viernes, 27 de abril de 2012

22, 29 y 30 DE ABRIL

El 22 de abril se celebró el Día Mundial de la Tierra; fecha instaurada en 1970; fecha que va cobrando cada vez más relevancia en el mundo entero. En 1990 más de 200 millones de personas en 141 países participaron en celebraciones en sus comunidades, procurando despertar conciencia.
La tierra sufre -y resiste como puede- constantes agresiones que erosionan cada vez más la vida, producto de la irresponsabilidad de los seres humanos que la habitamos. El efecto invernadero, la destrucción de la capa de ozono, la tala de bosques y la contaminación de suelos y agua son escalofriantes muestras de los riesgos que amenazan el medio ambiente, consecuencia de nuestra conducta.
En “Antes del fin”, Ernesto Sabato escribió: “Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado... Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos“.
El 29 de abril se celebra el Día del Animal, coincidiendo con la fecha del fallecimiento del Dr. Ignacio Albarracín, cofundador de la Sociedad Argentina Protectora de Animales (1879) y propulsor de Ley Nº 2786 de Protección de Animales, promulgada en 1891. Evidentemente, un ser de una esencia diametralmente opuesta a la de quienes desde antaño organizan y/o asisten a corridas de toros, riñas de gallos o peleas de perros -y gozan y usufructúan de y con ellas-; diametralmente opuesta a la de quienes organizan, protagonizan y/o asisten a matanzas de ballenas, delfines y/o focas, en algunos casos un rito que perdura en sociedades “no primitivas” en los que los jóvenes demuestran socialmente “su valentía”; diametralmente opuesta a la de quienes jactanciosamente exhiben cabezas embalsamadas de las “piezas” cazadas, o a la de todos aquellos que suscriben al matar por matar. Por placer, vanidad o codicia; placer, pieles o marfil. Y la comparación no finaliza en los gozosos con la muerte sino que incluye también al maltrato en cualquiera de sus formas.
En esta oportunidad en OTRAS VOCES encontrarán el sentir de Marina Gavial; un sentir de quienes se ubican del lado contrario a los enunciados; un canto en homenaje a los compañeros de existencia. Allí mismo, seguidamente, la letra de la canción "Carta de un león a otro", de Chico Novarro, que elegí para la ocasión.
En “La Resistencia”, Ernesto Sabato escribió: “Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa”. El gran desafío es forjar y mantener una sociedad más respetuosa y sostenible. ¿Utopía? “Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”, contestaría el mismo escritor.
Las menciones a Sabato no son casuales. El 30 de abril se conmemora el primer aniversario de su fallecimiento. Autor de las novelas “El túnel” (1948), “Sobre héroes y tumbas” (1961) y “Abaddón, el exterminador” (1974), escribió numerosos ensayos de profundo contenido intelectual.
En 1983 fue elegido Presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP); comisión que tuvo a cargo investigar y publicar un informe sobre los crímenes de Estado cometidos por la dictadura, entre 1976 y 1983.
Un resumen de la investigación fue publicado en el año 1984: “Nunca Más; informe de la Comisión Nacional sobre la desaparición de personas” (Eudeba, 1984), conocido mundialmente como Informe Sabato, del que tuvo a su cargo la realización del prólogo. Parte del mismo dice: "...Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el período que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MAS en nuestra patria se repetirán los hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado..."

viernes, 20 de abril de 2012

Y PÉGUELE FUERTE

El antiquísimo jingle de la petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), que sirve de título a este post, pareciera haber inspirado a la Presidente Cristina Fernández de Kirchner. El lunes pasado envió al Congreso de la Nación -al Senado, para ser preciso- el Proyecto de Ley que declara de interés público nacional el logro de autoabastecimiento de hidrocarburos, así como su explotación, industrialización, transporte y comercialización; y que, adicionalmente, entre los puntos principales de su articulado, establece una serie de principios para la política hidrocarburífera por venir y la recuperación del  control de la empresa en cuestión vía expropiación de acciones.
Un golpe con el que el Gobierno evidencia una vez más que está decidido a cambiar la correlación de fuerzas; un golpe mortal a una parte significativa del negocio global de la empresa Repsol, que no es casual ni caprichoso. Golpe que provocó una polvareda fenomenal en todos los ámbitos, aquí y en el exterior.
Como recurso natural escaso, no renovable, del que la humanidad se convirtió en dependiente, el petróleo resulta estratégico para las Naciones que por gracia de la naturaleza lo poseen. Tan estratégico como por similares motivos lo son la tierra, el gas, los minerales y, en un futuro cercano -tan cercano que ya casi es hoy-, el agua.
Bien entendido, petróleo debiera ser sinónimo de desarrollo; y el desarrollo, también bien entendido, debiera ir asociado al bienestar de los pueblos. Sería lo ideal. Pero el petróleo ha demostrado ser tan apto como fuente de energía -entre sus usos más valorados- como para despertar miserias humanas.
Al “aceite de roca”, para los griegos, en el origen de su denominación, hoy algunos lo llaman “oro negro”; otros, quizás menos mercantilistas y seguro más afectos a Natura, “sangre de la tierra”. Paradójicamente a este último sentir, para muchos pueblos el petróleo ha significado y continúa significando sometimiento, sangre y muerte. Repsol, de la mano de su CEO, Antonio Brufau Niubó, aquí no ha llegado a ese extremo, pero sí a la expoliación y la depredación.
Oportunamente YPF fue una presa más en la fuente que, quienes trozaron al Estado Nacional, colocaron sobre la mesa del festín neoliberal. Repsol, invitado al convite, se la sirvió para sí; y se dejó llevar por un apetito excesivo y desordenado sin comprender que actualmente en la Argentina se respira un ambiente libre de libre mercado absoluto. Repsol se manejó como si su gula no fuera a provocarle consecuencias. Hasta que éstas llegaron; y hoy alza la voz y amenaza.
Para quien haya estado observando la actitud y el desempeño de esa compañía, incorrectamente presentada como española, la expropiación de YPF resulta natural, esperable y hasta necesaria. Ni causal ni caprichosa; menos que menos merecedora de los calificativos que usaron los ibéricos. Por eso la polvareda que levantó en ciertos medios de prensa locales el Proyecto de Ley y su anuncio previo, es desmedida.
El “qué” y su “por qué” resultan perfectamente claros, excepto para quienes no quieren verlos y para quienes quieren que no se vean. Resta el “cómo”.
Como todo cambio, el efecto de la medida tendrá que ver en cómo se lo administra y organiza. La habilidad con que el Gobierno se maneje determinará los resultados, tanto en el efecto sobre el desarrollo industrial, económico y social de nuestro país como en la percepción de los inversionistas para acompañar al Estado en la nueva etapa. De hecho, en este último sentido, ya pareciera haber posiciones favorables tomadas.
Seguramente que al General Enrique Mosconi, pionero en la organización de la exploración y explotación del petróleo argentino e ideólogo y primer director de YPF, en donde esté, en principio se lo encontrará orgulloso, satisfecho y sonriente.

martes, 10 de abril de 2012

CELEBREMOS, VIENEN MARCHANDO

Es notorio que para determinados sectores de la sociedad el enemigo es “el modelo”. Ese modelo que le devuelve al Estado el rol que le fuera despojado; ese modelo que, ahora en etapa de sintonía fina, como lo definió la Presidente, va revelándose pérdida de privilegios; ese modelo de Nación que Cristina Fernández va conformando con el aval popular, en beneficio del país y del conjunto, aunque no guste a quienes vislumbran en el poniente sus gracias.
Pero si hay alguien al que disgusta en demasía el curso de los acontecimientos ese alguien son las corporaciones mediáticas dominantes, que poco después del revés de las elecciones de octubre de 2011 volvieron a la carga para desgastar al Gobierno. Con esfuerzos redoblados y voltaje político desestabilizador, excediendo el terreno periodístico, colonizando facultades que no le competen y tirando a la basura los manuales de la profesión.
En defensa de sus propios intereses anejo su condición de portavoz y/o representantes de otras corporaciones -pero principalmente lo primero-, no escatiman “operaciones” de prensa en las que priman los intereses privados por sobre la labor periodística y el interés común. Hasta el absurdo; absurdo que es insulto a la inteligencia de lectores, oyentes y teleaudiencia.
Es que el tiempo los apremia. Ese “Vienen por todo” que esgrimen ante la sociedad, en realidad, puertas adentro, se traduce en “Vienen por los civiles; vienen por los instigadores, encubridores y cómplices de la última dictadura cívico-militar”. La cuerda amenaza con caer sobre el propio cuello.
Sustentando sus expectativas en cierta pereza intelectual que lamentablemente todavía existe, parecieran estar buscando el aval social que otrora terminó generando infaustas experiencias. Para salvar su pellejo. La estrategia consiste, por un lado, en desacreditar permanentemente todo lo que rodea a la Presidente; y por el otro, en generar enfrentamientos entre las filas del partido gobernante, buscando rupturas. Esas son las dos grandes líneas de acción que han puesto en práctica con la intención de infundir miedo, desconfianza y sospecha. Sembrar huevos de serpiente. Remake de antiguos oscuros tiempos.
La evolución de los juicios los desvela tanto como la continuidad del rumbo y la inserción de la juventud en la vida institucional. Si se supone que la continuidad de los juicios depende de la del rumbo y, para este Gobierno, la juventud es heredera y guardiana de esa última continuidad, no resulta extraño que en este auge de deshonestidad periodística de la que somos testigo la juventud se haya convertido en blanco de descalificaciones, estigmatización y demonización. Moneda corriente por estos tiempos; tanto como en el pasado.
En este punto resulta oportuno detenernos una vez más en las palabras de José Ingenieros. Él advierte que los jóvenes deberán luchar contra “bastardeados apetitos”, “desafiando el recrudecer de las resistencias inmorales que apuntalan el pasado”. Nada más actual a pesar del siglo que media entre su obra y el ahora.
Lucía Carluncho, que cuenta con una Maestría (Flacso) en Ciencias Políticas y Sociología, explicaba: “El cambio es institucional pero también y fundamentalmente sociocultural”. Una o dos generaciones diezmadas en una supuesta guerra bajo el falso paraguas de la teoría de los dos demonios, y parte de otra sacrificada en una tan real como vergonzante, son más que suficiente. Entonces…, que la historia no se repita. No toquen a los jóvenes. Contrariamente a ello, celebremos que vienen marchando.

martes, 3 de abril de 2012

DESDE AQUEL ABRIL, MALVINAS

Abril, indefectiblemente, trae a la memoria la cuestión Malvinas. Por dos razones: el histórico reclamo argentino y la guerra infame de dos gobiernos que se caían a pedazos.
Latrocinio de ambos lados. En un caso, por anacrónico colonialismo ahora recrudecido mediante la militarización inglesa del Atlántico Sur con motivo de la intensificación del reclamo argentino ante la comunidad internacional para discutir la soberanía de las islas; colonialismo en el que Gran Bretaña insiste, seguramente, por qué no, tanto por la significación geopolítica de las islas como por la magnitud de los recursos naturales en juego. Y de este lado, por utilización fraudulenta de una causa cara al espíritu de la mayoría de los argentinos, que terminó cobrándose la vida de casi 650 compatriotas entre el hundimiento del crucero A.R.A. General Belgrano y los combates en las islas; más de 1000 si se cuentan las víctimas de la posterior violencia silenciosa que significó la indiferencia, el silencio y el olvido.
En tanto celebro que todos podamos conocer la intimidad de lo ocurrido durante la guerra, por la reciente decisión presidencial de desclasificar el Informe Rattenbach, y acuno la esperanza de que la Justicia demorada finalmente llegue, previo fallo de la Corte Suprema que revierta el del Tribunal de Casación, reciban mis respetos los mal llamados chicos de la guerra; todos esos héroes. Vivos, muertos y suicidados.
En el rincón “PARA PENSAR…”, encontrarán algo para meditar durante este mes de abril, también acerca de Malvinas. Y, en “OTRAS VOCES”, la letra "Las armas", de Vicentico, que elegí para la ocasión.