provocar malhumor social; incluso en impedir algunos cambios socioculturales saludables.
Para muestra basta un botón, dicen. Una, de las últimas semanas: los presos. Ejemplo inscripto en el show de la inseguridad, que desde hace un par de años se constituyó en una de las herramientas favoritas de la corporación mediática dominante para la horadación; inseguridad que hacen aparecer y desaparecer a gusto. O si se quiere, más o menos como hace poco lo dijo Eduardo Aliverti: un subibaja que responde al grado de ebullición de la temática política propiamente dicha.
Es que la inseguridad genera miedo. Y el miedo es un disciplinante social, además de debilitar el tejido social. Instalar la sensación de inseguridad en el imaginario colectivo es funcional a los intereses de los enemigos del Gobierno.
Haber encontrado al recientemente condenado Eduardo Vázquez, ex baterista del grupo Callejeros, participando de un acto cultural (dicen), dio el pie. El alboroto no se hizo esperar.
La complejidad del sistema carcelario en sí mismo, y todo lo relacionado con él, requiere de análisis profundos por parte de especialistas en distintas disciplinas que den lugar a un debate serio y concienzudo. No es intención de este espacio opinar acerca del “permiso” o “salida controlada” de la discordia; de ese/a ni de otro/a u otros/as. Lo que tiene para decir es que apoya la implementación de programas de rehabilitación y reinserción social para quienes están privados de la libertad por haber delinquido. De hecho celebra, por ejemplo, la sanción, hace exactamente un año, de la ley impulsada por los diputados Adriana Puiggrós y Ricardo Gil Lavedra, disponiendo que todas las personas detenidas en cárceles que no hayan concluido los niveles educativos obligatorios deben recibir educación primaria o secundaria, según sus necesidades, y, además, que tendrán derecho a realizar estudios terciarios y universitarios.
Si bien el ejemplo dado es puntual no debería escapar a la inteligencia de nadie que habrá otras posibilidades, alternativas y/o complementarias, que viabilicen la búsqueda. Tampoco que ninguno de esos programas llevará el sello de infalible. Pero no brindarle las condiciones que permitan su rehabilitación y reinserción es pensar al presidiario en términos de “malo”, estigmatizarlo, excluirlo definitivamente, empujarlo a continuar por la misma senda que lo condujo a la cárcel cuando recupere su libertad; y con ello la inseguridad se asegura perpetuidad. En este mismo sentido, el Lic. en Comunicación Social, docente de Filosofía Política Moderna, Roberto Samar, sostiene: “Desde la primera infancia consumimos a través de las industrias de entretenimiento discursos que van estructurando una sociedad bipolar, esencialmente constituida por buenos y malos…, pensamiento funcional a modelos basados en el castigo y la exclusión, que pone al “otro” en el lugar del “malo”… Pensar al otro como “malo” no le permite la posibilidad de cambio”.
Al hablar de complejidad del ámbito carcelario, finalmente tampoco debería escapar a la inteligencia de nadie que cualquier programa con esta finalidad que se ponga en práctica será insuficiente si no conlleva la adecuación del sistema penitenciario; incluida la depuración y la reducación de sus agentes, tanto a nivel nacional como provinciales. Incluso haciendo extensivas éstas últimas a las policías. Una tarea titánica que no admite ligerezas. Por el contrario, demanda compromiso y seriedad para ser abordada, cernida y llevada adelante como corresponde.

viernes, 3 de agosto de 2012

PARA PENSAR EN AGOSTO

En ese rincón que he llamado “PARA PENSAR…”, desde el que convoco a meditar -sin la presión del tiempo- acerca de los temas que en él deposito, generalmente de manera aleatoria, como salpicaduras, hoy, después de varios meses de ausencia, a propósito del  pago de los bonos Boden 2012, he incluido uno nuevo para el mes de agosto