viernes, 29 de junio de 2012

GANANCIAS QUE SON PÉRDIDA

DANIEL PAZ & RUDY - Página 12 (29/jun/2012)
Otro tiro que le salió por la culata. Como paro nacional, fue un fracaso; y como movilización, pobre. El miércoles 27 funcionó todo, o casi. Y haber sumado entre todos mucha (¡pero mucha, eh!) menos gente que la cantidad de afiliados al gremio que comanda -es decir, a su caudal propio-, lo dice todo.
Desde la misma central obrera que lidera y pretende seguir liderando faltó adhesión, algo que Hugo Moyano buscó sumar desde un principio. Quedó demostrado que son pocos los que acompañan su política personalista y de poco diálogo -política llamativa de alguien que califica a la Presidente de soberbia-. Incluso desde algún sindicato le endilgan haber roto la unidad sindical que reclama.
Lo importante ahora es hacer “una lectura completa de lo que pasó esta última semana como para no equivocarse en los diagnósticos y hacer los análisis que correspondan”, como sugirió el Diputado Agustín Rossi.
Si con un paro se busca la forma de causar el mayor daño posible, como sucedió durante la semana previa, usándolo como elemento de presión en medio de una negociación salarial con la patronal con exigencias que exceden la misma y son resorte del Gobierno, lo que se está haciendo es extorsionar. Si como titular del gremio arregla inmediatamente muy por debajo del piso del cual aseguró que no accedería, cuando el Gobierno reaccionó rápido y a fondo, sin ambages, demostrándole que él no juega, lo que se está haciendo es poner en evidencia ese espíritu extorsivo. Si al levantar el paro inicial cuando queda al descubierto se convoca a uno nacional con la bandera de las exigencias que excedían a la negociación salarial, y a la vez se busca la adhesión de otros sindicatos y sectores, lo que se está haciendo es poner en evidencia que el móvil no es gremial. Eso hizo Hugo Moyano. Por eso el postPIEDRA LIBRE” terminó con la frase “No se trata de un juego, pero... ¡piedra libre, Moyano!”.
Mirando hacia atrás, detrás de la puja económica de Hugo Moyano con el Gobierno se camufla el rencor por los puestos no logrados en el armado de las Listas con las que el Frente para la Victoria se presentó en las elecciones de octubre 2011. Mirando hacia adelante, detrás de la puja económica con el Gobierno se enmascara una disputa política -¿o varias?-. A primera vista, la más cercana y visible, relativa a quién ha de conducir al movimiento obrero durante los próximos años.
Hacer paro no es destituyente, dependiendo de la intencionalidad. Tener ambiciones políticas tampoco es destituyente, dependiendo de cómo se canalizan. Y hacer política tampoco es destituyente, dependiendo de cómo, en qué circunstancias y junto a quienes.
Hoy, decir que Hugo Moyano es la punta de lanza de la batalla desestabilizadora que impulsan algunos sectores junto con las grandes empresas mediáticas, transformando atendibles reivindicaciones en armas de combate para debilitar al gobierno, no parece desacertado. Alguno podrá dudar que quiera serlo, pero que resulta siéndolo es innegable. En los últimos meses todos sus movimientos van en ese sentido: desafiar al Gobierno desde la casa de uno de los peores enemigos de éste, acusar al Gobierno -¡precisamente a éste!- de pretender quedarse con el dinero de los trabajadores, lanzar golpes bajos a la Presidente y al ex Presidente Néstor Kirchner, compartir escenario y foto con los representantes políticos y no políticos de la derecha más rancia y de esa izquierda del no sé de qué se trata pero me opongo... Y el “vamos por ellos” que lanzó ante las cámaras su brazo derecho en el sindicato, Pablo Moyano, su hijo, lamentable… Quizás por todo eso varios gremios se sumaron al reclamo pero pocos lo acompañaron en la movilización.
Hugo Moyano no se olvidó de nada para destruir los puentes con el Gobierno. Además de su aislamiento mostró cuán deteriorada esta su capacidad política. No sucede lo mismo con su capacidad de daño, que lo convierte en un elemento logístico interesante para quien en un futuro se proponga enfrentar en las urnas al kirchnerismo. Por eso habrá que ver qué dispuesto está el Gobierno a tenderle él algún puente, abrir canales de negociación.

Eso sí, abundó el oportunismo político: 31 proyectos para la modificación del Impuesto a las Ganancias. Una oposición siempre alerta a cualquier oportunidad que la rescate de esa condición de Nada que la mantiene atrapada.

martes, 26 de junio de 2012

SIMILITUDES Y DIFERENCIAS

Hace casi exactamente tres años Manuel Zelaya fue desplazado de la presidencia de Honduras. El viernes pasado le tocó a Fernando Lugo, de Paraguay. Los sectores influyentes de la sociedad se los querían sacar de encima, tanto a uno como a otro.
Zelaya, un terrateniente y conservador que asumió la presidencia por el Partido Liberal y giró a la izquierda. Algo que no le perdonaron. Sus pecados en lo político: el acercamiento a Venezuela, su apoyo enfático a que Cuba regresara a la Organización de los Estados Americanos (OEA) y su posición crítica hacia los EEUU; y en lo comercial: haber reorientado el comercio exterior a través de nuevos acuerdos, alejándose del tratado de libre comercio que proponía el ALCA -aquel al que Sudamérica le firmó la sentencia de muerte en Mar del Plata, en noviembre de 2005-.
Lugo, un ex obispo católico que interrumpió 60 años de continuidad del Partido Colorado en el gobierno, sin estructura sólida propia y aliado a quienes finalmente lo traicionaron: el Partido Blanco. Liberales, ellos. Quizás deba leerse que una de las mayores molestias que estaba causando la gestión es la reforma agraria que implementó a medias con la intención de hacer de su país una tierra más justa(1); un avance sobre el latifundio consolidado durante el gobierno dictatorial de Alfredo Stroessner, donde el 2,6% de los propietarios de las tierras concentra el 85,5% de las mismas.
Aunque el detonante del derrocamiento de Zelaya fue haber apartado del cargo al Jefe Militar por hacer desaparecer la documentación del plebiscito no vinculante que abriría la puerta -así se preveía- a una futura reelección del mandatario, el golpe no fue una típica asonada militar. La Corte Suprema, el Congreso, la Iglesia, el empresariado y los medios de comunicación se confabularon con uniformados para truncar su mandato; un golpe algo perfeccionado y pretendidamente maquillado.
Si se quiere, con Lugo intentaron algo más refinado. No hubo en el medio ninguna cuestión con algún militar capacitado profesionalmente en la Escuela de las Américas(2). El desencadenante: una masacre de campesinos y fuerzas de seguridad que, sospechosamente, se pretende instalar como un “enfrentamiento” atado a la inverosímil condición de “guerrilleros” de los primeros. Con esa excusa se orquestó una parodia de juicio político que duró sólo unas horas, calificado como “juicio express” por la opinión pública internacional, preparado en sólo un par de días con argumentos tan ambiguos como refutables, sin pruebas, final anunciado y sin posibilidad de defensa. “Lo defenestraron en un trámite acelerado sin decoro ni respeto –así fuera ritual– por el derecho de defensa, una ostentación salvaje de impunidad y alevosía antirrepublicana”, se escribió por ahí.
En ambos casos, golpe destituyente.
La primera gran diferencia fue la salida de los mandatarios tras los hechos. A Fernando Lugo la comunicaron la decisión del Congreso, aceptó (“para evitar un derramamiento de sangre”, explicaría luego), dirigió un mensaje impecable al pueblo y se marchó. Con Manuel Zelaya, en cambio, los militares ingresaron violentamente a su residencia y lo sacaron en pijamas y a punta de pistola para luego subirlo al avión que lo deportaría a Nicaragua.
Otra gran diferencia la constituye la reacción de los ciudadanos. En Honduras hubo resistencia popular a las autoridades de facto. Las manifestaciones callejeras y los cortes de calles y rutas se multiplicaron; y la represión también(3). En cambio, en nuestro país vecino, “luego de dos días de convulsión política, Asunción (ciudad Capital) despertó cobijada por una normalidad sorpresiva. Acaso no hay rastro alguno que indique que aquí ha sucedido un golpe de Estado”, escribió desde allí Lorena Soler, socióloga del Conicet. Quizás sea sólo inacción inicial.
La que sí reaccionó fue la comunidad internacional. Excepto Canadá, España y Alemania, hasta el momento ningún gobierno reconoció al írrito impuesto en Paraguay. ¡Y el Vaticano también…! ¿Qué decir del Vaticano…? La Iglesia y los medios de comunicación paraguayos, en esta oportunidad, tampoco fueron ajenos a los sucesos. La primera mandó un emisario a ver a Lugo para pedirle su renuncia un día antes de ser derrocado. Los segundos, mucho más concentrados que en cualquier otro país del continente(4), luego de 48 horas de transmisión en vivo retomaron su programación habitual; y a la televisión pública, de apenas seis meses de vida, donde se manifiestan abiertamente quienes se resisten a los flamantes interventores y su prohibición de emitir protestas, le cortaron la fibra óptica. Puede verse únicamente en el exterior, por Internet.
En Argentina el repudio al quiebre del estado democrático fue generalizado. Igual que en todos los países de América del Sur, los cuales no reconocieron a sus nuevas autoridades y retiraron embajadores. Los más firmes hablaron de expulsión de Paraguay del Mercosur y de la Unasur. Incluso Venezuela prometió no proveerle más petróleo. Los más tibios: Chile y Colombia.
Cuando el golpe de Honduras, la ONU y la OEA repudiaron por unanimidad lo sucedido y, adicionalmente, la OEA sancionó al país apartándolo del organismo. Pero Manuel Zelaya pudo volver a su país recién dos años después, cuando ya se habían celebrado tan nuevas como dudosas elecciones. En Paraguay, el compañero de fórmula de Lugo, ahora pretendidamente Presidente, Federico Franco, prometió respetar la fecha de elecciones previstas para el próximo mes de abril. No vaya a suceder lo de Porfirio Lobo en Honduras.
Las medidas y cursos de acción que se decidan en la Cumbre del Mercosur, a celebrarse a partir del jueves, en Mendoza, deberían poder leerse como la unión de América Latina para defender la corriente progresista instalada en la región e impedir el retroceso del reloj político a los años 80. No ha de perderse de vista la situación que por estos días vive Bolivia. ¿Pura coincidencia?



(1) Paraguay es considerado uno de los 10 países más desiguales del planeta.
(2) Lugar donde se adiestró y entrenó en métodos de tortura, asesinato y represión a miles de represores de toda Latinoamérica. Desde 1946 a 1984 funcionó en Panamá. Allí se graduaron más de 60.000 militares y policías de hasta 23 países de América Latina, algunos de ellos de especial relevancia por sus crímenes contra la humanidad.
(3) Reporteros sin Fronteras denuncia que 23 periodistas y 70 abogados fueron asesinados.
(4) El 95% de los medios corresponden a 4 operadores.

viernes, 22 de junio de 2012

PIEDRA LIBRE

No se trata de un juego, pero juega. Y nada menos que con la paz social de los argentinos; poniendo en riesgo lo alcanzado, que no es poco, aunque todavía reste mucho por hacer y corregir para lograr la tan soñada e históricamente postergada equidad que promete en su definición la justicia social.
El día que celebrábamos el bicentenario de la creación de la bandera nos despertamos con la noticia que el gremio de camioneros del Reino Unido reconoció la actitud colonialista de su país y reclamaba diálogo con la Argentina por el tema Malvinas, mientras que aquí sus pares comenzaban con el operativo desabastecimiento en contra de sus propios hermanos. Paradoja de un mundo complicado.
Contradicción de quien en el 2008 movilizó sus huestes contra el desabastecimiento que se proponía el lock out de la patronal del campo. Tan contradictorio como que, pretendiendo continuar conservando la representatividad de los trabajadores, hoy comparta mesa con quien fue la cara visible del sector que reúne a la cuarta parte de los trabajadores en negro del país (1) y encabeza el triste ranking del trabajo esclavo; en ambos casos, precisamente el campo. Tan contradictorio como andar pavoneando catálogo de amenazas por los programas televisivos que otrora lo veían como era y no rubio de ojos celestes como desde que decidió cruzar la calle y sumarse al pelotón que apunta al corazón del humor y la tranquilidad de sus compatriotas.
Quienes no son camioneros también son trabajadores, pero eso pareciera no importarle. Por lo anterior y por el uso abusivo de su capacidad de daño, tomando una medida de fuerza tan extrema como extemporánea -en medio de una negociación paritaria, lo que le resta todo viso de legitimidad- a sabiendas de que provocaría la interrupción de servicios básicos. Y por no molestarse en tener el tino de no amenazar con otros nubarrones a futuro, blancos sensibles bien identificados.
En realidad, nada pareciera importarle. El (su) fin justifica los medios, aunque se lleve puesta la convivencia democrática. Lo denota su actitud pendenciera, tanto en hechos como en palabras.
Osó asimilar al actual Gobierno con la dictadura militar por recurrir a lo que dictan las leyes… ¿Olvidó lo que fue esa época, o desde debajo de la cama no se veía? ¿Olvidó desde qué fondos venimos, las 185 mil fuentes de trabajo cerradas y los 8 mill de desocupados, y que por eso mínimamente hay que defender lo logrado? ¿O es que este hombre rudo y enérgico se cree en un Far West criollo donde las leyes no cuentan?
¿Se creerá el León Vilarín (2) argentino? Sus compañeros en las sombras, contentísimos…
Actuar en nombre y a favor de los trabajadores, es hoy una vil excusa de la que se vale. El chupetín que no le compraron oportunamente en el kiosco de los cargos, su capricho insatisfecho; el verdadero motivo del rencor que lo mueve. Y en su escala de valores todo vale para saciar su antojo camuflado de reclamo. Usa a los trabajadores disfrazando de gremial una lucha política personal.
Por ahora el tiro le salió por la culata, quedó al descubierto y tuvo que poner reversa.
No se trata de un juego, pero... ¡piedra libre, Moyano!

(1) El campo reúne al 10% de los trabajadores del país y registra un 80% de trabajo en negro. A nivel nacional, los trabajadores en negro totalizan el 32% de la fuerza activa; ergo, el 25% corresponde al sector agropecuario.
(2) León Vilarín, líder de los camioneros chilenos que produjeron el desabastecimiento allí durante 1972/1973, preludio de la caída del presidente Salvador Allende con el golpe militar de Augusto Pinochet en el marco del Plan Cóndor.

viernes, 15 de junio de 2012

DE LIBROS Y ESCRITORES

“… yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social … Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar fácilmente su hambre con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansias de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros? … Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dotoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras cubiertas de nieve, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!” Tenía frio y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y el corazón … Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: “Cultura”. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.
Los pasajes anteriores corresponden a la alocución que Federico García Lorca pronunció en oportunidad de inaugurarse la biblioteca de Fuente Vaqueros, Granada, cinco años antes que fuera fusilado (1936) y enterrado en una fosa común, anónima, por reconocerse sin tapujos republicano y homosexual; y dos antes de su paso por la Argentina. Palabras en sintonía con las de Domingo Faustino Sarmiento: “Los libros son los pilares de la libertad de los pueblos”, y seguramente con las de muchos otros que coincidieron y coincidimos con el Premio Nobel de Literatura (1929), Thomas Mann, en cuanto a que los libros son para las mentes “lo que el vivificante sol y la refrescadora lluvia primaveral son para las semillas”; aunque éste lo sostuviera específicamente en referencia a los jóvenes.
Suele decirse que un libro abierto es un cerebro que habla. De hecho, Ricardo I° de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León, sostuvo: “Los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre”; algo diametralmente opuesto a lo de aquel ministro que ni siquiera se sonrojó al endilgarle -públicamente y ante cámaras- al exceso de pensamiento la responsabilidad de las desaparición forzada de jóvenes durante la última dictadura cívico-militar que padecimos y para la que trabajó. “Me parece coherente que renieguen de la palabra quienes cultivan el monólogo con sus propias sombras y laberintos sin fin; pero la palabra tiene sentido para quienes queremos celebrar y compartir la certidumbre de que la condición humana no es una cloaca”, es una de las reflexiones de Eduardo Galeano, de pensar sereno y pluma punzante, que encajaría perfectamente como respuesta a lo anterior. Sea como fuere, con relación a las palabras de aquel poeta que fue rey, si de libertad se trata, “… cuando abrimos un libro, descubrimos que tenemos alas”, expresó ocho siglos después la actriz angloamericana Helen Hayes.

Haroldo  Conti

En todo este discurrir a través del hilván de pensamientos de todas las épocas hechos palabra subyace la figura del escritor, razón de existir de ese vaso comunicante con el lector: el libro; aquel sobre quien Haroldo Conti (periodista y escritor desparecido el 5 de mayo de 1976) brindó su opinión en una entrevista que le hiciera Juan Carlos Martin Real para la revista Crisis, publicada durante 1974, y de la que EL GUARDAFARO ha seleccionado los siguientes párrafos: “En la Argentina el escritor o bien es un lujo de la burguesía o bien un desterrado político, dentro de una sociedad que, en el fondo, todavía comparte el espíritu del Larousse de comienzos de siglo que para ejemplificar la palabra famélico utilizaba justamente la figura del escritor. /// Los primeros sirven y se sirven del sistema en aparente oposición a él, apuntan al éxito (un podrido valor burgués) por encima de cualquier cosa y a menudo terminan en París o Barcelona, dentro de esa pequeña aristocracia de las letras por la que se chiflan los Edwards y los Donoso. Y conste que no me refiero a Cortázar, a quien respeto. /// En nuestro país, ese insaciable afán de notoriedad ha terminado por convertir a algunos de nosotros en celebridades del espectáculo más que en escritores y del mismo modo que la gente está acostumbrada a oír que nueve de cada diez estrellas usan jabón Lux de tocador, hoy está obligada a creer que el escritor es una especie de "Mister Exito" porque la prestigiosa autora Fulanita de Tal transporta su genialidad en el nuevo Fiat 128 o se soba su arrugado pellejo con la crema humectante "Large bird". /// A los otros, los que no sirven ni se sirven se los condena al silencio, o a las revistas literarias, que es casi lo mismo porque aparecen y desaparecen con tanta velocidad que uno, a lo sumo, es nada más que eso: un aparecido”.
Las palabras de Conti nos recuerdan que no ha de perderse de vista el valor del contenido que aloja el continente libro. Ya en el siglo XIX el filósofo español Jaime Balmes consideraba que “la lectura es como el alimento: el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de lo que se digiere”. Y es muy cierto.


Jorge Luis Borges

El Decreto Nº 1038 declaró oficialmente como "Fiesta del Libro" al 15 de junio, un día como hoy, a partir de 1924. Expresión que fue cambiada por Día del Libro en 1941. Mientras que, como todos los años, coincidiendo con el natalicio de Leopoldo Lugones (1874-1938), el 13 de junio se celebró el Día del Escritor.  
El 14 de junio se conmemoró el 26º aniversario del fallecimiento de Jorge Luis Borges. En OTRAS VOCES encontrarán “J.L.B.”, un homenaje de la música a quien fuera propuesto Premio Nobel de Literatura en varias oportunidades.

martes, 12 de junio de 2012

LUCES DE ALARMA

Si en el último post mencionamos que el 7 de junio pasado también fue un día de reivindicaciones para el periodismo, y no profundizamos en ellas, se debe a que aquella vez en este espacio priorizamos el carácter festivo de ese día. Pero no vaya a creerse que festejar el Día del Periodista implica ignorar o minimizar la crisis que atraviesa la actividad, global y localmente.
Cuando hablamos de un día de reivindicaciones, nos ubicamos en el plano “del aquí”. En nuestra realidad actual, que no es exagerado decir que enciende varias luces de alarma.
Resulta tan notable como lamentable que las empresas periodísticas, desoyendo fallos judiciales en su contra, no restituyan en sus puestos a trabajadores indebidamente despedidos, impidan su organización sindical, no cumplan con lo establecido en los Convenios Colectivos de Trabajo que rigen la actividad ni respeten las paritarias. Resulta notable pero para nada extraño viniendo de empresas que se resisten a cumplir con lo legislado en materia audiovisual o que, por su condición monopólica en el mercado del papel, tienen prácticamente en un puño al resto de los medios de la prensa escrita. Y ni hablar de las formas en que accedieron a ese último estadio de preeminencia -y otros-, sin ética ni pudor.
Prepotencia natural en ellas, a la que nadie antes se atrevió a poner freno. Y hoy, pese a que los aires políticos han cambiado y las condiciones les son más desfavorables a los factores de poder acostumbrados a hacer lo  que se les viene en gana, quienes tendrían que poner semáforo rojo a la prepotencia hacia los trabajadores de prensa, las organizaciones sindicales, actúan cuando menos con tibieza. ¿Será que también está en crisis la representatividad real de esas organizaciones? Probablemente sí, porque la comunidad de periodistas no escapó al parteagua que significó desde su asunción el kirchnerismo.
En tal sentido, resultan irrefutables estas líneas escritas recientemente por Eduardo Aliverti: “(desde que) el kirchnerismo decidió enfrentarse a la última vaca institucionalmente sagrada: los grandes medios de prensa ... cada programa periodístico, cada portada de diario, cada copete de cada título, cada columna, cada entrevistado, cada boletín informativo, se rige por el lugar de batalla política que escoge cada protagonista mediático. Vale para los dueños y para los periodistas individualmente considerados”.
Que los periodistas se posicionen políticamente no está mal, porque en ese sentido este momento obliga a cada uno a desnudarse. Aunque eso moleste a los amantes de los grises. Lo malo es cuando se cree en -y se ejerce- el vale todo; cuando se recurre a la deshonestidad en las prácticas periodísticas, sean cual fueren sus manifestaciones, para sí y/o para sus amos. Y es lo que de un tiempo a esta parte viene sucediendo, enrareciendo el ambiente y, por sobre todas las cosas, envileciendo la profesión.
El ambiente que se percibe últimamente, enrarecido por ciertos sectores reaccionarios, enemigos de la convivencia democrática que a falta de capacidad para dirimir diferencias a través del debate de ideas recurren a la violencia –es decir, los sin argumento-, también hizo su aporte para que el Día del Periodista tuviera un rasgo diferente: el rechazo a las agresiones verbales y físicas que se han sucedido en varias oportunidades durante las dos últimas semanas, sufridas por trabajadores de prensa; rechazo que fue moneda corriente en los actos que se hicieron y los comunicados que emitieron los sectores políticos y gremiales y otras organizaciones.
Esos ataques al libre ejercicio de la profesión estuvieron frescos en la memoria durante la celebración. Tan frescos que también hubo una pequeña movilización en repudio.
No todo fue festejo en el Día del Periodista; y no vendría mal que el periodismo preste atención a todas las señales de alerta que se vienen encendiendo puertas adentro.

viernes, 8 de junio de 2012

UN 7 DE JUNIO MÁS

Mezcla rara la de este 7 de junio, Día del Periodista.
Lo que en cada año es -o debiera ser- un día de celebración para todos los trabajadores de prensa, ayer sumó otras características. Fue también un día de reivindicaciones, en el sentido literal de la palabra. Y cuando la palabra reivindicaciones se mezcla con periodismo, sólo una imagen es posible que se nos represente: Rodolfo Walsh. Emblemático. Por ello, en su honor, para le fecha EL GUARDAFARO transcribe una autobiografía suya, extraída del libro “Periodistas desaparecidos”, editado por la Unión Trabajadores de Prensa de Buenos Aires - UTPBA:

Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme: pensaba que no me serviría, por ejemplo, para ser presidente de la República. Mucho después descubrí que podía pronunciarse como dos yambos aliterados, y eso me gustó.
Nací en Choele-Choel, que quiere decir "corazón de palo". Me ha sido reprochado por varias mujeres.
Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años decidí ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi hermano. Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y tuve muchos oficios. El más espectacular: limpiador de ventanas; el más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba.
Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones mestizos de Río Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero sabía bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje físico sigue pareciéndome casi mitológico. Hablaba con los caballos. Uno lo mató, en 1947, y otro nos dejó como única herencia. Este se llamaba "Mar Negro", y marcaba dieciséis segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero esta ya era zona de la desgracia, provincia de Buenos Aires.
Tengo una hermana monja y dos hijas laicas.
Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo, la pobreza. En su implacable resistencia resultó más valerosa, y durable, que mi padre. El mayor disgusto que le causo es no haber terminado mi profesorado en letras.
Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas alusivas a maestros y celadores de sexto grado. Cuando a los diecisiete años dejé el Nacional y entré en una oficina, la inspiración seguía viva, pero había perfeccionado el método: ahora armaba sigilosos acrósticos.
La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota de Rilke: Si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir. Mi noviazgo con una muchacha que escribía incomparablemente mejor que yo me redujo a silencio durante cinco años. Mi primer libro fueron tres novelas cortas en el género policial, del que hoy abomino. Lo hice en un mes, sin pensar en la literatura, aunque sí en la diversión y el dinero. Me callé durante cuatro años más, porque no me consideraba a la altura de nadie. “Operación masacre” cambió mi vida. Haciéndola, comprendí que, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior. Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso. Volví, completé un nuevo silencio de seis años.
En 1964 decidí que de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero no veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aun ahora hay momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces.
En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una cuota generosa de tiempo. Soy lento, he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración de un texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez.

Rodolfo Walsh - Periodista y escritor. Fue desaparecido el 25 de marzo de 1977

martes, 5 de junio de 2012

EN CÓDIGO VERDE

“Asistimos a un doble chantaje: el de los operadores del “mercado” y, sobre todo, la presión de las corporaciones periodísticas opositoras”, escribió recientemente Eduardo Aliverti -coincido-, refiriéndose al tema que, desde fines de mayo, resulta predominante, sobre todo en el microclima de la clase media y media-alta de Buenos Aires: el dólar estadounidense. El oficial y el bautizado blue.
Blue, aquel mercado en el que se mueven aquellos que no pueden o no quieren justificar los fondos con los que transan. Blue, aquel dólar que la hipocresía no desaprueba a pesar de su condición ilegal; hipocresía porque quienes agitan fantasmas, lo instalan en la tapa de los diarios ¡¿…?!, y lo comercializan son quienes se “indignan” con la falta de seguridad y de justicia, la corrupción, la pobreza, etc., etc. Blue, aquel cuyo precio creció al compás de cierta histeria generada en algunos (los ingenuos, los distraídos y los ignorantes) por el graznido de los cuervos pro-devaluación que, aprovechando esa cultura de la sociedad de pensar en código verde, apuestan a torcer el brazo de un Gobierno que no se somete y les recorta privilegios. Cultura que es memoria histórica: “el Rodrigazo”, que hizo estragos apenas comenzado el año 1975; “El que apuesta al dólar pierde”, la frase de Lorenzo Sigaut, ya en 1981, previo a la fuerte devaluación; el Plan Bonex de Erman González, el canje compulsivo de los depósitos por títulos públicos "Bonex 89" implementado el 28 de diciembre (Día del Inocente) de1989; “Quien depositó dólares recibirá dólares”, de Eduardo Duhalde, cuando ya la paciencia había estallado con el “corralito” del gobierno de Fernando De la Rua y todo había volado por el aire… Yantas veces perdió la gente... Y la memoria histórica, alimentada por los medios, disparó la alarma cuando la AFIP abruptamente decidió impedir la compra de la moneda extranjera, sin importar monto ni capacidad patrimonial del comprador.
Y “los muchachos” tratando de forzar una atmósfera que favorezca a sus intereses… Buscan la revancha al intento frustrado de provocar una corrida cambiaria en noviembre pasado.
En esta ocasión la situación es distinta. Alejandro Rofman, economista, miembro del Plan Fénix, es claro al defender la medida. El Gobierno “ha establecido medidas preventivas ante la eventualidad de futuros desastres económico-financieros internacionales y ha avanzado en fortalecer nuestra posición en el stock y el flujo hacia el Banco Central de las divisas que no producimos … Evitar que se malgasten los dólares en actos ilícitos o en erogaciones superfluas nos está garantizando nuestra capacidad de supervivencia”, explica. Al igual que otros que lo complementan, un argumento perfectamente atendible por todo aquel que adhiere al modelo de desarrollo económico-social en construcción, algo que no impide la crítica hacia la política comunicacional del Gobierno -deficiente en varios frentes, en contraposición a todos sus aciertos- y cierta incontinencia verbal que tanto resta.
No es conveniente subestimar la capacidad de los medios concentrados, los sectores financiero y de exportación y la patronal del campo. Esta última viene marchando nuevamente. Todo un capítulo aparte.
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Y si de pensar en código verde se trata, ¿qué fecha más propicia que ésta…? Obviamente desde otro lugar… Desde 1973, por Resolución N° 2994 (15/dic/1972) de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, con miras a hacer más profunda la conciencia universal de la necesidad de proteger y mejorar el medio ambiente. Pero en verdad, si miramos en rededor, llegamos a la conclusión que poco se ha hecho y se hace al respecto. Ni por corregir ni por prevenir. Mayoritariamente más declamaciones que acciones concretas y efectivas. Y la tierra sufre y resiste como puede; sus criaturas también. Lamentable.
Me pregunto cómo pretender respeto del hombre hacia la atmósfera, el suelo, los ríos y mares y los animales, cuando es incapaz de respetar a sus semejantes. Incluso respetarse a sí mismo. Se ve a diario.
En OTRAS VOCES encontrarán “Sólo una voz”, un poema de Juan Grau. Denuncia al hombre, homenaje a una nueva conciencia.